19 - septiembre - 2024

Un medio ambiente sano es vital para encontrar la felicidad

Un elemento clave de la felicidad en el ámbito social, es que debe ser un proceso colectivo. Sin colectividad no existe la felicidad real y que podamos sustentar en el tiempo, entendiendo que la felicidad no es la exaltación y si lo colectivo en armonía y balance con el medio. Es el vínculo entre el bienestar, la seguridad social y un entorno sustentable, que fundamentan la calidad de vida y la diversidad de las funciones estratégicas que nos permiten sostener la solidaridad.


Por Andrés Gillmore
10 de octubre de 2018

La democracia y la política tienen por lo menos en teoría en lo que a desarrollo humano se refiere, el objetivo de buscar la felicidad de la sociedad como un todo, sustentando esa búsqueda en algo que es intangible y muy personal, pero vital para el desarrollo humano, que depende de cada uno y de la forma en cómo buscamos esa felicidad ante lo que queremos y sentimos y si tenemos conciencia que lo que podemos reconocer como felicidad existe realmente. En el mundo antiguo no se reconocía el concepto de felicidad como tal y fue solo a partir del final del medioevo que se comenzó a tener conciencia que existía y que hacía a los hombre más plenos y libres.

La felicidad no se reduce al bienestar afectivo de un organismo que se adapta a su medio, no es tan fácil la cuestión. Para empezar se debe construir una forma de vida según valores éticos y morales, sin dejar de lado la libertad, ni menos la responsabilidad ante el compromiso de la acción como persona que vive en un mundo colectivo y en ello la democracia es parte fundamental para obtener la felicidad, al presuponer que seamos capaces de lograr un equilibrio interno en relación con lo externo, que nos permita superar nuestros conflictos y contradicciones naturales como seres humanos y entender que la felicidad no es otra cosa, que la conquista sobre uno mismo y sobre el medio en el que estamos insertos, tomando en cuenta las fuerzas de la naturaleza y su relación con el mundo social y que si lo contaminamos y destruimos es imposible encontrar la felicidad.

Las sociedades modernas se mueven por racionalidades y una diversidad de conceptos, orientados hacia objetivos que la mayoría de las veces no es realmente lo que buscamos, pero que a veces llegamos a creer que son parte de la solución a nuestros problemas internos de autosatisfacción y no entendemos que todo es parte de una estrategia comercial para hacernos creer, que lo que ellos proponen es la felicidad, que a lo más podrá marcar un camino hacia una interpretación de lo que se quiere ante un objetivo predeterminado; el resto es netamente ideológico y depende de cada uno y bajo esos parámetros tenemos la tendencia a equivocarnos y por ello a ser infelices.

Los que eligen el mundo político como medio de vida, comúnmente no tienen nada de representativos y si decimos las cosas como son, muchos de esos seudos representantes sociales a los que llamamos políticos, lo que realmente hacen es resumir la capacidad de reproducir los intereses de las comunidades que dicen representar. Lo que pasa y en esto esta la gran divergencia que vivimos en la actualidad entre mundo social y político, es que el ciudadano comúnmente tiende a engañarse a si mismo, produciendo un sinnúmero de distorsiones ideológicas y se aferra a la posibilidad que alguien externo resolverá los problemas que lo aquejan, escondiendo los verdaderos intereses detrás de un supuesto compromiso social y colectivo que dicen representar y terminan a lo más definiendo preocupaciones partidistas, pero poco y nada dicen de la búsqueda de la felicidad.

En estas variables radica la complejidad actual de la problemática del poder y su relación con la política organizacional, que conlleva subliminalmente la búsqueda de la ansiada felicidad y que muchas veces termina transformada en una disconformidad, que termina por destruir lo que somos y como parte de un mundo subterráneo que carece de conceptos colectivos, cuando lo que verdaderamente se busca en términos sociales esta en lo netamente colectivo, ante un objetivo que se transforma en el problema de fondo del mundo del desarrollo, al entregar una definición falsa y no se enfrenta el objetivo que toda sociedad debe buscar, que no es otra cosa que la búsqueda de la felicidad.

A lo largo de las últimas décadas los sociólogos se han estado interesando por la problemática del poder y su relación con la política en la búsqueda de la felicidad; entendieron que a partir de ese conocimiento y desde su concepción social, cultural y política, es factible proyectar estrategias de desarrollo y entender las motivaciones sociales de los procesos de cambio que necesita toda sociedad para ser sustentable en el tiempo y ser más felices.

Podríamos decir fehacientemente que la búsqueda de la felicidad representa en la actualidad la energía vital que mueve a la raza humana en todos sus conceptos, pero que muy pocos tienen conciencia de su existencia y en eso radica la dificultad actual del mundo globalizado, que no tiene conciencia del objetivo real de lo que es vivir y sentir felicidad.

Existen en la actualidad un sin número de informes de lo que representa la felicidad en la sociedad moderna y como en función de ese objetivo se ha estado proyectando supuestamente una forma de vivir, pero sin entenderse lo que necesita cada segmento social. Los informes inexorablemente unen la relación de la calidad de vida y su relación con el medio ambiente con la felicidad y cómo estos fundamentos unidos al trabajo son vitales para encontrar la anhelada felicidad y que por lógica deben guiar las políticas estratégicas del desarrollo social, hacia la sustentabilidad ambiental, industrial, cultural, histórico, social. Transformando la felicidad en el objetivo impulsor que toda sociedad que se precie y se respete a si misma debe buscar.

Una sociedad confundida y sin un liderazgo real como la nuestra, demuestra mucha de esa infelicidad enconada en nuestros corazones muchas veces. Anulando la capacidad de sortear los obstáculos naturales con propuestas creíbles que nos permitan ser más felices y conscientes de nosotros mismos, haciéndonos olvidar que el objetivo primordial que toda sociedad debe tener para ser fiel a si misma y lo que proyecta su futuro, es por sobre todas las cosas la busca de la felicidad para todos y no solo para algunos como suele suceder.

Un elemento clave de la felicidad en el ámbito social, es que debe ser un proceso colectivo. Sin colectividad no existe la felicidad real y que podamos sustentar en el tiempo, entendiendo que la felicidad no es la exaltación y si lo colectivo en armonía y balance con el medio. Es el vínculo entre el bienestar, la seguridad social y un entorno sustentable, que fundamentan la calidad de vida y la diversidad de las funciones estratégicas que nos permiten sostener la solidaridad. Variable de importancia vital sin la cual es imposible obtener la felicidad.

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