Es el síndrome del sordo y ciego. No entienden el electorado. No saben como enfrentar la realidad. No saben como entender al otro diferente. Son más zorros, que erizos. El zorro sabe muchas cosas, pero muy dispersas. El erizo sabe menos, pero más concentrado o más sistemático. Se interesan poco en saber que piensan, sienten y hacen los ciudadanos.
Para los anquilosados políticos chilenos Lima queda muy lejos. Les importa un bledo lo que ha pasado allí. Menos miran a su entorno. Pero la soberbia les producirá resultados sorprendentes, tal como sucede hoy con las elites de Lima, que están consternadas. No soportan las sorpresas. Sobre todo que Lima no determine el presidente de la República del Perú, como siempre lo hizo hasta hoy.
Jorge del Carmen Ripper
“En Lima mismo no he aprendido nada del Perú. Allí nunca se trata de algún objeto relativo a la felicidad pública del reino. Lima está más separada del Perú que de Londres… Un egoísmo frío gobierna a todos, y lo que no sufre uno mismo, no da cuidado a otro” A. v. Humboldt, 1803
Supongan un hombre de 51 años, nacido en Cajamarca de Los Andes más pobres, un profesor rural que nunca estuvo en las encuestas, nunca hizo tele política. Nunca escribió un twitter en lenguaje emocional. Supongan que con una consigna simple: “basta ya de pobres en un país rico”, gana lo primera vuelta en el Perú. Sacó casi el 20 % de los votos y tiene posibilidades de ser presidente del Perú.
Era un completo desconocido hasta 2017 cuando lideró una multitudinaria protesta de docentes, que exigían subidas salariales a cambio de la evaluación periódica a los maestros. Paralizó las clases durante 75 días en casi todo Perú. Castillo se puso al frente de las movilizaciones y desde entonces ya nadie volvería a olvidar su nombre.
En su modesta campaña, se identificó como un político de izquierda y mostró una conexión directa con su pueblo. En sus principales propuestas, propone un referéndum nacional para instalar una Asamblea Nacional Constituyente.
Plantea realizar «La segunda reforma agraria», nacionalizar el gas de Camisea, el proyecto energético más importante del país. También quiere aumentar el presupuesto público en sanidad y asegura que subirá el de educación hasta el 10% -(actualmente bordea el 4% del PIB).
Por otro lado, tiene un ideario muy conservador y muy desagradable para las élites educadas: Rechaza al aborto, el matrimonio homosexual, la igualdad de género en el currículum escolar y la eutanasia.
¡Traten de entender a ese electorado! Dos millones 600 mil peruanos. Exactamente 2.630.598.
Castillo sacó 800 mil votos más que la segunda Keiko Fujimori.
Desde Lima todo esto no se entiende, sobre todo la más consternada es la izquierda limeña, o un sector de la izquierda que se siente moral y éticamente superior.
No entienden la realidad, porque nunca les interesó la realidad. Muchos ciudadanos están hartos de la corrupción. Y están mucho más hartos que los políticos no hagan nada en contra de la corrupción, delitos nunca rectificados o sancionados.
Ejemplo para Chile, que va a elecciones este año también.