Resulta indignante la fragilidad de la legislación medioambiental, para la importancia del territorio patagón para el desarrollo de Chile, haciendo que esta maravillosa potencialidad este a merced de actividades económicas y productivas, que en la actualidad no cuentan con una fiscalización adecuada, creando la necesidad de abrir un debate serio, responsable y profesional.
Por Andrés Gillmore, Past-Director Corporación Costa Carrera, Aysén.
En Chile el cambio climático llegó para quedarse, desde Arica a Tierra del Fuego se están sufriendo las consecuencias, en una población que poco entiende lo que esta pasando y los gobiernos aunque reconocen el tema y dicen que hacen todo lo posible, en realidad poco hacen por enfrentar sus consecuencias con políticas ambientales que proyecten un cambio de paradigma en las forma y métodos y se continúa contaminando y poco se hace por valorizar el territorio nacional y lo que representan las regiones para la proyección futura de Chile. Sorprende como se ha estado dejando casi todas las explotaciones de los recursos naturales a empresas extranjeras y lógicamente a estas poco les importa preservar los territorios que intervienen y eso es muy grave para un país como Chile; dueño de lo que se ha denominado como un “Subdesarrollo muy Exitoso”.
Patagonia es un ejemplo redundante de la terrible realidad en términos ambientales, que a pesar de ser un territorio formidable y de gran proyección para el desarrollo del país y reconocido a nivel planetario como Reserva de Vida, las señales que debe protegerse y proyectarlo sustentablemente no se están reconociendo como debería ese fundamento. Patagonia en la actualidad esta desprovista de una legislación que la defiendan de los malos usos que hacen las grandes empresas en busca de sus recursos naturales. En la actualidad el territorio patagón, tiene serios polos de contaminación en lo que se refiere a intervenciones mineras, salmoneras y qué hablar de lo que le ha significado a los pescadores artesanales de Patagonia, tener que adaptarse a la draconiana ley de pesca, que los dejó sin poder desarrollar su oficio y en precarias condiciones de vida y transformados en mano de obra barata para las grandes corporaciones salmoneras.
Cuando hablamos de Patagonia en Chile, pocos saben que este magnífico territorio es la tercera parte del territorio nacional continental y que es visitado por más de 300 mil turistas cada año, en busca de su magnífica calidad ambiental y escénica. La Patagonia chilena comienza en el límite sur de la provincia de Llanquihue y termina en la región de Magallanes en Tierra del Fuego y cuenta con un total de 24 comunas y una superficie territorial de 25,8 millones de hectáreas y 74 mil kilómetros de borde costero.
Los recursos naturales y la belleza de su, en la actualidad esta amenazado por proyectos de intervención de gran magnitud por parte de transnacionales extranjeras, que están comenzando a alterar el valor ambiental del territorio de la Patagonia y su proyección de futuro, por desarrollos productivos y de servicios, que con el pasar de los años están destruyendo su vocación natural y las potencialidades inherentes del territorio patagónico, como el turismo de intereses especiales, la ganadería, la agricultura, la fruticultura y la pesca artesanal sustentable. En la actualidad no existe un protocolo o un Plan Estratégico, que permita tener claridad de cuáles son las capacidades de carga de los territorios y mejorar la producción y los servicios que están prestando y tener la posibilidad cierta de defender sus intereses territoriales con conocimiento cabal de las condiciones de Patagonia y por ende; la falta de una correcta calificación ambiental, social, cultural, productiva, energética y económica de los proyectos de desarrollo que están operando en la actualidad y los que están siendo pretendidos, esta poniendo en riesgo la proyección sustentable de la gran Patagonia chilena.
El 60% de este magnífico territorio es un sistema natural y virgen aun intocado por la mano del hombre comparativamente con el resto de nuestro querido Chile y es el gran potencial que debemos sostener y que por lo demás es único y es considerado como la última reserva de agua dulce de Chile y del planeta en cantidad y calidad, que sumado a sus extraordinarios paisajes, su magnífica biodiversidad, su maravilloso endemismo, su clima único y variado, terminan otorgandole un valor intrinsico de inmejorable calidad, que esta siendo desestimado por gobiernos y políticos en general, que solo interactúan con el territorio como fuente de recursos naturales a explotar, sin importarles su proyección de futuro como territorio y lo que representa a nivel planetario como reserva de vida.
La Patagonia tiene una geografía y una identidad cultural muy propia, especial, valiosa y muy diversa en sus límites. El destino de este vasto territorio y sus posibles usos futuros, deben estar alineados en la búsqueda de una relación positiva y sustentable con la sociedad globalizada. De no ser así y de acuerdo con la proyección del uso actual que se le esta dando a patagonia, en pocas décadas se convertirá en lo que pudo ser y no en lo que debería ser.
El territorio patagón aporta a la imagen internacional de Chile y es reconocida a nivel internacional como un tesoro de la humanidad, que con el pasar de los años se ha transformado en un atractivo relevante para el turismo mundial de intereses especiales, produciendo un desarrollo de gran proyección. El 50 % de la superficie patagonica son Áreas Silvestres Protegidas, Santuarios de la Naturaleza y maravillosos Parques Nacionales, de gran importancia para Chile y su desarrollo futuro. Por eso y por mucho más, patagonia debe preservarse para que lo puedan disfrutar todos los chilenos y no solo algunos como suele suceder en estos casos.
Sustentados en el derecho constitucional que el ciudadano chileno tiene, de vivir en un medio ambiente libre de contaminación y del deber del Estado de preservar los territorios. Las excepcionales cualidades de Patagonia resaltan ese derecho innegociable, de velar por su desarrollo sustentable, haciendo urgente la necesidad de proteger la pristinidad de sus áreas protegidas. La fragilidad ambiental del territorio ante la llegada de empresas foráneas y considerando que el Estado tiene el deber de otorgarles a las comunidades el derecho de vivir en un ambiente limpio y con proyección de futuro, que hace que la necesidad de proteger Patagonia sea incontestable, que nos entrega la gran oportunidad de transformar este territorio en un ejemplo de regionalización y descentralización y llevar a la práctica el discurso que por tanto tiempo hemos escuchado por parte de las autoridades y políticos. Estableciendo coordenadas que permitan construir un desarrollo sustentable, de acuerdo con sus ventajas comparativas y su maravillosa denominación de origen, proyectando una economía que le otorgue el valor agregado que se merece.
Por eso resulta indignante la fragilidad de la legislación medioambiental, para la importancia del territorio patagón para el desarrollo de Chile, haciendo que esta maravillosa potencialidad este a merced de actividades económicas y productivas, que en la actualidad no cuentan con una fiscalización adecuada, creando la necesidad de abrir un debate serio, responsable y profesional, que unifique criterios de desarrollo y sustentabilidad y la construcción de una legislación que le permita al mundo patagónico, desarrollar una identidad propia, resguardando su patrimonio natural, cultural y social, por medio del uso sustentable de sus recursos naturales. Entendiendo que es una reserva de agua y de vida con certificación ambiental a nivel planetario, que con el tiempo se ha transformado en una marca de clase mundial con denominación de origen, que debe ser protegida para salvar su identidad y sus preciados valores culturales, que son tan propios de la gran Patagonia Chilena.