25 - noviembre - 2024

Movimientos socio ambientales y ciudadanos frente al Ecocidio y Neofascismo en Chile

“Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.”
Los Dinosaurios
Augusto Monterroso (1921-2003), escrito hondureño de microficción


Tras los resultados de la primera vuelta en las elecciones presidenciales chilenas del 21 de noviembre pasado, constituye un imperativo de sobrevivencia ambiental, democrática y civilizatoria, la reflexión pública de los peligros que representa el avance de la extrema derecha para el medio ambiente y la biodiversidad terrestre y acuática de la Nación, así como para los derechos humanos, de los pueblos originarios, de género, de los migrantes, de las diversidades políticas y sexuales.

No es necesario investigar muy lejos para descubrir a algunos de los maestros que sirven de modelo del emergente movimiento neofascista chileno encabezado por el candidato José Antonio Kast Rist. Estos referentes se han caracterizado por la aplicación de políticas negacionistas y ecocidas, basadas en el desmantelamiento del Estado, y la destrucción de las políticas públicas y normativas ambientales construidas por décadas por movimientos socioculturales, tanto a nivel local, nacional e internacional.

Emulando a los ultraderechistas Donald Trump y Jair Bolsonaro, el programa del candidato presidencial neofascista chileno, contiene propuestas que buscan perpetuar el carácter subsidiario y pro-empresarial del Estado. Entre ellas se incluyen la profundización del modelo extractivista, especulativo y exportador con el fin de defender la ‘libertad’, pero sólo del sector empresarial más acomodado del país. Para ello contempla la implementación de medidas como el blindaje jurídico de la propiedad privada, el avance de la privatización de los bienes comunes de la Nación y la continuación de la clepto privatización del agua y de las pesquerías nacionales. Al igual que en Estados Unidos y Brasil, el resultado será la profundización de la crisis climática global, el aumento de la depredación de la biodiversidad terrestre y acuática, y el grave debilitamiento de los derechos humanos.

Negacionismo Climático y Desmantelamiento Ambiental

En relación con la biodiversidad, el programa del candidato de la ultraderecha chilena propone “abandonar medidas prohibicionistas (sic)” para la protección de las especies nativas de flora y fauna con el objetivo de facilitar su explotación comercial. También plantea de manera brutal que las especies silvestres deben buscar los caminos para “pagar su derecho a existir y prosperar en manos de sus guardianes (sic).”

El programa también evita profundizar en temas de gran interés para el desarrollo sostenible del país como el proyecto de ley de biodiversidad y áreas protegidas, la firma del Acuerdo de Escazú, y la descarbonización de la matriz eléctrica.

Además, advierte que su gobierno aplicaría medidas de captura y secuestro de las emisiones de gases de origen antropogénico “sólo en caso de que se valide la postura climática dominante, que hasta ahora no se aprecia (sic).

Neofascismo y Destrucción Ambiental

Frente a la grave amenaza que representa la opción de la ultraderecha chilena en las próximas elecciones, cabe recordar los nefastos resultados de gobiernos similares en materia ambiental y derechos humanos.

Desde que Jair Bolsonaro asumió como presidente de Brasil, la superficie de la selva amazónica ha disminuido sin precedentes. En los últimos 12 meses se han destruido más de 13.000 kilómetros cuadrados de selva amazónica, lo cual constituye la cifra más alta de los últimos 15 años. Esto como consecuencia de incendios intencionales promovidos por la impunidad estatal y la aplicación de políticas neoliberales que impulsan el ‘aprovechamiento comercial’ de manera similar al programa del candidato de la ultraderecha chilena.

El otro representante de la ultraderecha nacionalista, Donald Trump, en sólo cuatro años de presidencia implementó un agresivo programa orientado a reescribir las leyes ambientales y reinterpretar el significado de la protección de la biodiversidad, la salud pública, y los derechos ciudadanos a vivir en un medio ambiente saludable y libre de contaminación. Para ello desmanteló cientos de políticas y regulaciones nacionales e internacionales vinculadas a la reducción de las emisiones de gases responsables del cambio climático y la contaminación atmosférica. También debilitó la conservación de la biodiversidad, los recursos hídricos y las áreas silvestres protegidas, así como la planificación territorial, y la prohibición del uso de sustancias tóxicas.

