Esta anómala situación se suma a la ausencia de información en la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas sobre cuánto volumen de pangasius consumen los niños que atiende la institución. A partir de otra solicitud de antecedentes realizada en abril de este año, el organismo respondió sin el detalle requerido por no contar con ellos.
Santiago, 24 de octubre de 2017. (radiodelmar.cl)– El viernes 20 de octubre venció el plazo para que el Instituto de Salud Pública (ISP) entregue a la Corporación Privada para el Desarrollo de Aysén (Codesa) copia de los análisis y resultados sanitarios realizados en Chile durante los años 2016 y 2017 a muestras de la especie pangasius, conocida popularmente como «pez rata». La resolución, adoptada por el Consejo para la Transparencia (CPLT) el 15 de septiembre y notificada el 26 del mismo mes, conmina al organismo a recopilar la información entre las 15 secretarías regionales ministeriales de Salud.
La acción deriva de una solicitud realizada en junio de este año por Patricio Segura presidente de Codesa, requiriendo «los análisis, estudios, informes y todo antecedente relacionado con los componentes y/o situación sanitaria del pescado pangasius, de origen extranjero. Y si existen antecedentes de intoxicación por su consumo, desde el año 2010 a la fecha». Esto, en el marco de una investigación periodística sobre el volumen de esta especie que consumen los niños atendidos por la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas (Junaeb), particularmente en la región de Aysén.
En su respuesta, el ISP comunicó que «entre los años 2010 a 2015 no se recibieron muestras de pangasius como parte de los Programas de Vigilancia de Alimentos que efectúa el Minsal con participación analítica del ISP», agregando que «entre 2016 y 2017 se han recibido 13 muestras de pescado pangasius para análisis de metales (cadmio, arsénico, plomo, mercurio) y una muestra para análisis exploratorio de dioxinas según método Calux». Según el organismo, «todos los resultados han sido inferiores a los límites establecidos en el Reglamento Sanitario de los Alimentos para estos elementos y compuestos, por lo que pueden considerarse alimentos aptos para el consumo humano, sin presentar riesgos para la salud de la población».
Sin embargo, no entregó al solicitante copia de estos resultados. Ante esta situación, el dirigente presentó un amparo bajo el Rol C2517-17. En su primera respuesta al Consejo, el ISP señaló que «no puede entregar la información reclamada por cuanto los dueños legales serían las SEREMIS de Salud, y que por lo tanto, el reclamante debiera solicitar esta información directamente a las 15 SEREMIS de Salud del país».
En su resolución, el CPLT fundamenta que «tratándose de información que obra en poder del órgano reclamado, respecto de la cual no se ha alegado ninguna causal de reserva, este Consejo procederá a acoger el presente amparo, ordenando la entrega de la información reclamada». A pesar de habérsele solicitado sus descargos mediante oficio del 16 de agosto, el organismo no entregó una respuesta ante lo cual se comunicó al director del Instituto de Salud Pública que tal situación corresponde a «una falta a la debida colaboración que debe existir por parte de los órganos de la Administración del Estado, en los términos dispuestos en el artículo 34 de la Ley de Transparencia».
Producto de no haberse recibido aún los antecedentes, la situación quedó en manos de la Unidad de Seguimientos Sumarios del Consejo.
El pangasius de la Junaeb
Esta anómala situación se suma a la ausencia de información en la Junta Nacional de Auxilio Escolar y Becas sobre cuánto volumen de pangasius consumen los niños que atiende la institución. A partir de otra solicitud de antecedentes realizada en abril de este año, el organismo respondió sin el detalle requerido por no contar con ellos.
La licitación que rige hoy el servicio de alimentación estudiantil público en la región de Aysén establece que «el prestador debe entregar pescado al menos 4 veces por mes, con un gramaje promedio de 70 gramos por porción, considerando una vez obligatoriamente atún y una vez filete (fresco o congelado), donde algunos prestadores incluyen el pangasius. Respecto de las dos frecuencias restantes, puede ser de cualquier variedad, entre las que destaca jurel, atún, merluza, salmón u otro. Señalar que no es posible entregar totales (kilos) del tipo de pescado solicitado. Por tanto, se adjunta cuadro correspondiente al total de pescado entregado en forma anual en la región de Aysén desagregado por comunas» fue parte de la respuesta de la Junaeb.
Ante esto, Patricio Segura expresó en una columna que «si los servicios públicos no cuentan y/o no generan tales antecedentes (por ejemplo, el detalle de cómo se están alimentando realmente los hijos de las familias más vulnerables de una región), la intención queda en letra muerta».
El pangasius está altamente cuestionado a nivel mundial por las condiciones sanitarias en que se cultiva. En el vietnamita río Mekong, donde confluyen las aguas servidas de las miles de viviendas instaladas a lo largo de sus bordes y las de las industrias que vierten directamente en él sus riles. Tanto así, que el panga es conocido internacionalmente como «pez rata».
La empresa Carrefour lo eliminó de su stock en España, Bélgica y Francia. Y dos mil colegios hispanos lo retiraron de la dieta infantil, la Consejería de Educación del gobierno de Aragón recomendó una medida similar a todos sus establecimientos y la Confederación Española de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos envió en febrero de este año una carta a los ministros de Salud y Educación para que «se prohíba, de forma urgente, el uso en los comedores escolares de toda España del panga, la tilapia y cualquier otro pescado similar en cuanto al modo de producción empleado con estos».