La comisión encargada de diseñar la ley, se ha defendido, aduciendo que en el futuro sería posible hacerle mejoras y reconocen las deficiencias del diseño, lo que en si mismo es un desastre para la intención ciudadana de regionalizar, permitiendo que los sectores interesados en no regionalizar, puedan seguir posponiendo todo lo posible y tener una excusa seria y sustentable para no apoyar la intención y todos contentos; “la Izquierda y la derecha unida jamás serán vencidas”.
Por Andrés Gillmore
16 de junio de 2017
La semana pasada la cámara de diputados tal como se esperaba y sin sorpresa en quienes hemos seguido el tema, no aprobaron la ley que hubiese permitido la elección de Gobernadores Regionales. La votación dejó claro que los partidos de la Nueva Mayoría están a favor y los de Vamos Chile en contra. Todos argumentaron que las votaciones representaban los intereses generales del país. La votación no reflejó los intereses generales del país y si los intereses creados de los partidos políticos y sus insaciables ansias de poder, haciendo todo lo posible para no perder las regalías adquiridas en todos estos años.
Me explico: para los partidos de la Nueva Mayoría el único interés que tienen en la elección de los Gobernadores Regionales, se reduce a la posibilidad de ganar más cargos políticos y aumentar las cuotas de poder en regiones, ante la posible llegada de un gobierno de Sebastián Piñera. Los partidos de Chile Vamos, votaron en contra del proyecto, porque no ven con buenos ojos que un posible gobierno de su coalición, tenga que lidiar con Gobernadores que no son de su ideología y se transformen en huesos duros de roer para la Moneda, con complicaciones a la hora de administrar las regiones; sobre todo si pensamos que en las grandes ciudades como Puerto Montt, Concepción, Santiago, Valparaíso y Antofagasta, los Gobernadores podrían tener más votación que el mismo Presidente de la República. Nunca se puso sobre la mesa los intereses generales del país y de las regiones para decidir y no se votó bajo la premisa que Chile necesita empezar cuanto antes el proceso de regionalización.
La ley que se diseñó para elegir democráticamente los Gobernadores Regionales esta dentro de un contexto estratégico de diseño, con crasos errores y puestos de ex profeso en la redacción de la ley, para que posteriormente los parlamentarios tengan razones de peso para no aprobarlas y safar de la gran contradicción con la explicación que la ley esta mal diseñada. El diseño presentado de por si demuestra que esto solo puede tener esa explicación, porque nadie con dos dedos de frente, podría permitir que en regiones gobiernen dos gobiernos regionales paralelos. El intendente seguiría siendo el representante del gobierno de turno y el Gobernador elegido por el voto popular representando a los ciudadanos. El intendente contaría con la financiación, los seremis y el staff de gobierno para hacer su papel de acuerdo con los intereses de la Moneda. Mientras que el Gobernador Regional, no contará con el financiamiento necesario y contará con poco poder decisorio y sin ninguna herramienta, transformándose en una ilusión de lo que pudo ser y no en lo que debería ser.
La comisión encargada de diseñar la ley, se ha defendido, aduciendo que en el futuro sería posible hacerle mejoras y reconocen las deficiencias del diseño, lo que en si mismo es un desastre para la intención ciudadana de regionalizar, permitiendo que los sectores interesados en no regionalizar, puedan seguir posponiendo todo lo posible y tener una excusa seria y sustentable para no apoyar la intención y todos contentos; “la Izquierda y la derecha unida jamás serán vencidas”.
Hace un tiempo era totalmente contrario a que la ley fuera implementada con el actual diseño y la razón era muy simple, al entender la necesidad historica de tener gobernadores electos por voto popular, es un anhelo histórico de años en regiones y la ciudadanía esta muy ilusionada con la posibilidad y que una vez elegidos, tendrian mucha presión y pocas herramientas para cumplir con los anhelos regionales, creando serias divergencias internas difíciles de solucionar y choques de poder que pueden encender los ánimos, cuando la expectativa es tan grande y tantas las necesidades. Pero viendo la forma en cómo se maneja el Congreso y por lo que acabo de exponer; si las regiones tienen que esperar que el congreso piensen en las regiones, ese día puede ser nunca o muy lejano y como dice el refrán, más vale un pájaro en la mano que cien volando y este año era la gran oportunidad de haber iniciado el proceso de regionalización, con falencias puede ser y reconocidas por todos, pero sin vuelta atrás, doblandole la mano a los cientos de políticos que discursan de una manera y en la práctica hacen otra.
Los parlamentarios en general, con las lógicas excepciones, han perdido la vergüenza y poco les importa lo que la ciudadanía piense de ellos y están dedicados a cuidar sus intereses, sin dudarlo aprobaron que los actuales Intendentes y Cores no puedan presentarse como candidatos a Gobernador, pero aprobaron con mucha desfachatez, que los actuales senadores y diputados en ejercicio pudiesen hacerlo. Cuando el sentido común dice, que lo que debe hacerse si queremos renovación, descentralización, regionalización y proyectarnos al futuro sustentablemente, es impedir la postulación de los actuales Intendentes, senadores y diputados y que solo pudieran postularse ciudadanos con cinco años de residencia en las regiones donde pretenden, tal como ocurre con las disposiciones para ser candidato a diputado, renovando y ampliando la representación regional con un sentido propio de regionalización, con proyección de futuro y sin falsos caracteres.
Cuando se ha debatido el tema de la regionalización y se diseñó la ley, solo se ha tocado el tema político administrativo y se dejó de lado la descentralización fiscal y la notificación tributaria, para que las regiones puedan acceder a ingresos desde sus propias arcas y desde sus mismos territorios. Este tema no se ha debatido como corresponde y es el verdadero problema que enfrenta una regionalización exitosa y toca los puntos sensibles de lo que se reconoce como el estado unitario que reina en Chile por medio del exacerbado presidencialismo.
Por los intereses generales del país, se han cometidos muchos excesos, desvirtuado estrategias y se ha robado mucho en las últimas décadas de las arcas del Estado y se han dejado de implementar estrategias de desarrollo, que podrían haberse transformado en alternativas sustentables; pero como siempre sucede, los intereses creados y los poderes fácticos inmiscuidos en el mundo político que deshacen a voluntad, hacen que el estancamiento muchas veces se presente como insuperable, para una ciudadanía que no sabe qué hacer, para erradicar las malas prácticas del Congreso y superar “ el subdesarrollo exitoso de Chile”.