Hoy están desencajados en el comando del imputado candidato Piñera después del extraño debate en televisión de Chile Vamos. Lo que varios del comando querían evitar, se ha producido: el candidato Piñera ha salido en el debate con rostro desencajado, cuando la audiencia televisiva era la más alta de la noche. Millones de chilenos vieron a Piñera desarticulado, lleno de tics nerviosos agudizados por su enfermedad, el síndrome de Tourette, sin lograr sonreír un solo momento.
Fue sometido a un tratamiento que nunca se imaginó en su vida. De algún modo, se cristalizaron todas las críticas que se le hacen a Piñera por su turbia relación con el dinero y la política. La corrupta Ley de Pesca, sus ex ministros formalizados por la justicia, su venial política ambiental, sus amigos de Penta que pagaban sueldos a uno de sus ministros, sus viejos affairs del Banco de Talca, etc.
El comando siempre evaluó que esas críticas no le harían daño al candidato. Pero, sin embargo, la masiva y reiterada acumulación de las críticas ha creado un tumor canceroso en el corazón y en el cerebro de la imagen de Piñera. Ha habido un antes y un después del debate y del momento en que el senador Ossandón le enrostró su historial con el Banco de Talca: “No te declararon reo por lindo”. La frase se ha convertido además en un trendig topic en Twitter. Los memes han sido numerosos y chistosos.
Aunque los analistas superficiales comentan el debate como si todo continuara igual, el comando de Piñera trabaja desesperadamente para hacer un control de daños en la candidatura. Aunque ya puede que sea tarde. Aún si gana las primarias del domingo será muy difícil cambiar su imagen deteriorada.
El debate televisivo reforzó los clichés más negativos sobre Piñera.
Lo que más preocupa a los expertos electorales es que existe antecedentes en la historia política electoral que estos debates televisivos alteran mucho la intención de voto.
Los expertos electorales de Piñera recuerdan con pavor y susto que hubo en la historia debates televisivos que cambiaron la intención de voto de los electores. El ejemplo más claro fue el debate entre Kennedy y Nixon en septiembre de 1960. Kennedy iba abajo en las encuestas. Esa tarde Richard Nixon llegó al estudio de la CBS para el primer debate televisado. Nixon estaba demacrado pues había dormido poco. Nixon no quiso maquillaje. En el debate Nixon estaba sudoroso y malhumorado tal como estaba Sebastián Piñera en el debate televisivo.
Setenta millones de ciudadanos vieron el debate, que relanzó la campaña del demócrata Kennedy, que iba hasta entonces por debajo en las encuestas. La carrera la ganó Kennedy. Nixon perdió la elección por culpa de un debate.
Ese es el riesgo en el que podría haber entrado Piñera, el riesgo de perder una elección que creía ganada por culpa de su rostro desencajado y lleno de tics nerviosos frente a millones de chilenos.
¿Cambiará la intención de voto en las primarias del domingo entre Ossandón y Piñera?