24 - noviembre - 2024

Baradit opina sobre Chile y COP25: «Piñera corre el riesgo de una detención internacional por violaciones a los derechos humanos”

«Hay una especie de chantaje, de soborno, al que se ve sometida la población. En Chiloé también ocurre, la forma en cómo la industria salmonera absorbe cesantía produce una especie de chantaje y neurosis terrible en la población, porque si bien sabe que está dañando el medio ambiente también le está “’dando trabajo’”.


Santiago de Chile, 22 de noviembre 2019 (Ecoceanos News).- El escritor chileno Jorge Baradit, autor de la trilogía de superventas Historia secreta de Chile, se subió al escenario del Teatro Caupolicán este martes en un encuentro cultural por la vida, la salud y los derechos humanos en Chile. En entrevista con Ecocéanos News, el historiador asegura que la tradición histórica del Estado chileno es poner a la ciudadanía y el medio ambiente bajo los intereses del gran empresariado.

Respecto a las dos grandes cumbres internacionales en temas económicos y ambientales, la APEC y la COP25, canceladas en Chile, Baradit afirma que “Sebastián Piñera está incapacitado, deslegitimado para cualquier actividad social en cualquier parte del mundo. Piñera corre el riesgo incluso de una orden de detención internacional por violaciones a los derechos humanos”.

Respecto al modelo neoliberal chileno y a la economía exportadora el escritor afirma que «hay una especie de chantaje, de soborno, al que se ve sometida la población». En Chiloé por ejemplo afirma que «también ocurre, la forma en cómo la industria salmonera absorbe cesantía produce una especie de chantaje y neurosis terrible en la población, porque si bien sabe que está dañando el medio ambiente también le está “’dando trabajo’”.

-¿Cuál fue tu mensaje en el encuentro ¡Caupolicanazo!, que congregó a trabajadores/as y artistas?
– Cuando se trata de las artes hay varios mensajes cruzados. Cuando uno vive en un país donde la Constitución, impuesta por la dictadura militar, consiste en mercantilizar o medir las cosas de acuerdo a su rentabilidad, sin duda que la música, la poesía, el teatro, la literatura, las artes en general, todas aquellas cosas que no son rentables se ven disminuidas, se ven sacadas de su centro, se convierten en algo suntuario o en una especie de excentricidad, no se considera como parte de la formación integral de las personas.
Al estar en un momento constituyente, dando un mensaje al país por el cambio de la Constitución, a través de las herramientas de las artes, es una especie de revancha.
El mensaje fue de celebración, por supuesto que no olvidando a los muertos, a los heridos, a las personas que han resultado mutiladas. Dándonos un pequeño espacio para celebrar que este momento constituyente se abrió, y existe la posibilidad cierta y grande de que podamos vivir en un país diferente.

-Eres optimista en el sentido de pensar que a partir del estallido social se están generando cambios. Hay un discurso que dice “no hemos ganado nada” ¿Cuál es tu reflexión?

-Uno mete goles hasta que termine el partido, si uno va en el primer tiempo y mete un gol, uno no comete el error de decir no celebremos, no hemos ganado nada. Este partido dura 90 minutos, todavía falta que lleguemos a abril, con todos los cambios necesarios, con todas las modificaciones en el sistema electoral necesario, con la agenda de justicia, por la violación de los derechos humanos, pero no podemos no celebrar los goles.
El hecho de que hoy día estemos hablando de una puerta para derechamente cambiar la Constitución, es motivo de celebración. Lo que tenemos que hacer por supuesto es seguir trabajando, seguir jugando y seguir peleando para que este cambio se haga en las mejores condiciones, pero no celebrar creo que sería un error infantil.

– ¿Qué te parece como señal la acusación constitucional contra Sebastián Piñera que se presentó en el Congreso, considerando que el poder legislativo está seriamente cuestionado por la ciudadanía?
– Es una señal de reconciliación con la gente. Ha habido muchas dudas en torno al acuerdo político, si tenía o no como moneda de cambio justamente la cancelación de la acusación constitucional. El pueblo en Chile no confía en las instituciones, y el Congreso es una de las instituciones con más baja aprobación. El hecho de que la clase política no haya renunciado a la acusación constitucional contra Piñera es una señal de honestidad política, es una señal de que sigue adelante con la agenda que está siendo dictada desde la calle. Una de las cosas que tiene que hacer la clase política para recuperar la confianza es justamente llevar adelante las demandas por la que está peleando el pueblo de Chile, desde las asambleas, desde los cabildos. Ha sido el pueblo de Chile el que ha sido masacrado, violentado y abusado, en un espacio de tiempo muy corto, por un gobierno que no ha sabido o no ha querido controlar a sus fuerzas de choque.

