Texto íntegro del discurso de Anne Carson, Premio Princesa de Asturias de las Letras
A España y al pueblo de España y a la Familia Real de España, especialmente a la Princesa de Asturias.
Majestades, Altezas Reales, Distinguidos Premiados, Señoras y Señores:
Este es mi discurso de agradecimiento.
Cuando crucé España a pie en 1983 desde los Pirineos franceses hasta la ciudad de Santiago de Compostela, deteniéndome en todos los lugares de peregrinación a lo largo del camino, noté una cosa en particular acerca de los españoles: que no eran de sonrisa fácil. El rostro español es un rostro serio, un rostro severo; no sonríe sin una razón para hacerlo. Hasta que me acostumbré a ello, me preocupaba todo el tiempo estar haciendo algo mal. Los rostros norteamericanos, como saben, sonríen continuamente, con todos los dientes, sin motivo alguno. Pero una sonrisa española es difícil de ganar.
Por eso es de especial importancia para mí que hayan elegido sonreírme hoy con la entrega de este asombroso y extraordinario premio, auspiciado por la Princesa de Asturias. Quería expresar mi gratitud y también decir algo sobre la gratitud, porque es una palabra interesante.
‘Gratitude’, en inglés, está emparentado con gracias en español, que deriva del latín gratia, que a su vez proviene del griego antiguo kharis. Por lo general, se traduce como ‘gracia’ o ‘favor’. La gracia es tanto objetiva como subjetiva: tanto el favor otorgado como la gratificación que siente el receptor. En otras palabras, la gracia es siempre recíproca. Va y viene entre el que da y el que recibe, igual que una luz o un sonido. Los poetas griegos antiguos también usaban kharis en plural como Kharites, o las ‘Gracias’, esas diosas que confieren a los seres humanos el favor de inspirarles obras de poesía, música y canto. Personificaban la cualidad especial o el resplandor que brilla en una obra de arte y que tiene su efecto sobre nosotros, cambiando tal vez nuestro día o nuestra vida. La gracia va y viene entre el creador de una obra de arte y su audiencia como entre el que da y el que recibe un regalo. Ninguno podría existir sin el otro. Así que les agradezco profundamente esta gracia que hemos intercambiado entre nosotros.
Y, con el fin de consolidar nuestra nueva relación de gracia, me gustaría realizar para ustedes, y con ustedes, un pequeño poema. Es un poema interactivo, lo que significa que yo digo una parte y ustedes dicen una parte y las dos se unen, en algún lugar del ciberespacio, para dar forma a un pequeño significado.
Así que, aquí está su parte. Ustedes han de decir: “¡Comprémoslo! ¡Qué ganga!” cuando les indique. Contaré hasta tres para que puedan practicar.
(“¡Comprémoslo! ¡Qué ganga!”)
¿De acuerdo? Recuerden su estrofa».
Charla breve sobre la sensación del despegue de un avión
Bueno, ya saben, eso podría ser el verdadero amor corriendo hacia mi vida con los brazos en alto gritando… (…) Gracias y buenas noches.