Se culpa a la alta clase política y los grandes capitales de Chile. Hay que decir que sí son los grandes responsables de esta profunda herida. Ellos saben que el modelo chileno fue construido deliberadamente sobre abusos. Fue una decisión política el crear un sistema basado en un estado ausente, bajos salarios y altos precios, de manera de conducir a la inmensa mayoría al consumo y endeudamiento, con leyes protectoras adhoc y sin pagar los costos ambientales.
Por: Juan Cárlos Viveros desde Chiloé
23 de octubre de 2019
Dos caras de una misma moneda. En mayo de 2016, un estallido social emana desde lo mas profundo del sentir chilote isleño, inundando el sentir de todo Chile, con enormes manifestaciones en cada ciudad del país. En pleno octubre de 2019, la otra cara. Un estallido social emana desde lo mas profundo del sentir del continente, de Chile, inundando el sentir de todo nuestro archipiélago.
El mayo chilote o la rebelión histórica del siglo del archipiélago, comienza con una gigantesca marea roja (Bloom de algas nocivas) que cierra a la extracción de productos marinos a una gran parte de nuestras islas. Posteriormente, gracias a los antecedentes aportados por la organización Defendamos Chiloé, se suma el vertimiento de mas de 9000 toneladas de salmones descompuestos en cercanías de la comuna de Ancud. Los pescadores se toman accesos en las 10 comunas de la isla grande y día a día comienza a ocurrir el estallido social. Se suma gente de la salud, educación, petitorios, reflejando ese arraigado sentir de necesidades humanas básicas no resueltas por décadas. Una reacción emocional a un entender racional, de un sistema político económico injusto, abusivo, una clase política que no oye ni ve y empresas salmoneras en un actuar simplemente inconsciente e indolente. A mitad de los 18 días de intensas movilizaciones, comienza la división interna, debido a ausencia de liderazgos, poca experiencia, ausencia de equipos profesionales de apoyo, egoísmos, que finalmente termina en una negociación donde sectores de la pesca artesanal y dirigentes ligados a partidos políticos dan vuelta la espalda a los auténticos petitorios sociales, sin lograr resolver ninguna de las demandas históricas de nuestra gente.
Como ven, mucha similitud al estallido social de estos días, que se inicia emocionalmente en Santiago, a la cual se vuelca luego prácticamente toda la sociedad chilena.
Los puntos en común son claros, descontento, frustración, rabia, por sentir que el modelo capitalista salvaje chileno nos tiene agobiados, ya que no cumple con la ansiada promesa del desarrollo y bienestar que promete, sino que, por el contrario, nos conduce inevitablemente al endeudamiento, en un sistema totalmente privatizado, donde se hace casi prohibitivo el enfermarse, enviar a mas de un hijo a la universidad, comprar la casa propia o sencillamente llegar a fin de mes.
Lo que hoy sorprende a todos, es que se hayan sumado a este sentir los profesionales, la clase media, incluso las comunas mas acaudaladas de Santiago,”la burbuja económica” de Chile, el barrio alto de Santiago. Es que el malestar es para todos. Hace rato nos dimos cuenta de lo que sucede y las explosiones sociales ocurren cuando la sociedad vislumbra la primera oportunidad de expresar su real sentir.
Se culpa a la alta clase política y los grandes capitales de Chile. Hay que decir que sí son los grandes responsables de esta profunda herida. Ellos saben que el modelo chileno fue construido deliberadamente sobre abusos. Fue una decisión política el crear un sistema basado en un estado ausente, bajos salarios y altos precios, de manera de conducir a la inmensa mayoría al consumo y endeudamiento, con leyes protectoras adhoc y sin pagar los costos ambientales. Fue una decisión de los de arriba el privatizarlo todo y apropiarse muchas veces de manera ilegitima, de empresas y servicios públicos. Empero, la sorpresa no es tanta para quienes conocen las leyes de la vida y en Chiloé nuestros antiguos siempre nos dijeron que tengamos cuidado con lo que sembramos, pues de ello mismo hemos de cosechar. Al parecer a la alta clase política y empresarial se le olvidó que si siembras vientos, cosecharas tempestades y estas ya están aquí.
Para ir cerrando esta columna, contarles con sinceridad y tristeza, que luego de la rebelión histórica chilota, en mayo de 2016, no pudimos lograr nada. Suena duro, pero así fue. Nos faltó liderazgos, unidad, solidaridad, experiencia y dejar los objetivos personales y egos de lado. Una vez que la división y egoísmos de algunos se apodero de la legitima movilización, fuerzas especiales desalojaron todas las barricadas y todo el sistema fue volviendo paulatinamente a su misma realidad. Espero de todo corazón que no sea el mismo desenlace en este “octubre chileno”. Espero que seamos capaces de organizarnos, coordinarnos, asesorarnos, tener estrategia, táctica, conocimientos y mucha solidaridad. Esta causa, al igual que el mayo chilote, es una causa legitima, con un fondo verdadero. Espero que la clase política y económica que gobierna y es propietaria de Chile, tenga humildad, tenga conciencia y sea capaz de pedir disculpas a la gente , enmendar rumbo y entregar soluciones concretas.
Se abre la puerta a un nuevo pacto social, un nuevo contrato social en todo el país y en Chiloé. Ese pacto debe nacer en el dialogo consciente, donde estemos todos y todas, los de arriba y abajo, el estado, la actividad empresarial y la sociedad. Si los políticos pretenden hacerlo solos, sin la gente, será un nuevo gran error. Si los grandes capitales pretenden no participar, no entregar soluciones directas, será otro gran error.
Las crisis son un peligro y una oportunidad. Desde Chiloé, anhelo de todo corazón que esta sea nuestra gran oportunidad.