Patricia Aguila, escribe un poema tremendo que conecta con el dolor profundo que padece Chile, su poesía se detiene en la industria del Salmón impuesta a una cultura campesina y de archipiélago como es Chiloé, convirtiendo a su gente en un territorio de sacrificio de múltiples alcances . Mientras los propietarios de la Salmonicultura vociferan que han llevado el «Desarrollo y el Progreso » a estas poblaciones que se habían quedado postergadas !!
En esas Fábricas
Dejamos las manos en esas fábricas.
Manos llenas de frío
Manos hambrientas de infancia
Dejamos las manos en esas fábricas
No tenemos campos
no tenemos playas
Soló un bus,
que día y noche pasa.
Las muchachas cierran a la carrera el silabario.
Llevando el cuento del niño
y las canicas a sus espaldas.
Dejamos las manos en esas fábricas
Son las tres de la mañana,
toca la colación.
En los casilleros,
las amigas esperan a las vecinas.
Las hermanas buscan los zapatos de sus hermanas.
Y ahí fuera, la noche y un par de estrellas
Que mis amigas se detienen a contemplar
El casino, las risas.
Las rancheras rondan las mesas.
Voces rápidas cuentan historias de casas en Molulco,
Terao, Huicha, Rauco, Chonchi, Castro y LLicaldad.
Caminan en silencio por esos corredores,
buscando la mano vieja y áspera que los traiga devuelta a su hogar.
Las manos que aran la tierra, las manos que amasan el pan,
las manos que tejen y bordan, las manos que llevan el bote al mar.
Dejamos las manos en esas fábricas.
Manos pequeñas, de niña y sal.
Terminada la jornada, los buses esperan.
Los cuerpos cansados de mis compañeras,
se pierden en sueños de una playa en Llaldad
o los dedos sobre la madera de la casa familiar
En los senderos que las abuelas descalzas
trazaron para que las nietas puedan regresar.
Mis manos descansan entrelazadas
en los dedos hinchados de mi compañera
y despiertan al sentir la voz de mi madre,
esperándome en el portón