06 - noviembre - 2024

Malhechor Jorge Burgos ¿Cuándo bajas a Carolina Goic?

Por Jorge del Carmen Ripper

Vivimos la política de lo obvio. Vivimos la época del Pospoder. Todo allí está en vías de convertirse en obsoleto, a quedar fuera de juego. Todos lo saben pero se hacen los distraídos. Por ejemplo, el malhechor de Carolina Goic se llama Jorge Burgos. El paquetón de Burgos arrastró a la linda de  Carolina Goic a un terrible callejón sin salida. Esto es obvio. Pero entre políticos se mantiene en silencio. No se dice ni por un celular. Sospechan que los teléfonos puedan estar intervenidos. Es gobernar desde el miedo, desde la amenaza. Desde un supuesto poder silencioso. Pospoder. No digas lo que es obvio: no les digas que están en vía de disolución. No lo digas pues ellos se enojan, se irritan, como un malcriado niño hijo único. Hacen pataletas.

Pero todos lo saben.

¿Cuándo se baja Goic?

Y lo peor:

¿Cómo se baja la señora Goic?

El paquetón Burgos siempre se creyó un tremendo estratega.

Se lo dijo su mamá cuando era chico: eres un estratega, Jorgito.

El se la creyó.

Pero en la realidad Jorgito es un paquetón.

Para dirigir una campaña electoral, no basta con poner cara amurallada. Eso puede funcionar en su casa, o funciona a veces cuando uno es ministro del Interior, y tiene cierta información privilegiada que atemoriza.

Tampoco basta con colocar en línea a tres o cuatro palitroques, tres o cuatro personajes de segunda o tercera línea, sin pathos, sin fuerza y sin valor en sí.

El problema central de un estilo político  campañero existoso es algo de lo que Jorge Burgos carece: comunicación de la emoción y del pensamiento, el símbolo creador  y la rapidez perceptiva, la habilidad rítmica, la plasticidad.

Jorge Burgos no tiene ninguna victoria en su carrera política. Es un mediocre.

Y así, la señora Carolina Goic, frente a todo el país que la mira con pena, se encuentra  en un callejón negro.

En realidad, Carolina Goic nunca fue competitiva.

Eso lo dijimos y eso es lo que ha ocurrido. Está en el 2 %.

Triste por la señora Carolina Goic.

Triste pues ella no tiene ningún control de su partido, a pesar que ella es la presidenta del PDC.

La manipularon y ella se dejó que la manipularan.

El discurso  público de Goic es una mierda.

No  vale nada. ¿Por qué? Porque son frases despolitizadas, desconectadas, blancas que quedan en disputas marginales. Expresa una idea bastardizada de la real política.

Lo único que la señora Goic hace es decir esto y aquello.

La DC ya no vale. Así no se vale. Sin real política, para disputar un supuesto «centro».

La señora Goic está atrapada por los macucos de Jorge Burgos, Mariana Alywin, Gutenberg Martínez, y otros insignificantes.

Están  derrotados. Esto es obvio. Decirlo, en cambio, es mala leche. Así pueden seguir jugando su juego temible del Pospoder. Hacer como que significan algo. El Pospoder.

Están peor que antes de esta operación burda.

Quedarán como otros que se arrancaron por la derecha.

Serán insignificantes.

Están en el barranco.

Qué lata.

Eso lo dijimos hace rato.

Pero Carolina Goic, además de inocua, es sorda.

No escucha lo que todos los políticos serios ya saben: está en el suelo.

Pobre señora.

¿Qué necesidad tenía de meterse en el juego del Pospoder?

 

 

 

 

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