25 - noviembre - 2024

Kristine Tompkins: Día de la tierra en tiempos de crisis

Este cambio de conciencia se puede ver en la voz de los jóvenes que han marchado en las calles pidiendo cambios. Ellos bien saben que su futuro depende de que sus voces sean escuchadas, y de que sus inquietudes pasen a ser acciones que cambien el destino del planeta. Tenemos que actuar para que los jóvenes tengan el futuro que merecen. 


Por Kristine Tompkins, presidenta de Tompkins Conservation / embajadora de Áreas Protegidas ONU. 22 de abril de 2020


Hoy 22 de abril se celebran los 50 años desde que se decretó el día mundial de la tierra. Este aniversario, aunque en tiempos difíciles, nos debe convocar más que nunca a mirar lo que está pasando con la tierra y el mar.

Informes mundiales de distintos grupos científicos dan cuenta de una gran y compleja verdad: la biodiversidad está en estado de crisis. Los procesos naturales están siendo perjudicados por la actividad humana e innumerables especies terrestres y marinas están en un camino rápido hacia la extinción, lo que resulta en una pérdida global de lo salvaje, la integridad y la belleza. La recuperación ecológica es más necesaria que nunca. Restaurar la tierra y el mar es una misión en la que todos debemos actuar y a la que todos estamos llamados. Este día de la tierra debe inspirarnos  a pensar cómo cada uno de nosotros puede ayudar a mejorar nuestra relación con todos los seres vivos. Cada forma de vida tiene un valor intrínseco. El bienestar y el futuro del planeta depende de comprender y respetar esto.

La pandemia mundial generada por el Covid-19 es una evidencia clara de que somos parte de un mismo planeta.  Hemos podido ver cómo los desequilibrios nos afectan a todos, sin importar el lugar en que vivamos. Tenemos problemas globales y necesitamos respuestas globales. Lo bueno es que aún estamos a tiempo de revertir la crisis, cambiar la mirada y dar más fuerza a las decisiones que nos acercan a la paz entre los humanos y las otras formas de vida que habitan el planeta.

La creación de áreas protegidas terrestres y marinas  y las acciones de rewilding o asilvestramiento para evitar la crisis de extinción de especies son fundamentales para proteger nuestro futuro. Muchas organizaciones han mencionado la necesidad de aumentar las áreas protegidas de todo el mundo en un 30% al año 2030, para luego avanzar al 50% protegido al año 2050.  Estas metas son significativas y relevantes, pero necesitan ir de la mano de un cambio de conciencia.

Este cambio de conciencia se puede ver en la voz de los jóvenes que han marchado en las calles pidiendo cambios. Ellos bien saben que su futuro depende de que sus voces sean escuchadas, y de que sus inquietudes pasen a ser acciones que cambien el destino del planeta. Tenemos que actuar para que los jóvenes tengan el futuro que merecen.

Para lograrlo, partamos por hacer las paces con todos los seres vivos que habitan la tierra y el mar. Debemos respetar todas las formas de vida y buscar la manera de que todas las formas de vida puedan prosperar. Prevenir la crisis de extinción de especies depende de todos.

Como decía el gran poeta chileno Nicanor Parra: «El error consistió en creer que la tierra era nuestra cuando la verdad de las cosas es que nosotros somos de la tierra”.

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