Los solteros y las solteras chilenas son mayoría. Los solteros son más que los casados, según el censo. Casi un 40% de los chilenos están solteros. Los chilenos se casan más tarde, en promedio a los 32 años.
Son solteros, pero no célibes. Saben que las relaciones sexuales son saludables y que el sexo esclaviza, pero también redime e ilumina. Muchos solteros establecían relaciones alucinantes en la vida nocturna de bares y fiestas. Cuanta más gente ven y más personas nuevas conocen, mayor será la posibilidad de que algo inexplorado les suceda.
Esa hambre es genial.
Pero en Chile el gobierno de Piñera estableció toque de queda desde las 10 de la noche, supuestamente una medida sanitaria contra el coronavirus.
Y los solteros, plaff, encerrados en cuatro paredes sin que surjan nuevas oportunidades de encontrar parejas.
Para todos el encierro es tortuoso. Pero ¿Qué hace esa inmensa cantidad de gente soltera? ¿Y a dónde va a parar esa cantidad de libido, esa llama interior, el deseo contorsionado de placer que llevan dentro?
¿Cuál es la gracia hoy de ser soltero?
Se rumorea que el sexo a distancia o sexting ha aumentado. Es el amor en tiempo de coronavirus.
Es decir, más y más se divierten con la masturbación mutua a distancia. Es el paraíso del voyeur, que disfruta a lo lejos. Dicen que florece la venta de juguetes eróticos para adultos.
Para ellos, dedicamos este gran poema de Anne Sexton.
Balada de la masturbadora solitaria
Anne Sexton, (1928-1974)
El final de la aventura es siempre la muerte.
Ella es mi taller. Ojo resbaladizo,
fuera de la tribu de mí misma mi aliento
te encuentra ausente. Horrorizo
a aquellos que están cerca. Estoy saciada.
De noche, sola, desposo la cama.
Dedo a dedo, ahora es mía.
Ella no está lejos. Ella es mi encuentro.
La sacudo como a una campana. Me reclino
en la enramada donde solías tú montarla.
Me tomaste prestada sobre las sábanas floridas.
De noche, sola, desposo la cama.
Toma, por ejemplo, esta noche amor mío,
en la que todas las parejas juntan
con giros compartidos, debajo, arriba,
el abundante y salvaje dos, en esponja y pluma,
arrodillándose y empujando, cabeza con cabeza.
De noche, sola, desposo la cama.
Salgo de mi cuerpo de esta forma,
un milagro molesto. ¿Podría
mostrárseme el mercado de los sueños?
Estoy extendida. Me crucifico.
“Mi pequeña ciruela”, fue lo que dijiste.
De noche, sola, desposo la cama.
Entonces vino mi rival del ojo amoratado
La mujer de agua, alzándose en la playa,
un piano en la punta de sus dedos, vergüenza
en sus labios y un discurso de flauta.
Y yo era la escoba de las rodillas pegadas.
De noche, sola, desposo la cama.
Ella te tomó como una mujer se apropia
de un vestido de saldo en un estante
y yo me rompí igual que una piedra.
Te devuelvo tus libros, tu sedal.
El periódico de hoy dice que te has casado.
De noche, sola, desposo la cama.
Chicos y chicas son uno esta noche.
Se desabrochan blusas. Se bajan las braguetas.
Se quitan los zapatos. Apagan la luz.
Las trémulas criaturas están llenas de mentiras.
Se comen mutuamente, bien saciadas.
De noche, sola, desposo la cama.
The Ballad of the Lonely Masturbator
Traducción: Javier Mendoza Aubert
Anne Sexton (EE.UU, 1928 – 1974)es una de las grandes poetas estadounidenses del siglo XX y ganadora del Premio Pullitzer (1967).