En la mayoría de los casos, las recapturas de estos peces carnívoros han sido mínimas, y los centros salmoneros involucrados no han sido sancionados, lo que demuestra que las regulaciones para la industria salmonera en Chile han sido hechas ex profeso a la medida de sus intereses, y no para la protección del patrimonio marino-ambiental del país.
Puerto Montt, 28 de Julio de 2020 (radiodelmar.cl). La compañía Blumar S.A. ha solicitado al Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) la extensión del plazo legal de 30 a 60 días para continuar su re-captura de 875.000 salmones que escaparon hace 30 días desde el centro de engorda “Caicura”, ubicado en Hualaihué, región de Los Lagos.
Esta estrategia es similar a la que implementó en 2018 la transnacional noruega Mowi / Marine Harvest, donde, utilizando una prórroga gubernamental de 70 días, ganó tiempo para acomodar sus estadísticas de re-captura de 690.000 salmones Atlánticos (Salmo salar) que habían escapados de su centro de cultivo de Punta Redonda, comuna de Calbuco.
Durante esos 40 días extras, Mowi/Marine Harvest aprovechó reunir y pagar a un grupo de pescadores artesanales de la zona afectada, para que en su declaración notarial aumentaran el número de salmones re-capturados, permitiendo a la transnacional falsificar la información estadística de recaptura que entregó a Sernapesca. Esta situación tiene enfrentada legalmente a Mowi /Marine Harvest con el Estado chileno en tribunales.
En el caso de Blumar, empresa de propiedad de la familia Sarquis y del grupo empresarial Yaconi-Santa Cruz-, a 30 días de haber ocurrido el segundo mayor escape en volumen de peces de la historia de la salmonicultura chilena, todavía no es capaz de informar sobre el número, la biomasa y peces muertos en esta fuga masiva de salmones.
Esto, a pesar que tanto Sernapesca como Blumar han informado sobre la realización de una docena de fiscalizaciones al centro de cultivo y a la planta de reducción de peces, sobrevuelos en el sitio del suceso, monitoreo satelital, e inspecciones con robots submarinos.
Para el Centro Ecocéanos, “esta situación poco transparente demuestra que los planes de contingencia en los centros de cultivo no funcionan, debido a las permisivas regulaciones gubernamentales”.
Falta de transparencia y especulación sanitaria y ambiental
Para las organizaciones sociales del sur de Chile es preocupante ver que la autoridad gubernamental especule señalando que tendría «la certeza que un importante porcentaje de los peces permanecen hundidos a 295 metros de profundidad”, mientras avala una recaptura de 28.000 salmones, según lo señalado por la empresa.
Blumar emitió una tecnocrática declaración pública que dice nada, indicando que, “diseñamos e implementamos un ‘Plan de Monitoreo Integral’ junto con científicos y miembros del mundo universitario (sic) para, a través de un enfoque multisistémico, analizar por un período de seis meses diferentes variables oceanográficas -nutrientes, fitoplancton, salinidad del agua, pH, temperatura, oxigenación, entre muchos otros-, así como el estudio de aves, mamíferos y cadenas tróficas, para conocer cómo se está comportando el medio marino a raíz de este hundimiento”.
Tampoco se advierte del riesgo sanitario para la salud pública regional proveniente de la comercialización ilegal de un número desconocido de salmones escapados del centro “Caicura” que están siendo capturados por pescadores artesanales, los cuales son vendidos a intermediadores con las plantas procesadoras y comerciantes de Puerto Montt, Calbuco, Osorno y Chiloé, tal como se describe en el artículo “La fiebre por los salmones en fuga”, de El Mercurio Sábado. p:6, del 25 de julio del 2020.
Estos peces estaban siendo tratados al momento de su fuga con el antimicrobiano florfenicol. Una situación similar ocurrió durante el controvertido escape de 690.000 salmones perteneciente a Mowi/Marine Harvest.
Acción ciudadana y aplicación de regulaciones para la defensa del patrimonio acuático
Luego de conocerse el escape masivo del centro de cultivo “Caicura” ocurrido el 28 de junio, 35 comunidades locales, indígenas, ongs y pescadores artesanales, suscribieron la declaración “Escape masivo de salmones de empresa Blumar S.A. en el estuario de Reloncaví: Acción ciudadana para detener la destrucción de nuestro mar y defender el futuro de las comunidades costeras”. En ella, ya se anticipaban al discrecional y poco transparente manejo que históricamente ha ocurrido en este tipo de desastres sanitario-ambiental en las regiones de Los Lagos, Aysén y Magallanes.
