Por S.A.K.
Claudio Orrego ha puesto en el eje de su campaña el valor de ser respetuoso. El otro candidato no lo es.
Claudio sí, el otro no.
Pero, ser respetuoso o cortés no es un valor electoral.
También puede significar ser un tipo aburrido.
La cortesía política puede ayudar en el diálogo y la negociación. Quizá para construir consensos. Pero no en la batalla electoral. Consulten a Maquiavelo.
Alertar estas cosas antes de la elección no es negativo. Es una forma de advertir a los confundidos estrategas electorales.
Claudio Orrego necesita que la clase media vote por él. Sí.
Muchas veces se ha querido hacer creer que basta colocarse en el centro político para que las clases medias voten por un candidato.
Los demócratas cristianos en general han creído eso.
Nada más errado y estúpido.
Miren el azote electoral que recibió recién Ximena Rincón. Nadie voto por su partido.
¿Por qué?
Porque las clases medias están molestas, irritadas. El neoliberalismo ha erosionado la meritocracia, la cohesión social, la educación, la justicia y la cultura. La corrupción es amplia y serena, como el mar que nos baña.
Y la dirigencia no ha querido resolver los problemas de los chilenos. La gente los ve como una pandilla desatada, aprovechadora.
La dirigencia está sumida en la evanescencia, la disolución. La clase dirigente fallida no cree en Chile. No tienen voluntad de cambio.
El Estado Nación, -en la tradición de Max Weber-, pierde legitimidad y se genera volatilidad e incertidumbre política.
Estamos frente a un lío o quiebre sistémico.
Ojo, Claudio Orrego.
No te olvides de lo que la Ciencia Política llama Evidence-based policymaking, es decir, la formulación de políticas basada en evidencia.
Por otro lado, la clase media quiere cambios, quiere acción, quiere tipos jugados, quiere rocanrol. Aires muy rebeldes. No tibios.
Apelan a la emoción porque quieren estar vivos.
No basta ser respetuoso.
No basta mirar desde arriba.
Se necesita sangre, emoción. Exponerse.
Joseph Schumpeter, en su teoría del emprendedor, se dio cuenta de que algunas cosas deben romperse para que el sistema mejore —lo que se denomina destrucción creativa.
¿Es acaso dificil de entender?
Una Familia patrilineal y la imagen levemente problemática del candidato
Se nota mucho que Claudio Orrego Larraín es representante de una familia del corazón de la burocracia política chilena. Familia patrilineal bajo la autoridad del padre, como lo llaman los antropólogos.
Su padre fue Claudio Orrego Vicuña, operador del gobierno de Frei Montalva, un grueso diputado que murió joven de un ataque cardiovascular.
Su abuelo Fernando Orrego Vicuña fue un diplomático bien portado. Experto en Protocolo, algo respetable, pero esencialmente aburrido.
Es decir, una familia patrilineal respetable que transmite sus formas de estatus y poder asociados con la línea paterna viviendo en el interior de la burocracia del Estado.
Familia patrilineal que ha vivido en y del Estado chileno.
Parecen miembros de la famosa Asociacion Chilena de Gente con Contactos.
¿Es un mérito?
¿Es tan difícil de ver?