J.C Ripper.-
Piñera tenía un rostro tenso, cansado, ojeroso. Piñera salió ayer a dar explicaciones frente a la investigación de la fiscalía por financiamiento irregular de su campaña electoral pasada por SQM. Piñera tiene una notoria cara dura y hace como que no le afectan las polémicas por las platas raras venidas de SQM. El candidato se nota tenso y ojeroso y no acepta preguntas de los periodistas. Se nota que ha dormido mal.
Su rostro denota que Piñera sabe que está en zona de peligro, sobre todo si lo traiciona su inveterado impulso a la improvisación y a reaccionar vergonzosamente mal. Debe controlarse.
¿Qué lo urge? ¿Qué lo angustia?
Desde luego, le preocupa que sea El Mercurio, un real poder fáctico de la derecha, que publique la noticia en una página completa. Le preocupa que el diario La Segunda lo ponga en portada con el titular malévolo «De nuevo dando explicaciones».
¿Cuál es el motivo?
Tal como dijo el periodista Fernando Paulsen ayer, en relación a la relevancia de la fuente: «el medio es el mensaje». El medio es una figura retórica relevante. Es decir, ¿Por qué esos sectores fácticos le quiere pegar ahora a Piñera? Esos misterios son sobre lo que se especula abiertamente. Piñera, a quien le gusta tener todo bajo control, algo sabe. Por eso es difícil sacarle a Piñera una sonrisa. La tristura lo agobia y explica por sí misma la prosoprografía o sus rasgos físicos tensos.
En segundo lugar, le preocupan a Piñera los cálculos electorales básicos.
Sebastián Piñera ganó de la elección 2009-2010 por una marginal votación. La diferencia en segunda vuelta fue de 223 mil votos. La mayoría de esos votos venían de ciudadanos descontentos de la Concertación.
Los votos marginales con los que ganó Piñera venían de electores cansados de la desidia y de la amplía corrupción de los cuadros de la Concertación.
Los gobiernos dirigidos por la DC (Aylwin y Frei: 1990-2000) y los gobiernos dirigidos por socialistas (2000-2010) cumplieron veinte años en el poder. Y habían acumulado graves hechos de corrupción.
El panorama hoy es distinto.
Ya lo decía Heráclito: nunca nos bañamos 2 veces en el mismo río porque cambia el río y cambiamos nosotros. Todo cambia, fluye, se transforma.
Piñera tiene un amplio voto duro. Siempre lo van a votar. Estuvieron y están con él. Diga lo que diga. Haga lo que haga. Pase lo que pase. Le van a votar. Seguros. Firmes. Inamovibles. No les importa la imagen de Cuma que tiene Piñera, siempre dando explicaciones fuleras sobre negocios turbios.
Pero esos votos duros no le bastan.
Entonces ¿De dónde sacará Piñera los doscientos mil votos que necesita para hacer una diferencia?
Piñera necesita votos de indecisos, los cuales sí piensan en los aspectos de honestidad del candidato.
Piñera necesita votos blandos o indecisos. Es crucial.
¿Quiénes son los votos blandos?
Son los ciudadanos que podrían votar por Piñera, pero tienen muchas dudas. Coinciden en varias cosas con él. Están cerca y quizás votaron por Piñera la elección pasada. Pero, esos votantes blandos no son impermeables a las denuncias, a los hechos, a las palabras, a las imágenes. Y dudan que ellos y sus familias vivirán mejor con Piñera. Los votos blandos pueden fácilmente llegar a cambiar de opinión.
Todos los reales expertos electorales saben que los votos decisivos son los votos blandos, de electores que piensan hasta el último minuto como van a votar.
Piñera tiene un voto duro, sin duda. Pero ese voto duro no le alcanzará por sí mismo.
Puede perder, cuando creía que tenía la elección en el buche.
La elección se decide en los votos blandos.
Otro aspecto que complica a Piñera es el alza en la popularidad de la presidenta Bachelet. Esto ha minado la estrategia de Piñera de presentar a la presidenta Bachelet como un oscuro presente y él como un luminoso futuro. Además, la BBC seleccionó a la presidenta Bachelet como una de las 100 mujeres destacadas en el mundo. Está en el primer lugar de las 10 mujeres latinoamericanas destacadas. La presidenta Bachelet está en la lista de las mujeres que han ayudado a mejorar el mundo.
A esto se une el significativo mejoramiento o crecimiento de la economía chilena, justo cuando Piñera se presentaba como el único experto.
Todo un dilema, a 40 días de la elección del domingo 19 de noviembre.
Por eso el rostro tenso de Piñera.
