09 - noviembre - 2024

Cuervos graznan hoy en La Moneda en funeral de Víctor Pérez

Sostiene Ripper que la historia no perdona y Saturno acostumbra a comerse a sus hijos impotentes y tristes, a los oscuros. Es un símbolo claro de la situación política en La Moneda.

Jorge del Carmen Ripper.-

Alfred Hitchcock estaría fascinado con la imagen de cuervos que revolotean y graznan alrededor de La Moneda. Sabemos que los cuervos graznan cada vez que muere un miembro de su bandada.

¿Por qué cae el ministro Pérez?

Porque el oscuro Pérez no es funcional a los tiempos. Es un hombre triste y de paquete UDI. Fue criado desde joven en los jardines infantiles de Pinochet. Y a sus 66 años, no sabe hacer otra cosa. Su frase preferida es “a quién hay que pegarle”.

Un real sistema socialdemócrata, que es lo que viene para Chile, no puede existir sin respeto a los derechos humanos. En ese sentido, el ex ministro Pérez no es funcional, por su historia pinochetista, encubridor de las violaciones de los derechos humanos. Por eso cae hoy.

La rueda de la historia no perdona y Saturno acostumbra a comerse a sus hijos impotentes y tristes, a los oscuros. Es un símbolo claro de lo que pasa en La Moneda.

Eso lo entiende Sebastián Piñera, pero envuelto en la profunda crisis de gobernabilidad creyó que con el apoyo de los duros pinochetistas, esto iba a mejorar.

Grave error de cálculo de Piñera que, como lo hemos dicho desde el inicio,  no sabe gobernar.

Si Piñera quiere salvarse realmente, debe colocarse en la línea en que se mueven las aguas. Debe deshacerse de los más extremos del pinochetismo, los creadores del rechazo, los derrotados del plebiscito.

Pero los que hoy  revolotean y graznan en La Moneda, son una bandada de cuervos rencorosos. A raíz de la renuncia del ministro Pérez, llegaron en bandada a La Moneda.

A partir de hoy estos graznidos se profundizarán. Están fuera de control.

El eje de todo el sistema, lo demostró el plebiscito, evolucionará hacia un sistema político socialdemócrata.

Hace rato que a Piñera no le quedan más uñas de comerse, su triste onicofagia compulsiva.

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