Entre los puntos de la declaración se exigía al Sernapesca una “estricta aplicación de los plazos y exigencias para la recuperación de los ejemplares escapados, contempladas en la Ley General de Pesca y Acuicultura”. Es muy probable Lo mas probable que el ente estatal extienda el plazo de recaptura a la empresa, manteniendo la subordinación de los intereses ambientales y sanitarios, a los de carácter corporativo.
Contra el secretismo y la pro-empresarial impunidad para los escapes masivos de salmones en Chile
Según las estadísticas de Sernapesca, entre el 2010 y el 2020 se han fugado 4,5 millones de salmónidos en aguas del sur de Chile. Esta realidad proviene de 70 escapes masivos de peces, los cuales han ocurrido en la región de Los Ríos (4), Los Lagos (39), Aysén (25) y Magallanes (2).
En la mayoría de los casos, las recapturas de estos peces carnívoros han sido mínimas, y los centros salmoneros involucrados no han sido sancionados, lo que demuestra que las regulaciones para la industria salmonera en Chile han sido hechas ex profeso a la medida de sus intereses, y no para la protección del patrimonio marino-ambiental del país.
El ejemplo de ello es el artículo N°118 de la Ley General de Pesca y Acuicultura (LGPA), que permite a las empresas salmoneras recuperar sólo 10 % de los peces escapados para no ser infraccionados por el Estado.
Según el Centro Ecocéanos, las comunidades locales y organizaciones sociales del sur de Chile, “esta es sólo una cifra testimonial, no proporcional a la gravedad de estos desastres sanitarios, ambientales y sociales. A su vez, carece de base científica alguna que asegure que el 90% de los peces carnívoros que no se recuperan, no provocan impactos negativos sobre la biodiversidad marina y las cadenas tróficas regionales”.
Por ello las organizaciones ciudadanas y comunidades exigen la revisión participativa de la actual legislación pesquera y acuícola.
En relación al actual escape de 875.000 salmones pertenecientes a la empresa Blumar S.A. exigen:
-Fin al secretismo y control gubernamental-empresarial de la información, ya que después de un mes de la fuga masiva de peces, aún se desconoce el número, biomasa y la mortalidad de los salmones escapados.Entrega pública de la información a las comunidades locales, ciudadanía y consumidores internacionales.
-Explicación del Sernapesca sobre las implicancias legales y ambientales que tiene la reciente sustitución del concepto “escape de salmones” por el de “hundimiento de salmones” (sic), al referirse al caso Blumar S.A.
-Aplicación estricta de los plazos y exigencias legales para Blumar S.A. en su proceso de re-captura de los ejemplares escapados, los cuales están contempladas en la Ley General de Pesca y Acuicultura.
-Información pública de la Seremi regional de salud sobre las acciones para el control de los impactos ambientales y sanitarios que derivarán de la contaminación orgánica proveniente de los miles de salmones atrapados y muertos en las balsas-jaulas del centro de cultivo “Caicura”.
–Acceso público a los resultados de la auditoría a los planes de prevención y manejo del centro de cultivo Caicura,y la potencial caducidad de su Resolución de Calificación Ambiental (RCA).
-Categorizar a los salmones escapados como una plaga invasora que amenaza la biota local, y pone en riesgo el funcionamiento y la estructura de los ecosistemas acuáticos regionales.
-Establecimiento legal de la pesquería de salmones escapados efectuado exclusivamente por los pescadores artesanales regionales de pequeña escala.
-Establecimiento de un plan de monitoreo y fiscalización del área de escape y de los ríos y estuarios adyacentes, por al menos por tres años.
-Establecimiento de un monitoreo científico independiente /externo, que analize los impactos ambientales, sanitarios y sociales provocados por los crónicos escapes masivos de salmónidos en la región de Los Lagos, Aysen, y Magallanes.
-Implementación de un programa de vigilancia epidemiológica sobre resistencia bacteriana en las regiones productoras de salmónidos de cultivo en el sur de Chile.
-Llamado a la ciudadanía, chefs, restaurantes, importadores y consumidores nacionales e internacionales a excluir al salmón químico de criadero industrial proveniente del sur de Chile de sus compras y consumo, debido a la creciente destrucción ambiental e impactos sanitarios y sociales, que provoca el corrupto proceso de salmo-industrialización forzada de los territorios costeros del sur de Chile.