Las empresas foráneas, saben que pueden abusar de una legislación ambiental humillante y diseñada y acomodaticia a sus intereses, que literalmente les he permitido hacer y deshacer a voluntad, bajo una ley que los favorece plenamente.
Por Andrés Gillmore
26 de septiembre de 2018
No hay región de Chile que no este imbuido en temas ambientales complicados en la actualidad y que de una manera u otra no este intervenida por intereses extranjeros en diferentes áreas, como la salmonera, forestal y minera. Incluso en las regiones australes como Aysén y Magallanes han caído bajo las redes de los intereses extranjeros del mundo de las transnacionales y todo en el buen recaudo del buen lobby político puesto al servicio de esos intereses foráneos. Las salmoneras han contaminado desde hace décadas el mar de la región de Los Lagos, los fiordos del norte de Aysén y desde hace un tiempo se han estado introduciendo soterradamente en Magallanes, para aprovecharse de sus aguas prístinas. Las alarmas en este sentido han empezado a sonar hace rato y perfectamente podemos encontrar zonas de sacrificio como las de Puchuncaví y Quinteros en el mar y en otros territorios nacionales; donde las transnacionales desde siempre no han encontrado impedimento alguno para hacer de las suyas en aguas de Reservas Nacionales
Los proyectos hidroeléctricos que en la actualidad están en la carpeta del ministerio de energía, pretenden intervenir ríos del Centro-Sur-Austral, sumados a las centrales energéticas a petróleo y gas natural por esos mismos territorios; todos proyectos sustentados por capitales foráneos, que hacen que por mucho que se invierta en Energías Renovables No Convencionales (ERNC) estas intervenciones a minoran la sustentabilidad del país y van en total contrasentido. Muchos de estos proyectos cuentan en la actualidad con permisos otorgados y prontas a comenzar su construcción, por lo tanto deben ser reevaluadas prontamente, teniendo en consideración la sustentabilidad de los territorios regionales, poniendo de manifiesto una vez más, la importancia vital de lo que significa para el desarrollo sustentable de las regiones, que las comunidades esten informadas a cabalidad, para que la autodeterminación actué como base de sustentación del proceso regional.
Lo he escrito muchas veces, pero nunca esta de más repetirlo; las empresas extranjeras (transnacionales) vienen a desarrollar proyectos en Chile y hacer en nuestros territorios lo que no pueden hacer en sus países de origen. Las empresas foráneas, saben que pueden abusar de una legislación ambiental humillante y diseñada y acomodaticia a sus intereses, que literalmente les he permitido hacer y deshacer a voluntad, bajo una ley que los favorece plenamente. El formato de los Estudios de Impactos Ambientales (EIA) requeridos para aprobar proyectos de muchos tipos (minero, energético, forestal, salmonero y otros) esta diseñado para no poner restricciones a las grandes empresas en sus desarrollos. Incluso, la transnacional interesada realiza su propio EIA y la ley esta diseñada para no permitirle a las comunidades hacerle una auditoría externa a lo presentado. Los proyectos son evaluados integralmente por los seremis regionales, que a su vez son manipulados desde las mismas transnacionales al interior de los gobiernos que representan por medio de un lobby feroz y literalmente se aprueba lo que no debería aprobarse.
Diversas organizaciones territoriales de las localidades de Freirina, Ovalle, Caimanes, Petorca, San José de Maipo, Lof Quehue desde el Wallmapu, Futaleufú, Puerto Aysén, Coyhaique, Villa Mañihuales, Puerto Guadal, Chile chico, Caleta Tortel, Isla Riesco, han entendido que la única manera posible es unirse ante un objetivo común, al constatar que tienen serios problemas con las transnacionales y sus desarrollos, por la invasión constante de megaproyectos en sus territorios, que comúnmente van en contra de la dignidad, solidaridad, respeto, justicia social, equidad, hermandad y de la soberanía que necesita toda comunidad para desarrollar su futuro. Es relevante delimitar estrategias de preservación para que la autodeterminación de los territorios regionales sea en esencia una realidad y no solo un discurso dicho para contentar las presentaciones públicas de los gobiernos, para que las transnacionales dejen de hacer lo que les plazca en los territorios.
