“No hay planeta saludable sin un océano saludable”, afirma Peter Thomson, enviado especial de la ONU para los océanos. Nuestro consumo de plástico y las emisiones del dióxido de carbono afectan nuestros mares y la vida que existe en ellos. Las soluciones para restablecer su salud están ahí, y dentro de 100 días serán el centro de atención en Lisboa, en la segunda Conferencia de la ONU sobre los Océanos.
Miles de millones de seres humanos, animales y plantas dependen de un océano saludable, pero el aumento de las emisiones de carbono lo vuelve más ácido, lo que debilita su capacidad para sustentar la vida marina y en la tierra.
Los desechos plásticos también están asfixiando nuestras aguas, y más de la mitad de las especies marinas del mundo podrían estar al borde de la extinción para el año 2100.
Pero no todo son malas noticias. Según el enviado especial de la ONU para el Océano, Peter Thomson, se está generando un impulso para un cambio positivo alrededor de todo el mundo, especialmente entre los jóvenes, quienes se están movilizando para revertir el deterioro de la salud de los océanos.
La Conferencia de la ONU sobre los océanos tendrá lugar del 25 de junio al 1 de julio en Lisboa, capital de Portugal, y brindará una oportunidad fundamental para promover asociaciones y aumentar una inversión basada en la ciencia. También será el momento para que los gobiernos, las industrias y la sociedad civil unan sus fuerzas y tomen medidas.
A 100 días para el evento, ONU Noticias habló con Thomson sobre este evento y el estado actual de nuestros océanos.
¿Para qué sirven las conferencias oceánicas de la ONU? ¿Qué sucede exactamente allí?
El Objetivo de Desarrollo Sostenible número 14 de la Agenda 2030, que llama a la conservación y uso sostenible de los recursos del océano, era un objetivo huérfano cuando nació. No era como el Objetivo de salud, que estaba apadrinado por la Organización Mundial de la Salud, o el de agricultura, que lo estaba por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación.
Así que los defensores de ese Objetivo 14, particularmente los pequeños estados insulares en Desarrollo, algunos de los Estados ribereños y otros aliados, dijeron que se necesitaba algún tipo de hogar para garantizar que su implementación. De esta manera, nació por mandato de la Asamblea General de la ONU la primera Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos en 2017.
Ahora tenemos la segunda Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos, que, como dijiste, tendrá lugar en Lisboa este año. Entonces, este es el proceso que mantiene vivo el Objetivo 14 de una forma honesta. Y esa honestidad, por supuesto, es extremadamente importante porque, como dice el mantra, no hay planeta saludable sin un océano saludable.
¿Cuánto hemos avanzado en la conservación de los océanos desde la última Conferencia sobre los Océanos?
Definitivamente, no lo suficiente. Había un objetivo para 2020 de tener el 10% del océano cubierto de Áreas Marinas Protegidas, y en 2022 solo hemos alcanzado el 8%. Este déficit nos muestra que debemos trabajar mucho más en este campo, porque tales áreas son una parte esencial para proteger la salud del océano.
Para la Conferencia de Biodiversidad de la ONU en Kunming, China, de este año hay una propuesta, apoyada por 84 países, para un objetivo “30-30”. En otras palabras, el 30% del planeta protegido para 2030, que por supuesto incluye partes del océano. Eso es mucho más ambicioso que lo que tenemos actualmente en nuestra meta para el Objetivo 14, que es la que establece ese 10%. Creo que esto se puede lograr y nos estamos moviendo en esa dirección.
El cambio climático es una cuestión de supervivencia para todos, pero especialmente para los pequeños Estados insulares en desarrollo. Como fiyiano, ¿qué diría para que la gente comprenda esta situación?
Las noticias no son buenas; como hemos visto en el informe del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático. Yo soy abuelo, y lo que me importa, y lo que les importa a mis amigos en Fiyi, es la seguridad de nuestros nietos.
Entendemos que no se trata solo de los pequeños Estados insulares en vías de desarrollo, sino también de las personas que viven en los deltas de los ríos; piense en Bangladesh o el Mekong. Pero también de las personas que viven en ciudades construidas sobre cimientos aluviales bajos. La estabilidad no pinta bien para ellos, si la temperatura en el mundo aumenta dos o tres grados más, que es hacia donde nos dirigimos actualmente.
Es por eso por lo que encontrarán que los pequeños Estados insulares en vías desarrollo, Fiyi entre ellos, están al frente de la batalla para transformar nuestros patrones de consumo y producción para que este mundo no se vuelva más cálido. “1,5 grados centígrados para seguir con vida”, como dice el dicho. Esa sigue siendo nuestra ambición, que está disminuyendo cada día, pero seguimos pidiendo que se mantenga.
Es una cuestión de supervivencia, no solo para nuestros nietos, sino también para nuestras culturas, que han existido durante miles de años en esos lugares.
¿Cuál es el camino que debemos seguir? ¿Qué acciones concretas se pueden tomar?
Hay que dirigirse a la Conferencia climática de la ONU (COP26), observar que salió de la conferencia y ver hacia dónde nos dirigimos para la próxima conferencia (COP 27) en Sharm el-Sheikh este noviembre.
Se trata de reducir el uso de combustibles fósiles y actividades de quema de carbón. Cada eructo que sale de cada chimenea es un clavo más en el ataúd de esos países, de esos ambientes de los que acabo de hablar. Así que ese es el gran llamado a la transformación.
