La producción de 400 mil toneladas de salmón al año en este mar significa impactos locales, como los restos orgánicos y con eso, la falta de oxígeno, el bloqueo de fotosíntesis y filtradores, la alteración de 3 mil hectáreas al 2016, las descargas de 4 mil toneladas de fósforo, 200 toneladas de cobre, 180 toneladas de antibióticos y 34 de químicos (para eliminar Caligus “piojo marino”).
Por: Peter Hartmann, Director CODEFF Aisén, Presidente Agrupación Aisén Reserva de Vida
19 de agosto de 2017
El mar de Aisén da para libros enteros y para siglos de investigación. La semana pasada, nuevamente, con ocasión del “Seminario Internacional sobre Capacidad de Carga en Fiordos en el Sur de Chile” organizado por la seremi de Medio Ambiente y el CIEP, pudimos constatar lo poco que sabemos de ese mar y sin embargo se lo interviene muy sueltos de cuerpo en uno de los peores ejemplos de insustentabilidad regionales.
La verdad es que llegamos a ese seminario medio asustados pensando nos íbamos a encontrar rodeados de salmoneros y pesqueros industriales, pero al poco andar nos percatamos de que el ambiente, con un público cargado a la ciencia estaba más bien crítico a como se ha actuado en “nuestro” mar. Es más, entre las excelentes exposiciones nos encontramos con aquella de uno de nuestros “maestros” en estas cosas (quien nos inicio fue el gran C.A. Viviani), Edwin Nitklischeck y así es como le comentamos que desde nuestras conversaciones de inicios de los 90, por desgracia, nuestra visión y evaluación de lo que ocurre ahí no ha cambiado mucho. O más bien, poco se ha aprendido y la situación cada vez es peor o más deprimente.
De lo que pudimos recoger el primer día del seminario (no pudimos ir al segundo), destacamos: En la Patagonia Occidental se encuentra el sistema estuariano y de archipiélagos más extenso del planeta, uno de los solo tres (¿o cuatro?) que hay, y seguro el menos conocido (no más de 1%). Este sistema es diferente y aun más voluble de Taitao hacia el sur. Hay aquí 80.000 Km. de costa, como para dar dos vueltas al planeta y el mar patagónico es considerado “hotspot” de diversidad la cual es solo parcialmente conocida, hay 473 especies en primera edición 12% de ellas nuevas. Este sistema estaba ya habitado hace 4500 años, sin embargo los impactos notables comienzan con la llegada de los españoles y en la República. Así se puede consignar la extinción del Chungungo, Foca Leopardo, Elefante Marino, Lobo Fino, destrucción de 95% del ciprés y la quema de islas enteras, los tres millones de Has. de territorio continental quemado cuyo suelo terminó en el mar, la sobreexplotación y el colapso de prácticamente todas las pesquerías, la disminución en abundancia de las especies bentónicas, el cementerio de ballenas (muerte por toxinas de marea roja), las cada vez mayores floraciones de algas (incluye dinoflagelados exóticos invasivos de marea roja), la mortalidad de bancos de corales, la reducción en el avistaje de aves marinas y la cada vez mayor cantidad de basuras y efluentes. Y mejor ni hablar de los pueblos originarios. Para remate, el cambio climático se percibe con efectos como la acidificación, un cambio rápido que afecta la calcificación de los seres marinos y la novedad es el cambio en la composición de oxígeno.
La producción de 400 mil toneladas de salmón al año en este mar significa impactos locales, como los restos orgánicos y con eso, la falta de oxígeno, el bloqueo de fotosíntesis y filtradores, la alteración de 3 mil hectáreas al 2016, las descargas de 4 mil toneladas de fósforo, 200 toneladas de cobre, 180 toneladas de antibióticos y 34 de químicos (para eliminar Caligus “piojo marino”).
Suele haber preocupación sobre los efectos en el fondo marino pero no en los bordes donde los daños son peores. Respecto al uso de los químicos, aprendimos que de paso matan a las larvas de jaibas y centollas ¡y de sus efectos sobre otras especies nada se sabe, mientras se usa incluso en áreas “protegidas”. En cuanto a impactos regionales, estos son cualitativos; en el fitoplancton, efectos en la cadena trófica, hipoxia y efectos tróficos de salmones escapados asilvestrados.
También escuchamos que se está actuando en los límites de aceptabilidad, que es necesario el uso de varios indicadores, que en la norma noruega esta todo normado, mientras la ley chilena aún no cuenta con reglamento para el monitoreo, que si bien el agua se recambia en unos días el fondo dañado por salmoneras necesita 2 años y no hay estudios sobre eso, que los dinoflagelados de marea roja se multiplican con la luz y mayor temperatura en verano y existiendo nutrientes orgánicos. Nos llamaron la atención las palabras del Director del CIEP sobre que “cuidar el medio ambiente es el principal desafío” y que para el manejo se debe conocer la capacidad de carga. Por lo demás, hubo anuncios de que se va a hacer un estudio de capacidad de carga en algunos fiordos (¿un poco tarde no?).
Finalmente, era casi un clamor el que urge aplicar un enfoque precautorio (ejemplo noruego) y la necesidad de congelar emisiones. En esto las áreas marinas protegidas cumplen un rol muy importante al pasar a ser línea base de control y comparación y por eso es imprescindible que existan y se mantengan intocadas.