Capitulo uno. Barrio Lastarria, la nueva novela de Pérez-Santiago
“Aquí estoy, no puedo hacer otra cosa, que Dios me ayude.”
Martín Lutero
En unas horas mataré a alguien en el barrio Lastarria.
Soy un viejo escritor que está rabioso.
Vivo en un tiempo histórico lamentable.
Lastarria fue el mejor barrio de Santiago.
Pero Lastarria se llenó de rukos, de vagos, de narcos y de pandillas.
Murallas ludidas por grafiteros mugrientos.
En la penumbra de una esquina tropecé con un perro garrapatoso, tan añoso como yo, viejo y moribundo.
Caí estrepitosamente al subsuelo.
¡Mierda!
Oí risas burlonas de estúpidos vestidos de negro que están sentados en sillas negras, tomando cerveza.
Ríen los estúpidos: Ju, ju, ju.
Los estúpidos son lo peor del ser humano.
Gozan de la Schadenfreude, el placer de la desgracia ajena. Reírse cuando el otro se cae.
Me costó izarme con mis rodillas rotas que sangran.
Ningún estúpido me ayuda.
Si ya parece que soy un muerto invisible de setenta años.
Ríen a carcajadas.
La luz que alguna vez brilló en este barrio se ha apagado. Hay una decadencia que me enerva.
Juan Preciado en la novela de Juan Rulfo, Pedro Páramo, va a Comala a buscar a su padre. Pero Comala ya es un pueblo de fantasmas.
Hoy Lastarria, otrora un oasis de cultura y bohemia, es por las noches el arrabal de los cogoteros.