19 - septiembre - 2024

¿Cuándo se jodió la campaña de Piñera?

J.C, Ripper.-

La mejor novela del escritor peruano y Premio Nobel,  Mario Vargas Llosa, se llama “Conversación en La Catedral”, publicada en 1969 y comienza cuando Santiago, el protagonista,  en  la puerta del diario La Crónica  del centro de Lima se pregunta ¿En qué momento se había jodido el Perú?

Es lo que hoy se llama una frase tópica.

¿Cuándo se jodió la campaña de Piñera?

La campaña de Piñera se jodió cuando un grupo pequeño de masones ateos  o judíos que asesoran a Piñera le propusieron la idea de invitar ahora a Mario Vargas Llosa a Chile.

La campaña de Piñera estaba pensada en dos etapas. La primera etapa consistía abrochar los apoyos de la ultraderecha chilena, adobar a los votos duros de la ultraderecha católica integrista y patronal con el discurso del progreso y crecimiento económico y el ataque a la presidenta Bachelet.

La segunda etapa comenzaría al finalizar  el conteo de votos de la primera vuelta. Entonces, en la segunda fase, Piñera iría por los votos blandos, mediante el procedimiento de engatusar a una clase media, con una batería de promesas dudosas y también con frases a favor de los liberales.

Por alguna razón,  quizá la nerviosidad intrínseca del candidato Piñera (que se expresa en su evidente enfermedad de tics, llamada síndrome de Tourette ) y un cierto estancamiento en las encuestas, adelanta una fase del diseño de la campaña al invitar al peruano Mario Vargas Llosa. Un grave error de sus asesores masones ateos o judíos, que de alguno modo expresan el alma díscola de Piñera. (De alguno modo también, para darse un gusto personal, Piñera quería golpear a la derecha católica integrista)

Vargas Llosa, canoso y de traje gris, está sentado en un sillón frente a las cámaras, mientras lo entrevista el excitado e inefable periodista Iván Valenzuela. Primero, Iván Valenzuela le hace una estúpida pregunta sobre fútbol. Hasta que Vargita (como le decían en confianza a Vargas Llosa) comienza a pontificar y lanza la frase destemplada, que haría noticia mundial, contra la derecha chilena:  “Derecha cavernaria”.

Valenzuela queda gravemente constipado y da por terminada la entrevista.

Yo, antes que Vargas Llosa, había dicho aquí, que la derecha es cavernaria.  Lo dije y no hubo mayores repercusiones. Aunque, claro, yo no soy premio Nobel. Soy sólo Jorge del Carmen Ripper y no pertenezco a la derecha liberal.

Lo de Vargas Llosa no es inusual. Vargas Llosa fue siempre un bombero loco, acostumbra a apagar incendios con bencina. Ha cambiado mucho de opiniones, pero su sangre caliente no cambia. Del mismo modo fanático que defendía a Cuba en los años 60, ahora atacó a la ultraderecha chilena, con un sonsonete muy propio de los  revolucionarios años 60: “derecha cavernaria”.

Los derechistas cavernarios escuchan a Vargas Llosa y colapsan.  Los derechistas cavernarios  han estado atacando a la presidenta Bachelet durante meses por el proyecto de aborto en tres causales, y han financiado a señoras para que  marchen con fetitos de plástico frente a La Moneda.

Ahora escuchan a Vargas Llosa en la tele decir “Derecha Cavernaria” y se atragantan con el whisky que tienen en la mano.  El momio recalcitrante (sin importarle que revoletean unos cabros chicos por allí), echa una chuchada y grita:

¡Vargas Llosa, y la CTM!

Y agarra su celular y comienza la cacería de brujas para buscar a los culpables, es decir, los masones ateos  o judíos enquistados en el comando de Piñera:

“Trajeron a puro hueviar a Vargas Llosa!”

Y todo un alud  se le viene encima al comando de Piñera, que parecía hasta entonces tan ordenado.

Por otro lado, Beatriz Sánchez actualiza el tema de los cómplices pasivos y activos con la dictadura. Piñera tiene que dar explicaciones.

Además, las opiniones salvajes de la señora Loreto Letelier que afirma que los quemados por los militares de Pinochet, fue un auto atentado, son imbecilidades muy difíciles de defender públicamente. Piñera difícilmente puede comulgar con tamañas ruedas de carreta y debe salir muy presionado a desmentirla.

Este fin de semana, el comando intenta sacar un cálculo de los daños.

Mientras tanto, Mario Vargas Llosa se fue esa noche a comer su plato preferido, un chupe con camarones.

A sus 81 años no ha cambiado mucho, sólo está más canoso.

La derecha cavernaria por Carlos Peña

Mario Vargas Llosa tuvo toda la razón al hablar de la derecha cavernaria.

Solo cometió dos errores.

El primero fue que su anfitrión, Sebastián Piñera, ha defendido opiniones de la derecha cavernaria, motivo por el cual es injusto que lo olvidara.

El segundo es que al pronunciar la expresión derecha cavernaria usó un pleonasmo, una redundancia.

Y eso sí que es imperdonable en un Nobel de Literatura.

La otra caverna por Max Colodro

Mario Vargas Llosa vino al país a respaldar la candidatura presidencial de Sebastián Piñera, y terminó dejando una estela de crítica a las posiciones sostenidas por la derecha chilena en materia de aborto.

Liberalismo y progreso por Daniel Mansuy

En su reciente viaje a Chile, el Premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa fijó su posición sobre el aborto. Según él, oponerse a su práctica es una estupidez incompatible con el respeto a los derechos humanos; y la derecha que se resiste a aceptarlo sería nada menos que cavernaria.

El rumor de las cavernas por Óscar Contardo

Mario Vargas Llosa, en su reciente visita a Chile, habló de la existencia de una derecha cavernaria de la que él -un farol de una rareza que podríamos llamar liberalismo latinoamericano- no se siente parte. Lo dijo a propósito del rechazo visceral que tuvo un determinado sector de la derecha chilena a la despenalización del aborto.

Cavernas y diversidades por Héctor Soto

Si las palabras de Mario Vargas Llosa sobre la derecha cavernaria dolieron tanto en un espectro del sector no es porque se limitaran a una simple observación. Dolieron porque envolvieron una acusación y, desde luego, las acusaciones de los amigos duelen bastante más que las de los adversarios.

 

 

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