Sin duda que lo sucedido en Cobquecura es un hito histórico para el movimiento socioambiental de Chile, en donde una pequeña localidad resiliente a desastres naturales, se levanta en contraposición a intereses transnacionales que buscan capitalizar recursos apropiándose de un mar que no les pertenece.
Por: Cesar Aguila Pérez
Cobquecura, 11 de octubre de 2019
Luego de cuatro años de oposición a la nefasta industria acuícola, que ha generado desastres irreparables en territorios considerados claves para la biodiversidad del planeta, Inversiones Pelicano ha decidido retirar todos sus proyectos presentados al Sistema de Evaluación Ambiental que pretendían ser instalados en las costas de Cobquecura.
En primera instancia se trataba de 11 proyectos para la producción de salmones a gran escala, todo un experimento para esta industria cuestionada en el sur de Chile, lo que sería una gran muralla de jaulas flotantes expuestas a mar abierto, en condiciones extremas, instaladas en un área con condiciones ecosistemicas únicas en el centro sur de Chile que alberga el “Santuario de la Naturaleza Islote de la Lobería-Iglesia de Piedra” declarado monumento nacional el año 1992, por ser la principal área de reproducción del lobo marino de un pelo.
Frente a las intenciones de esta empresa, propiedad de la familia Stengel, una de los 7 grupos de la pesca industrial que se adueño de las cuotas pesqueras a través de la corrupta Ley Longueira, un importante movimiento ciudadano aporto para rechazar los permisos ambientales de esta compañía salmonera.
Pero este movimiento de protección de la fauna silvestre tiene un historial. Ya en tiempos de la dictadura cívico militar, las autoridades de aquel entonces entregaron permisos para casar y extraer la piel de miles de lobos marinos, las cuales fueron exportadas a Alemania para la fabricación de costosos abrigos de piel, dejando fuertes imágenes de destrucción en la retina de los habitantes de Cobquecura. Se podría decir que fue el primer movimiento ciudadano por la conservación de estas costas y que se materializo en la declaratoria de este Santuario de la Naturaleza.
Luego de este proceso, el extractivismo fijó nuevamente sus ojos en estas costas, concretando la construcción del emisario submarino de descarga de residuos industriales de celulosa Arauco Nueva Aldea, con una fuerte oposición ciudadana. Sin embargo el poder y la corrupción de este gigante maderero pudo más. En la actualidad las costas adyacentes al rio Itata han sufrido continuos derrames producto de roturas de esta gigantesca cañería, contaminando las aguas subterráneas y alterando para siempre la tranquila vida de los habitantes de Boca Itata y Mela, pero este movimiento nos dio la experiencia para enfrentar otros conflictos que vendrían.
Fue a mediados del año 2015 cuando nos percatamos de la existencia de las Áreas Aptas para la Acuicultura en nuestra comuna, en donde luego se presentarían los 11 proyectos. Entonces, como vecinos de este lugar iniciamos una frenética búsqueda de información acerca de a los reales impactos de esta industria. Se conformaron comités locales de protección del borde costero y se forman grupos de Wasap para mantener informada la comunidad. Surgieron líderes locales y nos trataron de imponer otros, como una forma de dirigir los avances de esta lucha, sin embargo el Comité de defensa del borde costero de Cobquecura empieza a generar asambleas y coordinaciones locales cara a cara, formando alianzas en el territorio y comprendiendo en primera persona los impactos de la industria del Salmón. Es así como nos acercamos al “Mayo Chilote” de 2016, cuando en Cobquecura nos organizamos para reunir alimentos para ir en apoyo al movimiento ciudadano de Chiloé, que se veía enfrentado a la contaminación de sus costas producto de la marea roja de los centros de cultivo de salmones y a la descarga de estos peces muertos en las aguas del archipiélago. Una importante delegación de vecinos y vecinas de Cobquecura, vinculados al Comité de defensa del Borde Costero de Cobquecura fue a entregar estos alimentos en Ancud, Castro y Dalcahue, solidarizando de forma concreta con las demandas del movimiento ciudadano y estableciendo alianzas que hasta el día de hoy se mantienen.
En enero del año 2017, nuevamente el Comité de Defensa del Borde Costero organiza el Primer Encuentro de Comunidades en Conflicto con la industria del Salmón, encuentro que congrego a organizaciones sociales y otras instituciones en la defensa del Borde Costero de Ñuble, con la asistencia de más de 100 organizaciones desde Valparaíso a Magallanes, actividad que contó con el apoyo de la Red de Defensa de los Medios de los Pueblos, con quienes generamos comunicados de prensa y una gran cadena de difusión con medios de comunicación independientes que sí le dan cobertura a este tipo de conflictos.
Fue durante el año 2018 y lo que va de 2019 cuando tuvimos que estudiar las diversas adendas que presentó Inversiones Pelícano al Sistema de evaluación ambiental; solicitar apoyo a profesionales especialistas en esta área; y comprender los aspectos legales que tienen que ser considerados a la hora de evaluar técnicamente este tipo de proyectos. Sin duda que fue un periodo importante de preparación en donde se redescubrieron los servicios ecosistemicos de esta parte del territorio. Fueron muchas personas quienes nos apoyaron en justificar nuestro punto de vista, a todas y todos ellos les damos las gracias pues mantener estas costas libres de contaminación y de cualquier amenaza es fundamental para alcanzar las líneas de desarrollo que nosotros nos hemos definido y que van de la mano directamente con el resguardo de nuestro territorio y el respeto a nuestras tradiciones, las cuales nos otorgan identidad y nos diferencian del resto.
Sin duda que lo sucedido en Cobquecura es un hito histórico para el movimiento socioambiental de Chile, en donde una pequeña localidad resiliente a desastres naturales, se levanta en contraposición a intereses transnacionales que buscan capitalizar recursos apropiándose de un mar que no les pertenece.
La empresa Pelícano amenazó con reformular sus proyectos y volver en un futuro cuando las condiciones sean más propicias para ellos. Sin duda que el actual modelo económico propicia la instalación de estas empresas en estos lugares, pero la semilla fue plantada hace tiempo… acá estaremos dispuesto a defender este territorio ante cualquier amenaza porque nuestro entorno de defiende.