La joven Ava Guaraní Tania Vera no sólo fundó el primer equipo de futbol femenino indígena de su comunidad, sino que ha llevado su voz a instancias políticas de alto nivel.
11 de agosto de 2018, (FAO) – El pueblo Guaraní lleva el futbol en la sangre: desde el siglo XVII, practicaban un juego de pelota llamado manga ñembosarái que se adelantó al futbol moderno en al menos dos siglos.
Aunque no se marcaban goles ni había arcos, esta tradición de juego con pelota de caucho es parte del legado cultural del pueblo Guaraní, un legado que la joven indígena Ava Guaraní Tania Vera heredó con orgullo.
Cuando tenía 19 años, Tania quería jugar al futbol como lo hacían los hombres de su comunidad de Fortuna, en Paraguay, pero no había una liga femenina.
“Lo mismo sucedía cuando se tomaban decisiones sobre un proyecto productivo; las mujeres indígenas no teníamos participación y nuestra visión no era escuchada”.
Tania decidió participar en la Escuela de Liderazgo de Mujeres Indígenas sobre Derechos Humanos y Seguridad Alimentaria que la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) yel Foro Internacional de Mujeres Indígenas (FIMI)desarrollaron en 2015 en Paraguay.
Esta escuela tenía el objetivo de empoderar lideresas indígenas y activistas para que se convirtieran en actores de incidencia de sus derechos humanos, seguridad alimentaria y nutrición.
“Durante el curso aprendimos sobre los derechos de los pueblos indígenas e intercambiamos experiencias sobre el derecho al acceso a la tierra y al territorio, que es una constante amenaza para nuestros pueblos”, recuerda Tania, que después de participar del siguió estudios universitarios en Derecho y se ha integrado a diferentes espacios de toma de decisión que inciden en su comunidad.
Hoy, con sólo 21 años, Tania forma parte de Comité de Representantes Indígenas que participan en PROEZA, el programa de lucha contra el cambio climático del gobierno de Paraguay –diseñado con el apoyo de la FAO- que recibió 90 millones de dólares del Fondo Verde del Clima.
PROEZA beneficiará a 17.000 familias vulnerables, muchas procedentes de comunidades indígenas, reduciendo los efectos adversos del cambio climático, disminuyendo la pobreza rural, combatiendo la deforestación y mitigando las emisiones de gases de efecto invernadero.
“Soy la única mujer entre los ocho líderes indígenas que conforman este Comité, pero voy a seguir trabajando para que cada vez haya más mujeres indígenas participando en la toma de decisiones. Tenemos mucho que aportar. El cambio climático, la pobreza y la inseguridad alimentaria son temas que también nos afectan y a los que también podemos contribuir con nuestras experiencias y conocimiento”
Buscando una mayor fortuna
Tania no sólo ha participado de procesos políticos claves en su país, sino que impulsó la formación del primer equipo formal del futbol femenino indígena de su comunidad, denominado Guaraní-Fortuna.
En menos de dos años, las chicas del Guaraní-Fortuna (equipo sub-14), se coronó campeón de la categoría Plata de la Copa Disney, realizada en Estados Unidos, y subcampeón de la Fiesta Sudamericana de la Juventud, organizada por la CONMEBOL.
Escuelas de liderazgo
Se estima que en el mundo existen más de 185 millones de mujeres indígenas. Las mujeres indígenas participan en múltiples actividades productivas y contribuyen al desarrollo económico y social de sus comunidades. Son pescadoras, agricultoras, pastoras y guardianas de los bosques, entre muchos otros roles.
“Pero en muchas ocasiones, nuestros derechos nos son reconocidos, ni protegidos y nuestra contribución es invisible” explica Tania Vera.
Desde el año 2015, FAO y FIMI han implementado el modelo de las Escuelas de Liderazgo de Mujeres Indígenas sobre Derechos Humanos y Seguridad Alimentaria en países como India, Filipinas, El salvador, Panamá, Perú, Bolivia y Paraguay, formando a más 100 lideresas indígenas.
Este año, con el fin de formar a una nueva generación de lideresas indígenas, FAO y FIMI coordinan la implementación de cuatro Escuelas regionales de Formación de Formadoras en Derechos Humanos y Seguridad Alimentaria y Nutricional, en África, Asia, Mesoamérica y Sudamérica.
‘La participación de las mujeres indígenas en la toma de decisiones es fundamental, no solo para dar solución a los desafíos que nosotras enfrentamos, también para contribuir al desarrollo sostenible de las comunidades indígenas en general. Tenemos experiencia y conocimiento, solo necesitamos que nos escuchen”, subraya Tania.
Este año, la FAO en conjunto con FIMI y NOTIMIA, ha lanzado la Campaña Global para el Empoderamiento de las Mujeres Indígenas para el Hambre Cero cuyo propósito es hacer un llamado a los gobiernos, a la comunidad internacional, a la sociedad civil, a los medios de comunicación y a las autoridades indígenas a garantizar la participación plena y efectiva de las mujeres indígenas en los procesos de toma de decisiones que les afectan a ellas y a sus comunidades.