- Investigadores e investigadoras de CIGIDEN identificaron durante una visita a las principales zonas afectadas, que la memoria en torno a las inundaciones ocurridas en 1986 y 2008, habrían instado a los habitantes a evacuar preventivamente.
- Asimismo, el asesor de Emergencias y Desastres del Servicio de Salud Maule, Patricio Cornejo, pidió información a la estación pluviométrica del Río Maule para la toma de decisión.
Con el fin de realizar diversas encuestas y entrevistas a las personas afectadas, además de hacer mediciones en terreno y georeferenciar las zonas inundadas, un grupo interdisciplinario del Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres (CIGIDEN) conformado por Carolina Martínez, Simón Inzunza, Yvonne Merino, Nicolás Pérez, Nikole Guerrero, Jorge Quense, Malcom Bonet y Ricardo Oliva, viajó -a sólo a días del evento hidrometeorológico ocurrido entre el 21 y 25 de junio- a las comunas de Constitución, Licantén, Hualañé y Mataquito.
Al llegar a Licantén, las calles seguían con barro, las paredes de la casas aún estaban húmedas y marcadas por la altura que alcanzó el agua de cerca de dos metros. “El levantamiento de información se enfocó principalmente, en reconocer cómo fue el momento previo, el durante y después del desastre. Con la información obtenida, queremos elaborar un informe con observaciones y recomendaciones con base científica e interdisciplinarias, respecto a la Gestión del Riesgo de Desastres para el caso de inundaciones”, explica el equipo de CIGIDEN.
Según el alcalde de Licantén, Marcelo Fernandez, las inundaciones de 2008 se caracterizaron por el dolor, la pena, frustración y mucha suciedad en las calles. “Este fue un territorio que después estuvo expuesto a la sequía por muchos años, por lo que el lugar por donde siempre se desborda el río, como en esta ocasión, fue habitado por casas y cabañas”, explica.
En tanto, en la zona cercana al río Mataquito, a altura del puente Paula, hogares habitados por personas mayormente de la tercera edad, destacaron la rapidez con la que llegó el agua, en comparación a la de hace 15 años. “Fueron 4 casas las más afectadas y la altura del agua casi llega al techo”, señaló Mireya Hevia, presidenta de la junta de vecinos de Hualañé central.
Evacuación preventiva
La investigadora de la línea “Gobernanza ciudadana” de CIGIDEN, Nikole Guerrero, comenta que uno de los hechos que llamaron su atención durante la visita, fue enterarse de que el SAE (Sistema de Alerta de Emergencias) no se activó en Licantén, no obstante, y a pesar de no recibir el aviso oficial del COGRID, la directora del hospital de Licantén, decidió autoevacuarse y armar un hospital provisorio.
Para saber en detalle cómo fue la evacuación y entender cuáles son los equipos y recursos que se usan en la evacuación, como en la respuesta ante la emergencia, la ingeniera estructural y estudiante de doctorado CIGIDEN, Yvonne Merino, visitó el hospital provisorio de Licantén, hoy ubicado en unas canchas de tenis.
Según la experta, este levantamiento de información, permitirá modelar y pronosticar cómo se comportaría la red de salud del Maule, ante una eventual incremento en la demanda de heridos y personas afectadas.
“Siempre estamos enfocados en el ámbito negativo del riesgo, que es la vulnerabilidad, pero también tenemos que darnos cuenta de lo vital que es la resiliencia comunitaria. En Constitución, hubo una adecuada prevención ante el riesgo, ya que a diferencia de lo ocurrido en Licantén, sí se activaron las alarmas y la mayoría de los daños se generaron en otro sector”, agrega Guerrero.
Georeferenciación de daños en infraestructura crítica
Con la aplicación Field Maps de Esri, el investigador CIGIDEN y académico de geografía UC, Jorge Qüense, hizo una georeferenciación de los puntos donde hubiesen daños a la infraestructura crítica. La aplicación fue adaptada y configurada para los objetivos del terreno para mapear en terreno el nivel de daño, producto de las inundaciones.
La georeferenciación se basó en dos niveles: Primero, en la infraestructura con criticidad alta y donde se ubican las infraestructuras energéticas, los servicios de emergencia, como bomberos y carabineros, el servicio de salud, la infraestructura sanitaria y la administración pública. En segundo lugar, se abordaron zonas críticas donde hay establecimientos educacionales e industrias. Los sitios agrícolas inundados y viviendas inutilizadas, también fueron mapeados.
Algunas de las falencias identificadas por el equipo de CIGIDEN durante su terreno, son la ausencia de una planificación territorial con estudios de riesgos en las comunas visitadas, la falta de educación en torno a las amenazas socionaturales, el desconocimiento de las dinámicas de desbordes de los ríos, las vías de evacuación y puntos de encuentro.
En efecto, el balance de Senapred entregado el 28 de junio, por su director Álvaro Hormazábal, confirmó la muerte de dos personas, la desaparición de otras dos personas y a 11686 personas aisladas, 2275 personas albergadas y 19982 personas damnificadas.
Este fue el segundo terreno realizado por el Centro de Investigación para la Gestión Integrada del Riesgo de Desastres. Te invitamos a ver un video que retrata lo que fue la primera visita a la zona afectada: