La embarcación transportaba salmones de la compañía Camanchaca y se hundió en octubre de 2017.
La operacion para recuperar la nave de 1.968 toneladas, 69,53 metros de largo (eslora) y 14 de ancho (manga), ya se encuentra en marcha y será ejecutada por la empresa holandesa Ardent, la misma que en 2013 reflotó el crucero Concordia, encallado en la isla de Giglio en Italia. La diferencia es que mientras ese coloso de turismo de 60.225 toneladas y 290 metros de eslora terminó en vendido como chatarra, el pequeño Seikongen volverá a un astillero pues lo quieren volver a usar en las salmoneras.
Según un informe del diario Las Últimas Noticias, «los ingenieros instalarán en la playa cuatro profundos pilares de hormigon. Sobre estas estructuras de confreto reforzado se instalarán cuatro poderosos gatos hidráulicos, los que tensarán cuatro gruesas cadenas de hierro hasta enderenzar el casco sobre el fondo del canal».
El ingeniero naval e industrial Danilo Fuentes dijo a ese diario que una vez nivelado -pero aún lleno de auga-, el doble casco del barco será completamente revisado por buzos en busca de los boquetes que provocaron el naufragio.
Solo una vez sellados todos los orificios, se introducirán bombas de achique a lo largo de toda la nave, para sacar el agua. Eso debería provocar flotabilidad positiva.
Cuando la nave se encuentre flotando por sus propios medios, se le adosará una bracaza auxiliar, que la remolcará hasta el puerto de San Vicente, en la Región del Bio-Bio, donde además de vaciar todo el desperdicio de salmones, será reparada para nuevamente ser usada en faenas salmoneras.
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Fuente: Diario Las últimas Noticias 21 de marzo de 2018