Por Jorge del Carmen Ripper.-
Un debate. Esto le bastó a Manuel José Ossandón para nockear a Sebastián Piñera, frente a las bocas abiertas de los que manejan el poder del dinero en Chile, la vieja guardia de la ultra derecha chilena. Sin un partido político que lo sustente Ossandón se consolidó como una real figura electoral.
La ultra derecha se ha visto conmocionada. Hoy miércoles la portada de El Mercurio es un llamado desesperado a salvar a Pïñera, luego del balance negativo del debate televisivo.
El Estado Mayor de El Mercurio usa también su editorial titulada “Un debate lamentable” para hacer un dramático e inusual llamado de salvataje . La ultra derecha huele un desastre mayor. La información confidencial que manejan los alerta en todos los frentes.
Lo sucedido en el debate revela la existencia de una notable voluntad de trizar el sistema político tradicional y renovar la política, generada por vastas fuerzas subterráneas y que están fuera de las castas dirigentes. Ossandón ha logrado interpretar ese sentimiento de hastío y de malestar generalizado con la casta de la ultra derecha.
Hay una suerte de reacción ante el sentimiento de decadencia de la política desde hace ya varios años. El sistema político ha sido incapaz de vehicular en forma eficiente esta demanda de transparencia y participación. Lo sucedido en el debate de Chile Vamos, en suma, revela unos deseos radicales de renovación del paisaje político de la derecha y de sus protagonistas.
Algunos analistas del comando de Piñera y el Estado Mayor de El Mercurio hacen sonar las alarmas, a días de las primarias, frente a una eventual sorpresa electoral del domingo de dimensiones históricas. Si gana Ossandón estaríamos frente a una auténtica revolución, que obligaría a un reajuste completo de la vida política de la ultra derecha chilena.
Eso es lo que juega el próximo domingo. La posibilidad que la ultra derecha deba reajustar todo a unas condiciones terroríficas para sus intereses corporativos.
Eso es lo que puede ocurrir el domingo 2 de julio, en las primarias presidenciales.
La frágil situación de Piñera es resultado además de un enorme error de cálculo, al creer que le sobraba para ganar las primarias el solo apoyo de los viejos partidos de la ultra derecha chilena. Un falso diseño de campaña tiene a Piñera en un desesperado y neurótico ajuste a las circunstancias que jamás se imaginó.
El comando de Piñera y el Estado Mayor de El Mercurio no lo pueden creer, y no saben bien como han llegado a este oscuro laberinto.
