Pan transgénico y con residuos de plaguicidas peligrosos
RAP-AL Chile y las organizaciones sociales y ambientales agrupadas en la Alianza por una Mejor Calidad de Vida rechazamos una posible futura importación del trigo transgénico, TRIGOHB4, desde Argentina, uno de los principales proveedores del grano para Chile. Llamamos al gobierno, legisladores e industriales panaderos a trabajar para que Chile cuente con abastecimiento de trigo convencional y a apoyar a los productores locales del grano para avanzar en superar nuestra creciente dependencia alimentaria. La empresa Bioceres ya ha plantado 25.000 hectáreas de HB4 en 7 provincias de ese país. Para Argentina, el inicio de la comercialización del único trigo transgénico a nivel global, sólo depende de la aprobación de su importación por Brasil, su más importante mercado.
Las corporaciones transnacionales agroquímicas y los productores argentinos de este trigo lo presentan como una «alternativa sostenible». Ocultan que el TRIGOHB4 es resistente al herbicida glufosinato de amonio, un plaguicida altamente peligroso, tóxico para la reproducción según el Sistema Global Armonizado de clasificación y etiquetado de productos químicos. [1]
Ni en Chile ni Argentina existe ley de etiquetado de alimentos transgénicos, por lo cual sería imposible diferenciar una importación de trigo HB4 de una de trigo convencional. El pasado 18 de agosto, la ministra de Agricultura Emilia Undurraga, citada a la Comisión de Agricultura de la Cámara de Diputados para informar sobre el futuro abastecimiento de granos, no abordó el tema, ni tampoco fue interrogada sobre ello. El Ejecutivo y el Congreso chileno se niega sistemáticamente a legislar sobre etiquetado de los alimentos transgénicos, en una muestra más del poderoso lobby de Bayer/Monsanto y otros productores de cultivos y alimentos transgénicos. El Ministerio de Salud tampoco se pronuncia y menos la Agencia Chilena para la Calidad e Inocuidad Alimentaria ACHIPIA.
No a los alfajores transgénicos
En Argentina, RAP-AL, junto a organizaciones sociales, consumidores y organizaciones ambientalistas han denunciado en la campaña «Con Nuestro Pan No», las consecuencias para la salud y el ambiente de la comercialización del trigo transgénico. En mayo pasado se desarrolló en redes sociales la campaña Chau Havanna con videos denunciando la asociación de la citada empresa Bioceres con la fabricante de los clásicos alfajores de esa conocida marca, ya que esos alfajores ahora se harán con harina transgénica.
Como se comprobó en el caso de la soja y de los cultivos transgénicos tolerantes a herbicidas, la respuesta de las hierbas silvestres al uso intensivo de plaguicidas, es hacerse resistentes a ellos y la respuesta de los productores es aumentar el uso de estos agroquímicos. Por ello el negocio del TRIGOHB4 favorecerá especialmente a las corporaciones transnacionales fabricantes del glufosinato de amonio, de nombre comercial BASTA 14 SL fabricado por Bayer/ Monsanto Argentina. También a GLEBA S.A. con el glufosinato de amonio de nombre comercial RANGER 150 S, comercializado por las agroquímicas china ZHEJIANG LONGYOU EAST y Adama, entre otras.
Pan altamente peligroso por el glufosinato de amonio
Chilenas y chilenos consumimos en 2014, un promedio de, 98 kg de pan al año, la mayor parte marraquetas pero también hallullas y pan de molde, según la Federación Chilena de Industriales Panaderos. El consumo de empanadas también forma parte de nuestra alimentación tradicional. La exposición repetida a los residuos de este herbicida en las harinas de trigo panadero tendrá graves consecuencias en la salud humana, especialmente en la salud reproductiva de las mujeres y las niñas y niños. Según los índices de peligro de Naciones Unidas, el glufosinato de amonio está codificado como H302, nocivo en caso de ingestión; H312, nocivo en contacto con la piel; H332, nocivo si se inhala; H360FD puede perjudicar la fertilidad o dañar al feto; se sospecha que puede perjudicar a la fertilidad; H373, puede provocar daños en órganos o toxicidad específica en órganos diana, aquellos órganos que cumplen funciones vitales. Asimismo la ONU lo clasifica con el código STOT RE 2 que incluye sustancias que se presume son tóxicas después de exposiciones repetidas, sobre la base de pruebas de estudios en animales de experimentación.