Y seamos honestos con nosotros mismos: depende de cada uno de nosotros. Mientras salimos de la pandemia del COVID-19 ¿vamos a volver a lo que hacíamos antes? ¿O vamos a intentar comer de forma más sostenible, viajar de forma más sostenible, comprar de forma más sostenible? ¿La pandemia nos ha dado una lección? Ojalá lo haya hecho y estemos reconstruyendo no solo mejor, sino más verde y azul.
¿Qué obstaculiza el avance de la conservación de los océanos en este momento?
Para mí, el progreso en términos de protección de los océanos tiene que ver con la implementación del Objetivo 14. Esto tiene bastantes aristas: se trata de la contaminación; se trata de sobrepesca; se trata de los efectos del efecto invernadero y las emisiones de gases; se trata de poner en marcha la tecnología marina, etc.
Creo que es muy factible y pierdo el sueño sobre si vamos a lograrlo o no. Vamos a lograrlo para 2030.
También pienso en metas como la de librar al mundo de los dañinos subsidios a la pesca que conducen a la sobrepesca o a la pesca ilegal. Ese es un paso muy factible, y el momento de darlo es en la conferencia ministerial de la Organización Mundial del Comercio en junio de este año.
¿Y quién lo va a dar? Los Estados. Y si fallan, nos fallan a todos. Ahora, ¿lo van a dar? Estoy seguro de que lo harán, porque miraron a Nairobi y vieron que los Estados dijeron: “Hagamos lo correcto para la gente del planeta. Consigamos este tratado para prohibir y controlar la contaminación plástica. Hagámoslo realidad”.
Como resultado, tienen un comité de negociación intergubernamental para poner en marcha un tratado. El Comité terminará su trabajo a fines de 2024.
Estoy muy entusiasmado con esto, porque cuando hablas de contaminación marina, que es una de las metas del Objetivo 14, el 80% de la contaminación en los océanos es la causa por los plásticos. Implementando ese tratado, un tratado internacionalmente vinculante para combatir la contaminación plástica, vamos a alcanzar ese objetivo, sin problemas.
¿Puede darnos algunos ejemplos de las soluciones para salvar el océano?
Mire, hay 1000 soluciones que se lanzarán en la Conferencia de la ONU sobre los océanos en Lisboa. En lugar de buscar soluciones individuales, diría que estemos preparados para una flota.
Pero algo de lo que me gusta hablar especialmente es de la nutrición. Todos sabemos que el mar proporciona una nutrición muy saludable en comparación con algunas de las otras cosas que se producen en la tierra.
Ahora, no comemos lo que comían nuestros abuelos. Tenemos una dieta totalmente diferente, que es, de hecho, la razón por la que la obesidad es un problema tan grande en todo el mundo. Pero nuestros nietos tampoco comerán lo que comemos ahora y comerán de manera muy diferente.
No comerán peces grandes, por ejemplo. Seguirán comiendo pescado, pero habrá peces pequeños que se críen en condiciones de acuicultura sostenible. También comerán muchas más algas. Y puede que eso no suene apetecible, pero ya lo estamos comiendo en el sushi cuando rodeamos nuestro pescado con nori .
La mayor fuente de alimento en el mundo solo la explotan las ballenas, el fitoplancton. En el futuro, comeremos una especie de tofu marino hecho de fitoplancton. Seremos agricultores del mar en lugar de cazadores-recolectores, que es lo que todavía somos. Entonces ese tipo de transformaciones están en marcha, pero tenemos que invertir en las transformaciones, y tenemos que empezar a hacerlo ahora.
Y como individuos, ¿qué podemos hacer?
¿Qué podemos hacer? Simplemente podemos adoptar un mejor comportamiento como seres humanos en términos de contaminación. Mire su uso de plástico y diga: ¿Realmente necesito todo este plástico en mi vida?
Yo tengo la edad suficiente para recordar una vida sin plástico, la cual fue muy agradable.
También podemos tomar nuestras propias decisiones sobre nutrición. Recuerdo que mi esposa y yo, cuando vivíamos aquí en Nueva York, miramos el último informe sobre lo que la carne de res le estaba haciendo a la Amazonía, y miramos una foto de nuestros nietos y dijimos: ¿Qué amamos más? ¿Nuestras hamburguesas o nuestros nietos? Y decidimos en ese momento, fue hace unos cinco años, renunciar a la carne de res.
¿Necesitas tener un auto? Mucha gente necesita tener auto propio, pero mi esposa y yo hemos estado viviendo en ciudades durante bastante tiempo y no hemos tenido un auto en décadas. Así uno depende del transporte público y de caminar, que por supuesto es la mejor manera de moverte.
Las personas tienen que tomar las decisiones correctas que hacen de este mundo un lugar sostenible.
¿Qué espera cumplir en la próxima Conferencia sobre los Océanos?
En Lisboa, queremos generar, fuera del proceso formal, la emoción de lograr nuevas ideas y de innovar. Eso tendrá lugar en los eventos paralelos.
Estoy muy seguro de que va a haber esta innovación, que será visible en esa atmósfera de carnaval que se desarrolla alrededor del núcleo central de la Conferencia.
Por supuesto, las asociaciones basadas en la ciencia son la otra gran cuestión, poner en contacto el sector público y el privada, el norte con el sur y el este con el oeste. Este es un momento universal. Una conferencia de la ONU es siempre un momento universal.
La primera conferencia sobre el océano en 2017 fue un gran cambio en términos de concienciar al mundo de los problemas del océano. Creo que esta conferencia en Lisboa en junio tratará de brindar soluciones a los problemas sobre los que hemos alertado. Y estoy muy seguro de que esas soluciones surgirán cuando lleguemos allí.