-El Centro Ecocéanos, junto a diversas organizaciones sociales, exigió que se cancelara la COP25 en Chile, por las violaciones a los derechos humanos. Esto se logró por la presión nacional e internacional ¿Qué te parece Sebastián Piñera siga siendo presidente de la COP25? 
-Sebastián Piñera está incapacitado, deslegitimado para cualquier actividad social en cualquier parte del mundo. Piñera corre el riesgo incluso de una orden de detención internacional por violaciones a los derechos humanos. Pero lo más terrible de todo, es que la deslegitimación la traía cuando se presentó a candidato a la presidencia de la República. Me parece increíble, para muchos chilenos también, que Piñera haya podido presentarse como candidato y que hoy día esté en La Moneda. Tenemos que pensar que la más alta figura moral del país ha estado involucrada en prácticas antisindicales, desfalco a un banco, en evasión de impuestos, líos en paraísos fiscales, y suma y sigue. Entonces, es más que preguntarse cómo Piñera sigue siendo presidente de la COP25, sino cómo llegó a ser presidente de la República un personaje con este prontuario.

-La industria salmonera es un enclave económico que se impuso durante la dictadura militar, principalmente trasnacionales que se enriquecen con subsidio del Estado, y que han generado un impacto ambiental, social y también cultural. ¿Qué te parece este modelo de monocultivo industrial que ha estado operando durante más de 30 años sin el control del Estado?

-Poniendo en perspectiva histórica, no me extraña para nada porque el Estado de Chile, desde la instalación como Estado Portaliano que se sitúa a partir de 1830, y  con la Constitución de 1833, se ha declarado como un Estado por y para el comercio y la producción. Es un Estado que lo que busca es mantener las condiciones políticas y sociales de estabilidad para el desarrollo de cualquier tipo de emprendimiento, y para esto ha utilizado sus Fuerzas Armadas para mantener bajo control a la población. Esto no es nuevo, pensemos en el tremendo daño ecológico que produjo la internación de ovejas a la Patagonia, el tremendo el daño ecológico que produjo la introducción de otro tipo de cultivos y de rumiantes en Isla de Pascua.
También lo vemos en otras formas de explotación, como el caso de Chuquicamata, o lo que pasa con los relaves en Antofagasta. El Estado chileno incluso muchas veces fue un Estado ausente, que entregó enormes extensiones de territorio, sobre todo en el extremo norte y el extremo sur, al total libre albedrío a grandes empresarios que hicieron lo que quisieron, no solamente con los recursos sino también con las personas a su cargo. Entonces, no me extraña lo que ocurre la industria salmonera, no es hija de la dictadura o en particular de la actual Constitución, sino que responde a toda una tradición histórica del Estado chileno que pone por debajo de los intereses de la gran empresa a la población y al medioambiente. Además, hoy día la diferencia es que está amparada por una estructura, una mega estructura que es el modelo neoliberal, y su esqueleto llamado Constitución Política de 1980 le da una vestimenta legal a estos saqueos y a estos excesos.

-Las comunidades costeras, organizaciones sociales y pueblos originarios vienen resistiendo y luchando por la defensa de sus territorios frente a la expansión territorial y productiva de la industria salmonera. Además, han sido retenido cargamentos de salmón de cultivo chileno en distintos mercados internacionales por la presencia de antibiótico y químicos cancerígenos.  Estamos ante una industria que genera impactos ambientales, sociales, culturales y también en materia de salud pública, que vulnera los derechos de los pueblos originarios, los derechos laborales, y los derechos del consumidor ¿Dónde está el Estado chileno? 

