La venta de Islas en la Patagonia Chilena por parte de una mafia de especuladores de Santiago revela una serie de despojos recientes a las comunidades locales. Frente a esto comienzan a levantarse propuestas para recuperar y fortalecer el significado y formas de gobernanza en estas espacios habitados por diferentes pueblos costeros.
Por Juan Carlos Viveros
09 de octubre de 2020
La puesta en venta de Isla Guafo y otras 3 islas chilotas está causando revuelo Internacional. Para nosotros chilotes y chilotas, no es nuevo, venimos años sabiendo de este tipo de situaciones. Si bien es cierto, conocemos de las leyes de propiedad privada, es fundamental aprovechar este impacto mediático para hacer reflexión profunda y sacar conclusiones que nos permitan construir una nueva mirada para nuestro archipiélago y de paso, también para todos los lugares especiales de Chile; puesto que el patrimonio natural y cultural, no pertenecen a esa categoría de “privada” sino más bien y por el contrario, a propiedad pública, de todos y todas.
La noticia de alto impacto, nos obliga en conciencia, a mirarnos, como chilotes de archipiélago, hombres y mujeres isleños que somos y cohabitamos un territorio patrimonio cultural de la humanidad Unesco, patrimonio agrícola mundial FAO, pero que por sobre todo, somos maritorio y no cualquiera, sino que un Hope Spot o lugar de esperanza para la biodiversidad del planeta de Mission Blue.
Desde esa realidad de ser mucho más maritorio que territorio, es tanto lo que tenemos que decir y bastante más lo que tenemos que trabajar y hacer. Si el ordenamiento territorial es prioridad y llevamos años solicitándolo, podemos decir con total certeza que el “Ordenamiento Maritorial” es una prioridad de carácter global, puesto que involucra desde lo local a las comunidades indígenas, pescadores artesanales, municipios, tejido económico , socio ambiental y cultural; pasando por lo nacional con poder ejecutivo, legislativo, servicios públicos; hasta lo internacional, puesto que la macro zona marina o Ecorregión chilota posee patrimonio natural de carácter excepcional para la biodiversidad del planeta Tierra.
Hablar de “Ordenamiento Maritorial” es sin duda alguna una tremenda innovación político-social y una obligación de conciencia a la vez. Como pueblo chilote o comunidad, desde nuestra cosmovisión originaria ancestral, ligada al mar, tenemos que instalar estos temas en la agenda pública municipal, provincial, regional, nacional e internacional. Ya el estallido social de octubre pasado demostró que esta temática es de relevancia, desde lo cual nuestro Chiloé puede convertirse en un ejemplo.
En este escenario, tenemos una tremenda oportunidad y tenemos que concretarla. Para ello, es imprescindible comenzar a conformar equipos de trabajo multidisciplinarios con los cuales comencemos por acelerar la aprobación y puesta en marcha de la EMCPO (espacios marinos costeros para pueblos originarios) que lidera el lonko Cristian Chiguay en Quellón, junto con el apoyo del alcalde, parlamentarios y demás organizaciones. A partir de esta piedra angular, incorporar a fundaciones, ONG, organizaciones ambientales locales, como de peso nacional, junto a la asesoría de expertos internacionales, de manera de construir participativamente una propuesta robusta, con firmes raíces, desde las cuales crecer.
Es cosa de contemplar nuestras cordilleras, Piuchén y Pirulil, para seguir el camino que nos marcan esos alerces milenarios, que por mucho que los explotan, aún están allí.
Las cartas comienzan a lanzarse sobre la mesa. Nuestro patrimonio maritorial merece ordenamiento, debe ser protegido y puesto en valor. Los actores relevantes públicos y privados están, los conocimientos están, los equipos humanos también. Si somos capaces de ponernos la camiseta de Chiloé primero, de trabajar en equipo para una gran meta, es seguro que lo lograremos. Dejo lanzada la invitación. Nuestro camino al desarrollo está marcado y es de la mano con nuestra Ñuke Mapu amada naturaleza.