En 1976 fueron detenidos su esposo Manuel Recabarren, dos de sus hijos, Luis y Manuel , y su nuera Nalvia Mena Alvarado, quien se encontraba embarazada. Fue cofundadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), junto a la cual nunca ha cesado la búsqueda de los suyos y de todas las víctimas de la violencia ejercida por el Estado chileno en ese período.
Santiago, 26 de octubre de 2018. (radiodelmar.cl)– Este viernes falleció Ana González González, histórica defensora de los derechos humanos en Chile y cofundadora de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos. La dictadura cívico militar chilena asesinó e hizo desaparecer a su esposo, sus dos hijos y a su nuera que estaba embarazada.
El 29 de abril de 1976 sus hijos Luis Emilio (29 años) y Manuel Guillermo (22), y la cónyuge del primero, Nalvia Rosa Mena Alvarado (20) —que estaba embarazada—, fueron detenidos y desaparecidos. Al día siguiente, el 30 de abril, su marido Manuel Recabarren (50 años), salió a buscar a sus hijos y a su nuera, y también fue detenido y desaparecido. Según algunos testimonios, se le habría visto con vida en el centro de detención de Villa Grimaldi.
«Quiero llorar a mares cuando se sepa la verdad»
Desde ese abril oscuro de 1976, Ana González comenzó un camino por la verdad y la justicia. En una de sus intervenciones señaló: «Mis lágrimas las convertí en lucha, pero yo quiero llorar. Quiero llorar a mares, pero cuando se sepa la verdad, cuando haya justicia. Y si no alcanzo a llorar, otros lloraran por mi».
Ana González nació en una oficina salitrera cerca de Tocopilla en 1925. Por más de treinta años ha encarnado el deber ético de la memoria y la exigencia de verdad y justicia para los/las detenidos/as desaparecidos/as por la dictadura implantada en 1973.
Ana ha ejercido, asimismo, una infatigable labor de denuncia: participó de la primera huelga de hambre en la Comisión Económica para América Latina (CEPAL); junto a Gabriela Bravo y Ulda Ortiz recorrió Europa y Norteamérica, acudiendo entre otras instituciones a: las Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos, la Cruz Roja Internacional, la Comisión Internacional de Juristas, el Vaticano, el Consejo de Iglesias de Nueva York, Amnistía Internacional, universidades y medios de comunicación, portando siempre la imagen de sus familiares desaparecidos.
Al regreso a Chile fueron expulsadas, condenándolas al exilio, sin embargo la firme decisión de volver al país, y la presión internacional y nacional obligaron a la dictadura a permitir su retorno.
Escribió cartas abiertas y columnas en que remece la conciencia de las chilenas y chilenos y emplaza a las autoridades a hacerse cargo de las desapariciones, torturas y asesinatos cometidos por la Dictadura.
“Cuando niña, aprendiendo de nuestra historia patria, se me grabó el gesto del Almirante Miguel Grau, al devolver a la viuda de nuestro héroe Arturo Prat, sus cartas y pertenencias. Qué nobleza, y era el enemigo. ¿Por qué a nosotros no nos devuelven los huesos de nuestros amados, chilenos que fueron masacrados por otros chilenos? Le aseguro que el país avanzaría por el camino del honor, la grandeza y la recuperación de su salud mental. Me niego, como ciudadana de este país, a que tanto crimen siga en la impunidad, a que nuestro dolor siga ignorándose y se nos niegue lo más elemental: Verdad y Justicia, nada más pero nada menos. En Santiago, a 19 días del mes de Abril de 2007, a tres días de cumplirse el 31 aniversario de la detención y desaparición de los míos”, escribió Ana González, en una carta abierta dirigida al ex Comandante en jefe del Ejército chileno, general (r) Juan Emilio Cheyre.
Cheyre ahora está procesado por participar en hechos donde asesinaron a personas durante la dictadura militar.