Mañana domingo el diario El Mercurio, vendrá colmado de columnas firmados por los de siempre. Ninguno de ellos dirá lo esencial: Nos enfrentamos a la muerte.
Por Jorge del Carmen Ripper, sábado 18 de julio de 2020.
Vivimos una dura verdad: La preciosa vida está en peligro.
Hemos llegado a un punto límite. Somos un país con enorme cantidad de muertos y contagiados. Y como consecuencia de la pandemia mal manejada, los chilenos se enfrentan al temor de pasar hambre, el temor de sentirse solos y desprotegidos, el temor de que no haya alguien más que los ayude con sus problemas,
Los columnistas de El Mercurio, incluida su editorial, durante meses, quizás años, han sido tristes mentecatos. Han preferido conservar y defender cierto estado angelical en vez de arriesgarse en decir la verdad.
Es el fracaso rotundo de un tipo de pensamiento chileno mediocre hasta la médula, hasta la reconcha intimidad.
Después de leerlos mañana domingo ¿Qué quedará?
Nada. El vacío.
El pensamiento de ellos no vale nada.
No lo reconocerán. Pero el fracaso de la actual política chilena es resultado de un pensamiento mediocre, falso, mediatizado y que representan los columnistas de El Mercurio.
Esta mentalidad enclaustrada se percibe en el miedo a arriesgarse, en el conformismo
Los columnistas de El Mercurio venden piedras, son columnistas tristes y grises como las piedras del desierto. (Nicanor Parra)
En 1975, el americano, Gary Dahl vendió piedras. Cogió unas piedras, las puso en un envoltorio bonito y las llamó ‘Pet Rocks’, piedras mascota. Por un tiempo, ganó plata.
Los columnistas de El Mercurio son minoristas de piedras.
