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Piñera no logra superar el estupor de la derrota de la elección de la primera vuelta. Su diagnóstico fue totalmente errado, fue muy dislocado. Su magro 36% lo descolocó. Piñera se equivocó profundamente. La gente lo rechazó. Y Piñera ha caído en el peor de los escenarios. El candidato Piñera está fuera de control y actúa de modo irresponsable.
Sebastián Piñera ha dicho recién hoy lunes según Radio Concierto: «A mucha gente le pasaron un voto que ya estaba marcado por Guillier o por la Bea Sánchez. »
Esto es grave y nefasto. Esto es inédito y de una gravedad impresionante, es una acusación de fraude electoral sin tener ningún antecedente. Esto es mentir de forma descarada y repugnante. La desesperación de Piñera se muestra no solo en sus tics incontrolables de su síndrome de Tourette. Piñera comete un error no forzado inexcusable y que coloca a Piñera en un plano de nebulosa sucia.
Uno debe hacer caso de las denuncias serias. Pero, en efecto, uno debe escuchar sólo si quien lo dice está dotado de ponderación e inteligencia. Y este no es el caso. Piñera es un sujeto entregado al desconcierto. Piñera está perdiendo la compostura. Su actitud es despreciable en contra de la justicia electoral.
La Matrix Piñerista tiene un mal perdedor en su interior. Todos conocen su mal carácter y sus peleas de joven con sus hermanos por perder en un juego. Piñera demuestra que es aún el mismo cabro chico malcriado y que cuando pierde inventa cualquier cosa para que él no quede como perdedor. Es un ambicioso sin medida.
Piñera parece no entender que no sacó los votos que esperaba.
Aunque Piñera ve todos los días que la gente en las micros, en las ferias y en las plazas le demuestran que no lo quieren.
Los asesores de Piñera deben contenerlo, aunque les cueste tranquilizar a un candidato tan desbocado.
¿Quién está detrás de este artificio inverosímil?
Esta operación comunicacional brutal o dispositivo encubridor es probable que haya sido montada por el ideólogo comunicacional de la ultraderecha, Manfredo Mayol, un experto en guerras sucias, asesor de DINACOS de la dictadura de Pinochet.
Mayol se imita a sí mismo.
Es experto en sacar de la manga artificios, dispositivos, narrativas operativas, aunque ellos se sustenten en mentiras o asuntos difíciles de verificar.
Mayol fue el creador en Chile de la posverdad, concepto que recién se pone de moda en el mundo, pero que la horrible dictadura de Pinochet usó de modo descarnado para encubrir asesinatos, torturas, y la sangre que corría por los centros de detención de opositores a Pinochet.
Mayol trabajó para encubrir la muerte, en eso es experto.
Eso significa, que literalmente, el manejo de la campaña de Piñera, se ha trasladado al callejón más oscuro de la ultraderecha chilena.
Allí parece que se encuentra la campaña de Piñera, en un callejón oscuro lleno de fantasmas y magos negros.
Es decir, nada de lo que está ocurriendo es inocente. Al contrario. La campaña de Piñera estaría ahora en una siniestra mano negra, Manfredo Mayol
Lee sobre EL ASESINO DE IMAGEN, MANFREDO MAYOL por Ximena Pérez Villamil en El Mostrador
