La legislatura de Tierra del Fuego convirtió en ley provincial un proyecto que prohíbe por completo la salmonicultura en las aguas del Canal Beagle.
El diputado Pablo Villegas que promovió esta prohibición afirmó que lo ocurrido “es una apuesta a favor de la vida y de actividades económicas como el turismo, que es generadora de trabajo local y favorece y beneficia a diversos sectores sociales. El mensaje es claro: decirle que No a las salmoneras es posible.“
Fuente: DIARIO CLARIN.com 30 de junio de 2021
Es la primera vez que una nación decide impedir este tipo de actividad económica que, más allá del negocio, tiene un costo ambiental sumamente nocivo para los ecosistemas marinos. La mayor muestra de ello es Chile: en el sur de ese país, según prueban diferentes informes científicos, la actividad arrasó con el ambiente oceánico y también afectó severamente a los ambientes costeros.
No cancela esta normativa el debate sobre el punto de equilibrio que debe existir entre el desarrollo económico y la preservación del Medio Ambiente. Pero para los legisladores fueguinos de todos los partidos no había dudas de que la actividad debía ser directamente prohibida: la votación fue unánime.
La ley, promovida por el legislador Pablo Villegas del Movimiento Popular Fueguino, puso a la Argentina en los ojos del mundo. Y hubo celebraciones extendidas entre la comunidad ambientalista de todo el planeta.
Martina Sasso, vocera en Tierra del Fuego de Rewilding Argentina, una de las organizaciones que más bregó con acciones de todo tipo para que exista la ley, dijo: «Esta ley es histórica no solo para la Argentina, sino también para la humanidad. No hay ninguna ley de este tipo en el mundo y hoy los países más desarrollados están tratando de sacarse de encima a la salmonicultura, el gran ejemplo es Chile. Además, esto demostró que el proyecto no tiene grieta política porque todos estuvieron de acuerdo. El mensaje es que tenemos que cuidar lo que tenemos, porque se lo pedimos prestado a nuestros hijos. Y también que desde países como Canadá, Noruega, Escocia están mirando esta legislación pionera». .
“La sanción de esta ley es una clara y contundente definición institucional que destaca la importancia que tiene para los fueguinos, la protección y conservación de nuestros recursos naturales, del patrimonio genético de nuestros seres vivos y de su ambiente para un desarrollo económico sostenible”, resaltó el legislador Villegas.
La salmonicultura es la siembra y cosecha intensiva de salmónidos bajo condiciones controladas para fines comerciales. En este tipo de producción, se engorda a los salmones en “jaulas flotantes” ubicadas normalmente en bahías y fiordos a lo largo de las costas, una técnica que se originó en Noruega a finales del año 1960.
La cría intensiva de salmones en jaulas solamente es posible en un determinado tipo de ecosistema (frágil, prístino, de aguas frías y sumamente ricas en biodiversidad) lo cual generó en los últimos años una presión extrema en los lugares donde su desarrollo es viable. Chile, Noruega, Escocia y Canadá son los cuatros países que mayor desarrollo hicieron de esta industria. Enfrentan grandes problemas ambientales.
Entre las consecuencias de la salmonicultura, se encuentran las mortandades de salmones masivas, la intensificación de los llamados blooms de algas tóxicas (como la marea roja), la introducción de especies exóticas, la alteración de los ecosistemas y pérdida de fauna local, la generación de zonas “muertas” y el enmallamiento de mamíferos marinos. A lo largo de los años, las empresas salmoneras se han visto envueltas en numerosos escándalos relacionados a los escapes, mortandades y el uso indebido de antibióticos.
En Argentina, el único lugar viable para este tipo de emprendimientos son las prístinas aguas del Canal Beagle en Tierra del Fuego. Estas aguas, además de concentrar el 50% de los bosques de macroalgas que existen en el país, son uno de los grandes sumideros de carbono del planeta y “hotspot” de biodiversidad.
En 2018, los esfuerzos del por entonces presidente Mauricio Macri por atraer inversiones llegaron hasta Noruega. En marzo de ese año, los reyes nórdicos Harald V y Sonia visitaron la Casa Rosada y fruto de ese encuentro el ministerio de Agroindustria suscribió con Noruega un convenio de cooperación para estudiar la factibilidad de desarrollar la acuicultura en el país: la cría industrial de peces en jaulas oceánicas o en piletones indoors.
El proyecto no fue bien recibido por los habitantes fueguinos, quienes junto a comunidades vecinas chilenas, como los Yagán de la ciudad de Puerto Williams, diversas organizaciones ambientales y la marca de ropa outdoor Patagonia, se hicieron escuchar a través de diferentes acciones y varias manifestaciones.
También el mundo gastronómico argentino se plegó. Personalidades como Francis Mallman y Narda Lepes se convirtieron en activistas con la utilización de salmón en sus recetas. «Tenemos el diario del lunes, teniendo un lugar tan valioso para nosotros, ¿se lo vamos a dar a una industria que está en decadencia en el mundo? No, tenemos la posibilidad del pescado argentino, de nuestro mar, de pesca sustentable y de defender la industria pesquera nacional”.