El Ministro de Educación de Piñera, Raúl Figueroa, es un quejón. No ha aportado ningún recurso, ni se le ha ocurrido ninguna acción creativa. Solo se queja inútilmente. Raúl Figueroa no es profesor y no entiende la profesión. El gobierno de Piñera no ha invertido en la educación online ni en las capacitaciones a los docentes. Es lo que dice el profesor Cristián Uribe Ramírez. Ilustraciones de Govar.
CARTA DEL PROFESOR CRISTIÁN URIBE RAMÍREZ ENVIADA AL EDITOR DE EL DIARIO EL MERCURIO.
Estimado Director: sobre las declaraciones del Sr Ministro de Educación, Sr. Raúl Figueroa en un medio de comunicación en el que decía que los profesores y el magisterio estamos cómodos en nuestras casas en este tiempo de pandemia, yo tengo algo que informarle al Sr. Ministro.
Cuando en los medios de comunicación, indica que es necesario el regreso a clases pues los estudiantes están perdiendo el año escolar, le quiero mencionar al Sr. Ministro que los estudiantes de este país no están perdiendo el año escolar, ya que con todo el esfuerzo del mundo hemos sostenido el sistema escolar desde nuestras casas hacia las casas de los y las estudiantes de Chile, claro, quizás el Ministro dice que no hacemos nada, puesto que el ministerio no ha invertido en la educación online ni en las capacitaciones a los docentes para que esta actividad educativa se realice, lo hemos hecho por nuestra cuenta, contratando un plan de internet o mejorando nuestro actual plan, además hemos adaptado un sitio de nuestra casa, en mi caso, mi comedor, para poder realizar las clases. La única alternativa que el ministerio nos entregó fue la priorización curricular, pero alguna capacitación sobre cómo hacer clases on line, cómo ocupar zoom, loom, meet, classroom, cómo editar pdf, o donde descargar ppts con diseños entretenidos, eso, lo hicimos por nuestra cuenta.
Déjeme explicarle además al Sr Ministro que la gran mayoría de nosotros, profesores y profesoras de Chile tenemos que realizar las clases en medio de los quehaceres de nuestro hogar, haciendo aseo, cocinando, lavando loza, cargando la lavadora o la secadora, planchando, guardando ropa, entre otros tantos quehaceres del hogar. Sin mencionar que además tenemos hijos, los cuales requieren nuestro tiempo para además ayudarlos con sus tareas, y por si fuera poco, tratar de ayudarlos con sus emociones en este tiempo de confinamiento. Parece poco cierto? Pero no, aún queda más.
La gran mayoría de los profesores y profesoras de Chile no somos expertos en herramientas tecnológicas, por lo que tuvimos que capacitarnos observando tutoriales en YouTube sobre ocupar classroom, sobre cómo enviar clases por WhatsApp, o cómo crearnos cuentas en Instagram para poder continuar apoyando a nuestros queridos estudiantes.
En más de alguna oportunidad, hemos recibido videos de nuestros mismos colegas que nos enseñan cómo usar estas herramientas.
Pero como aún no queda claro que realizamos nuestro deber como corresponde le cuento nuestro día: comienza la jornada generalmente a las 08.00 horas, revisando actividades enviadas, principalmente por fotografía desde el celular de nuestros estudiantes, los cuales no son fotógrafos profesionales, por lo tanto usted entenderá lo difícil que es tratar de entender una imagen borrosa, a veces con letra ilegible y tratar de descubrir sí cumple con el objetivo. No se preocupe, el Oftalmólogo y los anteojos corren por nuestra cuenta.
Continuamos con clases online, donde en 45 minutos, quizás una hora, tenemos que entregar un conocimiento, desarrollar una habilidad, generar un aprendizaje significativo en nuestros estudiantes. Continuamos con reuniones de departamento, consejo de profesores, reunión con el equipo directivo, atención de apoderados, consultas de los mismos estudiantes al whatsapp o a través de Instagram y de pronto, son las 23.00 horas o en ocasiones más tarde aún, puesto que hay que preparar la clase siguiente y continuar revisando lo enviado, pues además de clases, usted sabe cómo buen ministro de educación, tenemos trabajo administrativo.
A eso sumémosle, que indagamos con nuestros apoderados si están pasando por un momento difícil, de ser así y es mucho más de lo que quisiéramos, nos tenemos que organizar para ayudarlos, informarles sobre la entrega de las canastas junaeb, informarles sobre el estado de cumplimiento de sus hijos e hijas, enviar información a nuestros conocidos sobre campañas que se realizan para ayudar a las familias. Pedirles a nuestros conocidos que tengan alguna tablet o computador o celular que no usen que lo puedan donar para entregárselo a algún estudiante que no lo tiene. Creo que al día le faltan algunas horas para realizar todo eso.
Para poder cumplir con todo eso, realizar nuestra vocación como dicen los que romantizan la educación, ocupamos sábados y domingos, los feriados y el tiempo de receso que en algunos colegios nos han dado para descansar, pero en vez de descansar, trabajamos.
Nos ha tiritado el ojo, hemos tenido noches de insomnio, dolor de cuello, de rodillas, de dedos, dolor de cabeza, pero eso a usted no le importa pues, “no hacemos nuestro trabajo” y estamos “cómodos en nuestras casas”.
Señor Ministro: usted se equivoca si cree que los profesores no queremos volver a las clases presenciales. ¿Por qué se equivoca?
Porque los profesores sabemos que se aprende mas y mejor a través de la interacción social (Vygotsky)
Porque los profesores sabemos que se aprende más y mejor con los pares (aprendizaje vicario)
Porque los profesores sabemos que el aprendizaje experiencial en más profundo y significativo (Ausubel)
Porque los profesores sabemos que se aprende más y mejor cuando la emocionalidad está en armonía (Casassus)
Hoy señor Ministro esa emocionalidad no está en armonía, muchos de nuestros familiares han muerto, muchos de nuestros apoderados están sin trabajo, muchos de nuestros estudiantes son vulnerados.
Los profesores hemos perdido mucho con esta modalidad de trabajo, no crea que no queremos volver a las aulas.
Extrañamos las interacciones efectivas con nuestros estudiantes, no tenemos sus diálogos, ni sus risas ni sus gestos corporales que en la mayoría de las ocasiones hablan más que sus palabras.
Extrañamos los rostros entumecidos y somnolientos de nuestros estudiantes por las mañanas que al pasar del día se transforman en energía y calidez.
Extrañamos nuestras pausas de recreo con los colegas, que nos permitían conversar sobre nuestros estudiantes y sobre nuestras clases.
Sabe señor Ministro ahora nuestras pausas son para dar desayuno a nuestros hijos, para encender la lavadora o para preparar la comida.
Se equivoca señor Ministro cuando nos juzga tan duramente. Detrás de las pantallas de nuestros hogares hay un profesor o profesora haciendo clases con hijos en su brazos, con labores domésticas siempre pendientes, con largos trasnoches de preparación de clases con un espíritu de enseñanza que usted ciertamente no comprende. Volveremos a clases felices pero cuando nuestros niños, niñas, jóvenes y nosotros tengamos las condiciones sanitarias necesarias para hacerlo.
Espero que pueda considerar que usted nos ha faltado el respeto a cada uno y una de los docentes de Chile y el acto más humilde que podría tener, sería pedirnos perdón por sus declaraciones desatinadas, desconocidas, fuera de toda lógica con la realidad que vivimos los profesores y profesoras de Chile desde el lunes 16 de marzo.
Saluda a usted,
Cristián Uribe Ramirez
Profesor de este país.