Por J.C. Ripper.-
El año 1955 Eduardo Frei Montalva publicó un libro que marcó un camino. Se titulaba «La verdad tiene su hora». Con el liderazgo de Frei Montalva lograron constituirse en un centro político significativo. Hoy la DC no tiene ningún líder de la estatura de Eduardo Frei Montalva.
En los últimos meses, y frente a la carrera presidencial 2017, ciertos democratacristianos creyeron que podían detener la caída permanente de la influencia del partido, mediante un procedimiento´de levantar candidata presidencial propia. Esos democratacristianos creen hoy en 2017 que irían a ser grandes de nuevo. Irían a reconquistar la patria joven de nuevo. Los viejos falangistas de hoy serían los jóvenes falangistas de entonces.
¿Cómo lo harían?
Mediante un procedimiento político de baja intensidad. En un acto muy patriótico o chovinista levantaron las banderas del camino propio y embarcaron a la inexperta senadora Carolina Goic en esta cruzada que supuestamente iría a ser magnífica.
Ahora, cuando se acerca la hora de hacer las listas parlamentarias están solos. Ni los demás partidos de la Nueva Mayoría, ni el PRO, ni Ciudadanos tienen interés en formar listas parlamentaria con ellos.
No le queda otra a la DC que asumir solos su tarea patriótica: llevar una candidata presidencial y llevar lista parlamentaria propia. Cuesta arriba en la rodada.
Ahora se quejan de maltrato. Son quejones los DC.
Pero fueron ellos que no reconocieron su propia historia.
Creyeron que repetirían la increíble hazaña de los años 50, cuando se formó el Partido Demócrata Cristiano, con la confluencia de la Falange con otras fuerzas políticas social cristianas, lo que permitió construir una estructura más amplia y sólida, que pudo disputar las mayorías del país.
En la elección de 1957 la campaña falangista fue intensa. El esfuerzo valió la pena. En la elección parlamentaria del 3 de marzo de 1957 la Falange se consolidó como proyecto político, al lograr elegir a catorce diputados: Pedro Muga, Juan de Dios Carmona, Renán Fuentealba, Rafael Agustín Gumucio, Mario Hamuy, José Musalem, Alfredo Lorca, Tomás Reyes, Pedro Videla, José Isla, Eugenio Cruz, Jaime Concha, Constantino Suárez e Ignacio Palma.
Los falangistas más que duplicaron sus fuerzas. Desde un 2,85% a un 9,2% de los votos a nivel nacional.
¿Cuál fue la verdadera razón de la victoria?
Ciertamente la presencia de un líder innegable y consolidado, con vasta influencia en la juventud católica, el senador Eduardo Frei Montalva de 46 años de edad.
Los historiadores reconocen que la estatura política de Eduardo Frei Montalva fue el factor fundamental. Frei era, desde 1949, un senador destacado, con tribuna nacional. Era un orador magistral y respetado, un hombre culto, reflexivo y con rango intelectual. Había escrito varios libros. Tenía ascendencia en el mundo de la cultura, era amigo del filósofo francés Jacques Maritain y de la poetisa premio Nobel de literatura, Gabriela Mistral. Además de todas esas virtudes era honrado y de hábitos sencillos.
Obviamente, todos los candidatos fueron detrás de la figura del líder.
‘Fulano, candidato a diputado con Frei’. Así rezaban los carteles de propaganda de sus candidatos.
El triunfo de 1957 no correspondió a un efectivo arraigo electoral partidario, sino al arrastre personal de su líder, Eduardo Frei Montalva.
Frei Montalva se presentó como candidato en las elecciones presidenciales de 1958 y obtuvo 254.233 votos (con el 20,7% de los votos válidamente emitidos). Salió en tercer lugar en la elección que ganó Jorge Alessandri y en la que resultó segundo Salvador Allende.
¿Qué líder tiene hoy en el 2017 la Democracia Cristina que genere esa mística y esa fuerza?
Ninguno. Perdonen la franqueza. Hoy son muchos más que en 1957. Sin duda.
Pero no tienen ningún un líder como Eduardo Frei Montalva.
Ninguno.
Esa es la gran diferencia. Y esa es el factor clave que los actuales dirigentes DC han pasado por alto. Han atropellado su propia historia.
