Por S.A.K.
Trump amplió su apoyo entre hombres y mujeres. Jóvenes y ancianos. Entre negros, blancos, asiáticos, latinoamericanos, indígenas, judíos y árabes americanos. Creció en la ciudad, en los suburbios y en el campo. Ningún republicano había conseguido antes una coalición tan diversa. No fueron los estados indecisos los que definieron la elección. Fue un cambio generalizado. Y un deseo de cambio generalizado.
Los votantes estadounidenses dicen lo mismo una y otra vez: nuestras vidas han empeorado.
Lo evidente es que hay un proceso llamado «desocialización», basado en un amplio descontento de las clases medias, las clases aspiracionales por excelencia.
Tal como lo ha mencionado Emmanuel Todd, en su libro «La derrota de Occidente». Un Estado «solo puede funcionar gracias a unas clases medias fuertes».
La ignorancia de este amplio fenómeno es muy amplia, a pesar que ya lleva muchos años manifestándose en la política. Y ha generado una conflictiva relacion entre las elites y la realidad.
Ocurre por ignorancia de los equipos intelectuales o estrategas electorales.
En cambio, los intelectuales de derecha o los estrategas electorales han entendido bien de que se trata. Saben que la batalla cultural es dislocar a las comunidades. Destruir todo. Es la teoria de la «desocialización».
El concepto de «desocialización», a diferencia de la socialización, que cuenta con una amplia tradición teórica, no ha sido explorado por los sociólogos y otros analistas sociales y politólogos.
Por flojera o desidia.
Por sobreideologización o por intereses de casta apegados a las viejas estructuras de los anquilosados partidos politicos.
Por perdida de la capacidad de percibir la diversidad del mundo y tener una visión realista.
La desocialización suele verse como simple un proceso negativo o patológico, y por lo tanto, menos estudiado que su contraparte positiva.
Sociológicamente, la desocialización se refiere a la pérdida o transformación de las normas, valores, roles y habilidades sociales que un individuo ha internalizado a lo largo de su vida. Es decir, es el proceso inverso a la socialización, donde se desaprenden o se modifican significativamente los patrones de comportamiento que nos permiten integrarnos en la sociedad.
¿Por qué ocurre la desocialización?
Existen diversas razones por las cuales una persona puede experimentar un proceso de desocialización.
Algunas de las causas y efectos incluyen:
1 La inseguridad económica de ciertos sectores de la clase media.
2 Cambios drásticos en el entorno: la Migración.
3 Transiciones de roles: Jubilación, viudez, divorcio, pérdida de un empleo importante.
4 Aumento de enfermedades: Alzheimer, demencia, trastornos mentales severos.
5 Procesos de resocialización: En este caso, la desocialización es intencional y controlada, como ocurre con programas de adoctrinamiento de ultraderecha.
6 Pérdida de identidad: El individuo puede sentir una desconexión de su yo anterior y dificultades para adaptarse a su nueva situación.
7 Aislamiento social: La desocialización a menudo lleva a un distanciamiento de las relaciones sociales preexistentes y a dificultades para establecer nuevas conexiones.
8 Dificultades para adaptarse a nuevas normas: El individuo puede experimentar conflictos al intentar ajustarse a las normas y expectativas de un nuevo entorno.
9 Estrés y ansiedad: La pérdida de identidad y el aislamiento social pueden generar sentimientos de soledad y desesperanza.
10 Depresión: La incapacidad para adaptarse a una nueva situación puede llevar a estados de ánimo depresivos.
11 Problemas de conducta: La desocialización puede manifestarse en comportamientos disruptivos o antisociales.
12 Dificultades para reincorporarse a la sociedad: En algunos casos, la desocialización puede dificultar la reintegración del individuo a su entorno social anterior.