Los países de Latinoamérica conservacionistas en la CBI, conocido como Grupo Buenos Aires, hicieron sus mayores esfuerzos para avanzar hacia el cumplimiento de su compromiso de evaluar separadamente la propuesta de caza aborigen, pero la presión ejercida por Estados Unidos y la falta de apoyo de los países de la Unión Europea, impidieron alcanzar al menos un análisis profundo de los elementos más cuestionables, como la ausencia de mecanismos de sanción en caso de infracciones y la renovación automática de cuotas de caza indígena.
Florianópolis Brasil. 12 de Septiembre 2018 (CCC News) – Un controversial paquete de cuotas de caza aborigen liderado por Estados Unidos y que incluye propuestas para comunidades de ese país, la Federación Rusa, Dinamarca y San Vicente y Granadinas fue aprobado por la Comisión Ballenera Internacional en el tercer día de asamblea plenaria en Florianópolis, Brasil.
El paquete, que comenzó a discutirse martes, fue objetivo de intensos debates debido a que representan distintas realidades, necesidades e historial de cumplimiento de los requerimientos de la CBI para este tipo de caza, lo cual hizo imposible evaluar de manera independiente las justificaciones brindadas para la aprobación de cada una de ellas. Como resultado, la Comisión terminó aprobando aumentos injustificados de cuotas de caza de ballenas grises para Rusia, así como aumento de cuotas de caza de ballenas para Groenlandia, país que incluso comercializa carne y productos obtenidos de estas matanzas en restaurantes y cruceros de Dinamarca a pesar que éstos deben estar destinados exclusivamente para el uso de las comunidades aborígenes pues existe una moratoria vigente sobre la caza comercial de ballenas a nivel global.
De manera similar, los múltiples elementos que fueron adicionados al paquete para flexibilizar las medidas tendientes a monitorear y regular la caza aborigen de ballenas, tampoco pudieron ser abordadas de manera independiente, por lo que su aprobación constituye, de facto, un grave debilitamiento a la moratoria sobre la caza comercial.
Los países de Latinoamérica conservacionistas en la CBI, conocido como Grupo Buenos Aires, hicieron sus mayores esfuerzos para avanzar hacia el cumplimiento de su compromiso de evaluar este paquete separadamente, pero la presión ejercida por Estados Unidos y la falta de apoyo de los países de la Unión Europea, impidieron alcanzar al menos un análisis profundo de los elementos más cuestionables del paquete, como la ausencia de mecanismos de sanción en caso de infracciones y la renovación automática de cuotas de caza aborigen.
A pesar que éste último elemento fue revisado y se incluyeron algunas medidas orientadas a asegurar que las cuotas no se renueven en caso de no cumplirse ciertos criterios, la credibilidad de la Comisión en hacer cumplirlas está gravemente comprometida luego del rechazo de las cuotas de caza aborigen para Groenlandia en 2012. A pesar de no haber sido autorizadas por la Comisión, las matanzas se llevaron a cabo y hasta la fecha la CBI no ha calificado estas capturas como infracciones, ni mucho menos ha adoptado ninguna medida para evitar que casos similares se repitan en el futuro.
Sin embargo, lo más lamentable es que la aprobación de este “paquete” ignoró completamente el legítimo derecho de los pueblos que usan a las ballenas sin matarlas y condenó para siempre la vida de cientos de ballenas jorobadas que serán cazadas en Groenlandia y no podrán regresar a las aguas de República Dominicana y el Caribe a dar a luz a crías. A pesar que algunos miembros de la CBI se excusan argumentando que el Comité Científico asegura que estas capturas no tendrán impactos sobre esta población, la caza de ballenas no es sólo una cuestión de cálculos matemáticos para definir cuotas de caza, sino de la capacidad de monitorear estrictamente las medidas de conservación adoptadas, reportar efectivamente abusos y sancionar ejemplarmente cualquier infracción.
Destacable frente a este escenario fue la posición de la mayoría de los países del Grupo Buenos Aires, que a pesar de la presión ejercida por Estados Unidos para aprobar el “paquete” ballenero por consenso, cumplieron íntegramente con sus principios de defensa a la moratoria y la vida de la ballenas para el uso y goce de nuestros pueblos mediante métodos no letales. En particular de Costa Rica, país que alzó la voz con decisión para llamar a votación la propuesta y evitar su aprobación por consenso. Este llamado fue apoyado con el voto de rechazo al paquete de Argentina, Colombia, Ecuador, República Dominicana, Uruguay, Panamá. Sin embargo, México, Brasil, Perú y Chile se abstuvieron de rechazar un paquete que sienta graves precedentes para futuras operaciones balleneras de carácter comercial.
Para Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea “la posición adoptada por Chile en este tema no tiene ninguna justificación toda vez que en 2012 el país rechazó un paquete de propuesta de caza aborigen que era mucho menos nocivo respecto a la flexibilización de medidas para permitir la caza de ballenas. La abstención de Chile tampoco representa nuestra política de Estado, completamente comprometida con el uso no letal a través de la Ley de Protección a Cetáceos, adoptada hace ya una década, ni la posición acordada por el Grupo Buenos Aires el pasado mes de agosto sobre el deseo de separar el paquete durante una reunión sostenida en Santiago. Por ello llamamos al gobierno de Sebastián Piñera a dar a la ciudadanía chilena los motivos detrás de esta incomprensible y lamentable decisión.” Considerando que Estados Unidos fue el principal articulador de la aprobación de este paquete, Cabrera expresó su preocupación que la influencia de este país y la próxima reunión entre los presidentes Trump y Piñera el próximo 28 de septiembre haya tenido alguna relación con el debilitamiento de la posición de Chile frente al paquete.
Fuente: Centro de Conservación Cetacea