Por Philip Van Pyre
Dinámico ejecutivo y dirigente de empresa. Se destacó singularmente en la comercialización de licores y alcoholes durante la vigencia de la Ley Seca en Estados Unidos. Llegó a controlar más de cincuenta destilerías y sesenta salas de juegos de sociedad, y ayudó a ganarse el pan diario a numerosas señoras y señoritas. Su personalidad fue muy discutida aunque nadie pudo negar su especial elegancia, la fina calidad de sus camisas y su abnegada dedicación familiar. Así, veló infatigablemente por la honra de su hermana menor; por ello también fueron velados dieciocho individuos que osaron atentar contra ese resguardado bien. Acusado de horrendo crimen de eludir el pago de los impuestos, fue recluido de por vida, despiadadamente, en una celda sin calefacción ni baño privado. Sensible, pero de aguda melancolía, y sin ningún aliciente para su delicado espíritu, lloró muchos años en el fondo de su celda oscura. Lo amo por su ejemplar resignación cristiana y por su vida empresaria.
Los cuadernos negros de Philip Van Pyre, ilustrado por L. Durañona y H. Sabat (1972)