El diario El Mercurio, defensor de la ultraderecha política, portavoz de sectores militares, y poderoso aliado de los industriales pesqueros, señaló en su editorial del 19 de septiembre de 2017 que «Luego de la creación de la reserva marina, así como el parque en la Isla de Pascua, se corre el riesgo de que este pierda interés estratégico para el país. Al ser todo su territorio marino y terrestre protegidos, no se puede usar para fines económicos ni militares».
Esta es la editorial de El Mercurio titulada Reservas Marinas.
Editorial
Martes 19 de septiembre de 2017
Reservas marinas
Las reservas y parques producen beneficios de distinto tipo, pero también se deben considerar los costos de dejar a una parte importante del territorio marítimo nacional fuera de usos productivos…
Durante el Congreso de Áreas Marinas Protegidas que se llevó a cabo en La Serena, la Presidenta Bachelet anunció la creación de nuevas áreas marinas protegidas. Se trata de una zona alrededor de la Isla de Pascua que tendrá un área de más de 740 mil km2, la que se suma a un nuevo parque marino en Cabo de Hornos y una ampliación reciente del área protegida de Juan Fernández. Estas áreas, junto a otras superficies marinas protegidas, sumarán 1,6 millones de kilómetros cuadrados de protección marina. Dado que la Zona Económica Exclusiva (ZEE) más el mar territorial alcanza a poco más de 3,8 millones de kilómetros cuadrados, llegaríamos a más del 40 por ciento del territorio marino nacional (excluyendo la Antártica), lo que deja a Chile como el país que tiene una mayor proporción de su territorio marítimo protegido.
Las áreas marítimas protegidas y los parques marinos son un mecanismo relativamente reciente, aunque ha habido pequeñas zonas protegidas a partir de 1997. Todos estos lugares iniciales eran de tamaño reducido, no excediendo las 5.000 ha (50 km2). A partir de 2010, con el parque marino Motu Motiro Hiva, de 150.000 km2, alrededor de la isla Salas y Gómez, su tamaño comienza a crecer, hasta llegar a la reserva marina de Isla de Pascua. En los parques marinos no es posible realizar ninguna actividad, salvo estudios científicos de pesca, y en las reservas marinas solo es posible pescar por períodos transitorios, en zonas determinadas y con autorización. En algunas de ellas puede permitirse la pesca deportiva y actividades recreativas, y en el caso de la reserva en Isla de Pascua una parte podrá ser usada por los pascuenses para pescar usando artes tradicionales.
Las reservas y parques producen beneficios de distinto tipo. No solo permiten preservar especies que pueden estar en peligro, sino que favorecen la reproducción de especies de interés comercial que luego migran a otras zonas donde sí se las puede pescar. Varios estudios han mostrado que la productividad pesquera fuera de los parques ha aumentado luego de su creación. El mayor problema de estas reservas es la pesca clandestina, a menudo con equipos de posicionamiento satelital (GPS) apagados. Recientemente la Marina anunció mecanismos para hacer seguimiento satelital de naves que invaden el espacio marítimo nacional y sus parques y reservas, lo que, de ser efectivo, podría limitar la pesca ilegal.
Sin embargo, frente a estos beneficios se debe considerar su costo: dejar a una parte importante del territorio marítimo nacional fuera de usos productivos (salvo la pesca deportiva o de pueblos originarios). ¿Tendremos recursos para proteger parques y reservas tan alejados de Chile continental, que no generan beneficio directo al país? Probablemente habría sido más razonable dejar como zona protegida un área marina mucho menor, que los pascuenses pueden aprovechar en forma efectiva con pesca artesanal, y donde las especies puedan multiplicarse, y permitir la pesca de naves nacionales en el resto de la ZEE que rodea estas islas.
Luego de la creación de la reserva marina, así como el parque en la Isla de Pascua, se corre el riesgo de que este pierda interés estratégico para el país. Al ser todo su territorio marino y terrestre protegidos, no se puede usar para fines económicos ni militares. Es cierto que Isla de Pascua seguirá siendo una zona de gran atracción para el turismo, pero los crecientes privilegios dados a los pascuenses pueden disminuir los beneficios netos para el resto del país, al aumentar el costo de los subsidios de diverso tipo a los que no tienen acceso el resto de los ciudadanos. No es del todo claro si este regalo que Chile le hace al planeta y a los pascuenses es justo para el país.