Además del riesgo de los plaguicidas, la alteración del ADN de la semilla de trigo vía la inserción de segmentos de ADN de girasol puede generar efectos indeseados y patologías severas, y constituye un riesgo agravado por el masivo consumo de harina y la posibilidad de contaminar variedades convencionales y/o tradicionales de trigo. Estos aspectos, junto a la resistencia de los consumidores, hasta hoy han detenido en el mundo otros intentos de aprobar el trigo transgénico.
De ser aprobada la comercialización de HB4 en Argentina, esta medida afectará no solo a los consumidores de Argentina y Brasil sino también a los consumidores chilenos. El principal origen de las importaciones de trigo panadero en Chile, durante el año 2017, fue Argentina con 441.807 toneladas (44%), seguido de Estados Unidos (31%) y Canadá (25%). En año 2019 la importación de trigo de Argentina fue de 435.202 toneladas mientras que en 2020 el principal origen fue Canadá (38%), seguido de Estados Unidos (32%) y Argentina (28%). En 2020, el total de las importaciones de trigo panadero, provenientes de estos tres países, alcanzan a 1.136.919 toneladas. [2]
Con nuestro PAN NO
Por tanto, la probable decisión de Argentina (ya está aprobado producir) de comercializar trigo transgénico HB4[3], afectará también a la alimentación de todos los chilenos por la contaminación de la harina y nuestro pan con glufosinato de amonio y otros plaguicidas asociados a los cultivos transgénicos.
Los consumidores no tenemos garantías sobre la inocuidad de los alimentos y tampoco el derecho a saber si estaremos consumiendo a diario pan transgénico contaminado con plaguicidas altamente peligrosos. El Ministerio de Agricultura, con el apoyo de INIA, debería modificar con prontitud el Reglamento del Trigo, para que se si se hace efectiva la importación, tengamos el derecho a saber qué molineros importan trigo transgénico. El trigo transgénico fue alabado en carta a El Mercurio por un nuevo referente empresarial, la Agrupación por la Biotecnología y la Sostenibilidad Alimentaria, de la que forman parte los amigos de los agrotóxicos y transgénicos, entre otros Miguel Angel Sánchez de Bayer/Monsanto y Juan Izquierdo, que se apropian ahora de términos como la sostenibilidad, disfrazando sus lucrativos negocios como lucha contra la sequía.
Según los argumentos de las corporaciones agroquímicas, adoptados rápidamente por los gobiernos y la OCDE, e incorporados en el Reglamento de Alimentos vigente en Chile, todos los transgénicos se estiman «equivalentes» en términos nutricionales o sustanciales a sus semejantes no transgénicos, por tanto, no precisan de evaluaciones científicas y técnicas rigurosas y específicas, acerca de la posible toxicidad humana o ambiental. La falacia y el problema que genera el concepto de la equivalencia sustancial es que sin evaluaciones, no pueden predecirse los efectos inmunológicos, toxicológicos y bioquímicos de los alimentos transgénicos a partir solo de su composición química o nutricional.
Porque es un imperativo sanitario, ético, social y ambiental y en defensa constante del control y la sanidad de los alimentos, nos unimos a la exigencia de las organizaciones hermanas argentinas respecto del retiro de la autorización para la comercialización, y exigimos a las autoridades chilenas adoptar medidas para contar con abastecimiento seguro de trigo no transgénico.
Queremos seguir comiendo y amasando nuestro pan sin trigo transgénico.
María Elena Rozas y Lucía Sepúlveda
Red de Acción en Plaguicidas y sus Alternativas de Chile, RAP-Chile
-Alianza por una Mejor Calidad de Vida
OLCA, ANAMURI, CIAL
Alonso de Ovalle N°1618, oficina A, Santiago de Chile.
Fono: 99 8858227 / +56 976565495/ 990023729
[1] El Sistema Globalmente Armonizado de clasificación y etiquetado de productos químicos (SGA) es el resultado de la cooperación entre la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
[2] En Chile, en la temporada 2020 a marzo 2021, había 0,075 semilleros y ensayos de trigo transgénico en la región de los Ríos.
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