Bajo su mandato el negacionismo climático se consolidó en el abandono de los EE.UU. del Acuerdo de Paris. Siguiendo esta tendencia reaccionaria, el programa presidencial del ultraderechista chileno, también cuestiona sin fundamentos la evidencia científica mundial respecto a la crisis climática.  

Esta postura ideológica deja en evidencia la gran ignorancia científica y ambiental de esta corriente política extrema y la de sus partidarios, así como la orientación negacionista sobre las crecientes emergencias climática global y de pérdida de biodiversidad, rechazando la necesidad de adoptar urgentemente medidas orientadas a asegurar la supervivencia del planeta y de las sociedades humanas.

Ecocidio, Impunidad y Violación de los Derechos Humanos

El modelo neofascista brasileño ha demostrado que la expansión de mega negocios agropecuarios y forestales de exportación no solo está asociado a la destrucción de la biodiversidad y sus ecosistemas. La persecución y asesinato de activistas ambientales, de género, comunidades y pueblos originarios que intentan proteger sus especies y territorios se ha convertido en una política de persecución que se ejecuta impunemente.

Desde el 2020 a la fecha, los asesinatos de indígenas, activistas sociales y ambientalistas aumentaron en un 60 por ciento, convirtiendo a Brasil en el cuarto país más peligroso del planeta para los defensores del medio ambiente. Seguidor de Bolsonaro, el candidato Kast propone en el ámbito de los derechos humanos el retorno de las detenciones extrajudiciales de opositores ordenadas por el ejecutivo en lugares no habilitados. No es necesario esperar la elección del candidato para pronosticar que el país podría disputar ese infame lugar con Brasil.

Adelantándose a las consecuencias de los atropellos que se busca implementar bajo un potencial gobierno ultraderechista, el candidato de la ultraderecha chilena propone abandonar el Consejo de Derechos Humanos de la Convención de las Naciones Unidas. Con ello busca evitar la fiscalización internacional y desproteger la integridad de conservacionistas, comunidades indígenas y organizaciones territoriales que trabajan y se coordinan internacionalmente para proteger el medioambiente, la biodiversidad, los derechos de la ciudadanía y las comunidades locales.

Además ha advertido que de ser electo, que suspenderá y quitará financiamiento a todos los temas relacionados a la implementación de la Agenda 2030 de las Naciones Unidas, que incluye el combate al cambio climático, la conservación de los ecosistemas, el fin de la pobreza, el derecho al agua limpia y la reducción de la desigualdades, entre otros objetivos globales.

Corrigiendo el Camino

Alternativamente, un gran sector de la sociedad chilena, se está uniendo en torno a conceptos basados la soberanía y autonomía popular, para impulsar la instauración de un Estado pluricultural, plurinacional y descentralizado, basado en el fortalecimiento de formas de democracia directa, donde una nueva Constitución permita la consolidación de los derechos sociales, la defensa de los derechos humanos y el hecho que la Naturaleza, los animales, y todas las formas de vida sean considerados sujetos de derecho.

Mientras el candidato ultraderechista y sus aliados se han opuesto sistemáticamente a este proceso de transformación y renovación de Chile, las fuerzas de cambio político, social y cultural democratizadoras, expresadas a partir de las movilizaciones autónomas de octubre del 2019, deberán expresarse como una potente señal en la elección presidencial del 19 de diciembre próximo, en la perspectiva de detener el avance del neofascismo y sus nefastas consecuencias sociales, ambientales y económicas en nuestro país.


Por: Elsa Cabrera, directora ejecutiva del Centro de Conservación Cetacea y Juan Carlos Carlos Cárdenas, director ejecutivo del Centro Ecoceanos 


 

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