Por Jorge del Carmen Ripper.-
Réquiem es un acto litúrgico de celebración a una persona muerta.
Esta ópera es el introito de la opera Réquiem del egocéntrico Alberto Mayol, (un sombrío actor vestido de negro, pelo melena y sin afeitar) que no representa a nadie en la tragedia. Salvo a sí mismo y un sector minoritario de la masonería.
Mayol canta el introito en su mediocre opera réquiem para su propio funeral.
Mayol tensionó al Frente Amplio desde el inicio. Siempre pensó que el Frente Amplio era algo poca cosa, que él se podía echar en el bolsillo.
Desconociendo reglas de la política tensionó inútilmente al Frente Amplio.
Se mató solo.
¿Por qué lo hizo?
Es clarísimo. Alberto Mayol, hijo de un prototipo de la dictadura de Pinochet, hijo de un manipulador de los medios de la dictadura de Pinochet, hijo de un experto en engañar a las masas y de asesinato de imagen, usó las técnicas de su padre: Hacerse la víctima.
Mayol provocó desde el inicio a las huestes de Frente Amplio.
Mayol no es un sujeto amable, es un vanidoso provocador.
Mayol desconoció la negociación del distrito 10, tensionó al Frente Amplio, lloró en los medios y
¿Ahora qué?
¿Es la víctima?
¡No nos hagan reír!
Es un ventajista.
Un ventajista que tiene poco sentido de la política.
Uno no puede comer en la misma mesa donde uno caga. Principio de animal básico.
Es muy inteligente, dicen sus adláteres. Pero Alberto Mayol tiene poco de inteligencia emocional.
Tendrá que aprender algo más sobre las reglas de la política.
Beatriz Sánchez lo derrotó. Y Mayol aún no entiende por qué.
Alberto Mayol sabe poco de correlación de fuerzas.
Ayer, a las cuatro de la mañana despierta a los cronistas de La Tercera, para informarles que el Frente Amplio en su mayoría le pasó máquina.
Lo cepillaron y le fueron a informar a su casa.
Lo dejaron solo. Y aún no entiende.
¿Qué es lo que Alberto Mayol no entiende?
Mayol no entiende que siendo minoría está intentando cepillarse a la mayoría.
Y que él crea que eso es gratuito en política. Cree que se puede comportar como un marine en público («quieren guerra, guerra tendrán») y que el Frente Amplio lo acepte.
Mayol es un personaje de opera, un ingenuo de las condiciones de la política.
Y ahora, Mayol cree que una simple campaña en twitter cambiará la correlación de fuerzas dentro del Frente Amplio.
Iluso.
Cree muy a pie juntillas que la crisis que ha provocado afectará negativamente a la Beatriz Sánchez.
De nuevo, sabe poco cómo funcionan las cosillas de la política real.
Este escándalo poblacional puede favorecer a Beatriz Sánchez.
¿Por qué?
Porque la política funciona con los llamados de atención. El Frente Amplio necesita un motivo para estar en los medios de comunicación. La trifulca también calienta ánimos, levanta posiciones. Politiza el ambiente. Y el Frente Amplio necesita politizar el debate.
Y esto le favorece a Beatriz Sánchez. Si lo sabe usar con criterio a su favor.
¿Por qué?
Porque además la gente no entiende a los perdedores.
Patético además que se haya metido de ese modo su esposa, Claudia Castagna, a la refriega. El síndrome de cónyuges irritados.
Alberto Mayol, personaje de su opera prima, donde un turbador perdedor da vueltas por las escenas sin saber por que le sacan la cresta.
Así es la política, querido Mayol.
Bienvenido a la real política, Alberto Mayol.
Ahora tendrás tiempo para escribir tu opera prima: un réquiem para tu propio y triste funeral.