-El Estado chileno históricamente ha sido muy laxo frente a la gran empresa. El Estado chileno ha recibido con los brazos abiertos a empresas muchísimo más tóxicas que incluso que la industria del salmón. Hay otro factor que no es menor, muchos sectores de nuestro país han sido absorbidos por una monoproducción y se ha instalado una especie de neurosis en la población. Tocopilla, por ejemplo, tiene los más altos índices de cáncer, pero la población piensa que si la termoeléctrica se cierra pierden el trabajo, lo mismo pasa en Chuquicamata. Un caso terrible: En Caleta Coloso, al sur de Antofagasta, los pescadores saben que su estándar de vida depende de unos relaves que están produciendo daños cognitivos en sus hijos. Entonces, hay una especie de chantaje, de soborno, al que se ve sometida la población. En Chiloé también ocurre, la forma en cómo la industria salmonera absorbe cesantía produce una especie de chantaje y neurosis terrible en la población, porque si bien sabe que está dañando el medio ambiente también le está “dando trabajo”.
Y son solamente visiones, más allá del mercado, más allá de los beneficios, las que están pudiendo frenarlo: los pueblos originarios como los mapuche, kawésqar y yagan, que están en resistencia, porque tienen otro concepto del mundo, tienen otra cosmovisión que puede confrontar a estos intereses, pero el resto del país está atrapado. El resto del país que no cuenta con este saldo moral, ancestral, está atrapado en esa neurosis producto de un chantaje bien terrible.
Y con respeto a lo que comentas de los derechos del consumidor, no me extraña, si este modelo no cree en la calidad de vida. El neoliberalismo es de una ingenuidad y una simplonería espantosa. Lo que pretende imponer el neoliberalismo es que el dios rentabilidad va a proveer, es decir, si tenemos rentabilidad y productividad vamos a tener los recursos para preocuparnos en algún momento del medio ambiente, vamos a tener recursos para en algún momento preocuparnos de la salud, de la educación y de todos los problemas, cuestión que nunca ocurre, porque nunca es urgente para estas empresas. Entonces, nunca es el momento de aplicar medidas restrictivas, nunca es el momento de regular a la industria con medidas medioambientales, nunca finalmente es el momento de hacer las cosas bien. El peso de la rentabilidad y de la producción es mucho más potente, aunque en eso se vaya la vida o afecte la salud de sus propios habitantes. Para el modelo actual, los habitantes no son el Estado, los habitantes no son el país, son un ente abstracto denominado Producto Interno Bruto o índice Gini, o cualquier formulación o construcción abstracta. El chileno/a está al final de la escala de preocupación.

-Las empresas tienen un doble discurso, por un lado demandan que el Estado no los regule, pero cuando entran en crisis recurren al Estado. Ante la crisis del virus ISA, el Estado chileno desembolsó millonarios recursos para la industria y los costos los terminaron pagando las y los trabajadores. Esto ha ocurrido con otras empresas también, cómo los bancos. 

-Tenemos que pensar en el salvataje que se hizo Pinochet después de la crisis del 80 a los bancos. Esto no es nuevo, nada de lo que está ocurriendo es nuevo. Todos estos son de capítulos que puede que no se repitan, pero riman muy bien.

-Organizaciones nacionales e internacionales están levantando una campaña de boicot a la compra y consumo de salmón de cultivo chileno. En Argentina se han sumado reconocidos chef internacionales, en Chile todavía siguen siendo pocos cocineros que toman posición al respecto. ¿Qué te parece esta campaña?

-Mi posición personal al respecto no es pública, pero yo no consumo salmón, ni en restaurantes, ni en instancias privadas. Cuando tengo la oportunidad de ser invitado a una casa y hay salmón en la mesa, por supuesto que el tema se toca y explico por qué razón no consumo salmón. Soy el aguafiestas del momento, porque al final todos entienden que están haciendo algo equivocado y miran el salmón con caras largas y lo devuelven a la cocina.
Esa posición es desde hace un largo tiempo. Todo lo que me comentas es materia de estudio y de investigación, y lo he constatado en viajes, hace dos meses estuve en Chiloé. Yo podría adherir de inmediato a este tipo de campañas, porque la industria del salmón está dañando nuestros mares y, no solo eso, está dañando la relación de las personas con el medioambiente, está modificando conductas culturales de algunos sectores apartados de nuestra sociedad. Cualquier monocultivo, cualquier gran industria, puede arrasar con todo.

 

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