Por muchos años se puso un manto oscuro sobre lo que realmente significaba proteger el medio ambiente y se escondió esa terrible realidad bajo el manto sagrado de la creación de un Ministerio del Medio Ambiente en el primer gobierno de Bachelet. Con el tiempo esos intereses económicos poco les importó destruir territorios y la vida de las comunidades para lograr sus objetivos. Tanto ha sido así en todos estos años, que ser ecologista hasta hace pocos años atrás era sinónimo de gente poco confiable, de malas costumbres, que poco y nada entendían de ciencia y fueron consideradas personas de segunda categoría por los intereses creados y por la oligarquía; por personajes que supuestamente eran de primera categoría….. En la actualidad esa realidad ha cambiado y el medio ambiente es un tema relevante y es vital hacer notar la intervención de las grandes transnacionales extranjeras y que esas irregularidades es parte de la vida de mucha gente y donde cada día se suman más comunidades por lograr una soberanía positiva en materia ambiental. Sobre todo cuando el cambio climático pasó a ser una realidad palpable y siniestra, que esta empezando a afectar nuestras vidas en forma negativa.
Las transnacionales han gastado millones de dólares para hacernos creer que eso del medio ambiente no es más que una invención de gente rebelde y desconsiderada por el desarrollo de los países, que la naturaleza es infinita y que eso del cambio climático son tonterías inventadas por una clase poco instruida y que lo más importante es generar trabajo y que el resto es tontería. Para sustentar este concepto en forma y fondo, las transnacionales han financiado canales de Televisión, Universidades, Institutos Científicos, Partidos Políticos, Políticos, Gobiernos y todo lo que se mueva y sirva para salvaguardar estos intereses. Incluso crearon una bibliografía diseñada con ese objetivo y contar con científicos nacionales que defendieran esas tesis en la TV y dieran un aire académico a la situación, para que las comunidades no pudieran contrarrestar la información a riesgo de ser llamados ignorantes.
Proyectos iconos de ese mal hacer como HidroAysén, Pascua Lama en el Valle del Huasco y la Chancheria de Freirina entre otros, utilizó muchos recursos para financiar científicos, políticos, gobiernos y profesionales llenos de posgrados y doctorados para avalar su intención y decirnos que todos los que éramos contrarios a esos intereses estábamos equivocados y ignorantes, tratando de convencernos que intervenir los ríos Baker y Pascua y gran parte del sur de Aysén y el magnífico glaciar Pascua Lama no significaba un deterioro ambiental para las localidades involucradas y que era el costo del desarrollo para tener trabajo. Toda la estrategia fue financiada con capitales Españoles, Italianos y Australianos y se nos dijo que Chile estaba obligado a intervenir sus preciados ríos y glaciares, porque faltaba energía y corríamos el riesgo de un apagón generalizado en el país y quien era la ciudadanía para oponerse al desarrollo.
Las organizaciones sociales ante la nueva realidad se tuvieron que introducir en un entramado político complejo y muchas veces difícil de enfrentar y además financiado con nuestros mismos impuestos, dadas las características de lo que implica saber que el congreso y los mismos gobiernos de turno son parte de la trama y que estaban intervenidos por capitales extranjeros. Hay que poner mucha voluntad para no decaer al enfrentar la terrible verdad que se ha descubierto y que nadie en su sano juicio quiere enfrentar. Por eso si hablamos de emigraciones problemáticas, es indudable que la realizada por las transnacionales ha sido nefasta y destructiva para los intereses del Chile de todos y muy beneficiaria para el Chile de unos pocos.