Durante los últimos 50 años, las distintas comunidades del sur de Chile hemos sido testigos de los lamentables impactos sociales, ambientales y ecológicos de la industria salmonera. Uno de los mayores y más devastadores es el escape de salmones, cifrado ya en más de 5.000.000 de ejemplares de especies de carácter invasivo y exótico en los últimos 12 años. La mayor preocupación derivada de estos escapes se manifiesta en los graves daños que significa para la biodiversidad de los ecosistemas marinos, ya que como especies depredadoras, afectan gravemente a las especies nativas y su entorno, sobre todo en cuerpos de agua cerrados o semicerrados como es el caso del Lago Llanquihue.
Manifestamos nuestra preocupación no solo por el ecosistema y biodiversidad del lago, sino que también por la conservación del Santuario de la Naturaleza Humedales del río Maullín, figura legal que protege la diversidad biocultural del río y sus humedales, siendo el reciente escape de más de 60.000 salmones de empresa Caleta Bay una amenaza para los objetos de conservación de esta área protegida, los que se suman a los 90.000salmones escapados el año 2020 de otro centro de cultivo en el lago de la empresa Camanchaca.
Estos más de 60.000 salmones se dispersarán por el lago Llanquihue, cuyo patrón de corrientes de agua los llevarán hacia la zona de desagüe al río Maullín, ingresando al enunciado Santuario de la Naturaleza. Estos miles de salmones además de dispersar su carga parasitaria y de antibióticos en el agua, depredarán sobre la fauna acuática nativa, como insectos, crustáceos, moluscos, anfibios, reptiles, aves acuáticas y peces nativos con problemas de conservación, varios de ellos amenazados de extinción. Esto último impacta también sobre recursos alimenticios para las comunidades locales, que han desarrollado un conjunto de prácticas culturales asociadas a la pesca artesanal en el estuario del río Maullín.
Por todo lo señalado exigimos al Gobierno de Chile, alcaldes, gobierno regional y los servicios competentes, la aplicación de las mayores sanciones legales a la empresa Caleta Bay, por el potencial daño ambiental al medio ambiente acuático. Así también, que la empresa asuma su responsabilidad ambiental y social por el escape, haciendo pública la evidencia que demuestre la real recaptura de los salmones, dando cuenta de manera transparente las medidas efectivas de mitigación de este potencial impacto ambiental negativo generado por el escape de sus salmones.
Finalmente, RECHAZAMOS TOTALMENTE el cultivo de salmones en el lago Llanquihue por la permanente amenaza que significa para el ecosistema y por la evidente falta de condiciones mínimas que la empresa tiene para asegurar las condiciones de seguridad óptimas que eviten un impacto ambiental negativo en el lago y en consecuencia en el Santuario de la Naturaleza Humedales del río Maullín.
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