La oficina de Naciones Unidas afirma además que “Esta pandemia tiene el potencial de rearmar la globalización geopolítica, pero es también una oportunidad para recordar los beneficios de la acción multilateral. Necesitamos una nueva visión, repensar todo, la economía completa”
WASHINGTON,USA, 20 marzo 2020 (IPS) – La economía de América Latina y el Caribe retrocederá al menos 1,8 por ciento en 2020, lo que incrementará el desempleo y puede aumentar de 185 a 220 millones el número de pobres, como consecuencia de la pandemia del coronavirus, advirtió la secretaria ejecutiva de la Cepal, Alicia Bárcena.
La región no escapará al impacto de la pandemia sobre sus mercados y sus fuentes de aprovisionamiento, de turismo y de inversiones, expuso la titular de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe) en una videoconferencia el jueves 19 con la organización Diálogo Interamericano, con sede en esta capital.
Recordó que América Latina y el Caribe creció apenas 0,1 por ciento en 2019, y aspiraba un crecimiento de 1,3 por ciento en 2020 “pero, como otras regiones emergentes, se verá afectada negativamente por el bien público que la enfermedad pone en riesgo, la salud humana”, dijo Bárcena.
Ahora se estima que el producto interno bruto regional se contraerá (-1,8 por ciento), lo que llevaría a que entre sus 620 millones de habitantes el número de pobres pasaría de 185 a 220 millones, y la gente en pobreza extrema aumentaría de 67,9 a 90 millones de personas.
Igualmente escalaría el desempleo, que afecta a 25,3 millones de trabajadores en una población económicamente activa de 313 millones de personas. Adicionalmente, en la región aumenta el empleo informal y precario, uno de cuyos indicadores es el crecimiento constante del trabajo por cuenta propia.
La crisis económica asociada al coronavirus afectará a la región a través de cinco canales, según Bárcena. El primero será la merma en la actividad en los socios comerciales que reciben las exportaciones, como por ejemplo China, cuyas compras a Brasil, Chile y Perú podrían caer en 10,7 por ciento.
Un segundo canal proviene de la caída del turismo, con el Caribe como principal afectado. En esa subregión, si la demanda de servicios turísticos se cierra por un mes, la demanda se contrae ocho por ciento anual, pero la merma será de 25 por ciento si la prohibición de viajar a causa del virus alcanza los tres meses.
Un tercer canal de afectación vendría con la interrupción de las cadenas de valor, especialmente en México y Brasil, que importan partes y bienes intermedios desde China para el su sector manufacturero: repuestos, electrodomésticos y productos electrónicos y farmacéuticos.
La cuarta vía es la previsible caída de los precios de los productos básicos, sobre todo para los exportadores de materias primas desde América del Sur.
Y en quinto lugar Bárcena ubicó “la mayor aversión al riesgo de los inversionistas y el empeoramiento de las condiciones financieras globales. Parte de estos efectos ya se aprecia en la fuerte disminución de los índices bursátiles en la región”.
Bárcena reconoció que los gobiernos están tomando medidas económicas, fiscales y monetarias que implican aumentar el gasto social, bajar las tasas de interés, suspender cobros de créditos bancarios, proveer líneas de crédito para el pago de los salarios de las compañías y evitar el desabastecimiento de bienes básicos.
Recalcó además la importancia de proteger de la crisis a los grupos más vulnerables, en especial los adultos mayores, los sectores de bajos ingresos y los más pobres. “Atención especial debe darse a las mujeres, por su doble papel de trabajadoras y cuidadoras”, manifestó.
“Esta pandemia tiene el potencial de rearmar la globalización geopolítica, pero es también una oportunidad para recordar los beneficios de la acción multilateral. Necesitamos una nueva visión, repensar todo, la economía completa”, concluyó.
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