08 - enero - 2025

¿Por qué los demócratas no aprenden algunas lecciones?

Por Fareed Zakaria, columnista del Washington Post. 

El año pasado, los países con más de la mitad de la población mundial acudieron a las urnas y el mensaje básico que enviaron a sus gobiernos fue de insatisfacción y enojo con el status quo. Su frustración parecía estar particularmente enfocada en el lado que tradicionalmente se ha identificado con gobiernos de la izquierda.

Casi dondequiera que mire, la izquierda está en ruinas. De los 27 países de la Unión Europea, solo un puñado tiene partidos de centro-izquierda liderando coaliciones de gobierno. El principal partido de centro-izquierda en el Parlamento Europeo ahora tiene solo 136 escaños en una cámara de 720 bancas. Incluso en países que han podido frenar el ascenso del populismo de derecha, como Polonia, es el centro-derecha el que está prosperando, no la izquierda. Y en los Estados Unidos, por supuesto, la amplitud de la victoria de Donald Trump (casi el 90 por ciento de los condados estadounidenses se movieron a la derecha) sugiere que es en gran medida parte de esta tendencia.

La crisis del gobierno democrático es, entonces, en realidad una crisis del gobierno progresista. La gente parece sentir que los políticos de centroizquierda la han gravado, regulado, mandado e intimidado durante décadas, pero los resultados son malos y han ido empeorando.

Nueva York, donde vivo, y Florida, donde suelo visitar a menudo, ofrecen un contraste interesante.

Tienen poblaciones comparables: Nueva York con unos 20 millones de personas, Florida con 23 millones. Pero el presupuesto del estado de Nueva York es más del doble del de Florida (239.000 millones de dólares frente a unos 116.000 millones de dólares). La ciudad de Nueva York tiene un presupuesto de más de 100.000 millones de dólares, que es casi diez veces el de Miami-Dade. El gasto de la ciudad de Nueva York aumentó de 2012 a 2019 en un 40 por ciento, cuatro veces la tasa de inflación. ¿Algún neoyorquino siente que recibió un 40 por ciento más de servicios durante ese tiempo?

¿Qué obtienen los neoyorquinos por esas enormes sumas, generadas por las tasas impositivas más altas del país? (Si uno es rico en la ciudad de Nueva York, paga casi tanto en impuestos sobre la renta como en Londres, París o Berlín, sin educación superior ni atención médica gratuitas). La tasa de pobreza de Nueva York es más alta que la de Florida. Nueva York tiene una tasa ligeramente más baja de propietarios de viviendas y una tasa mucho más alta de personas sin hogar. A pesar de gastar más del doble en educación por estudiante, Nueva York tiene resultados educativos (tasas de graduación, puntajes en las pruebas de octavo grado) que son aproximadamente los mismos que los de Florida.

Es fácil consolarse pensando que estas tasas impositivas altísimas y los crecientes ingresos del gobierno están proporcionando algunos ingredientes cruciales de un gobierno progresista. Pero a menudo son simplemente el costo del despilfarro y la mala gestión. La primera fase de la construcción de la línea de metro de la Segunda Avenida, a 2.500 millones de dólares por milla, fue de ocho a doce veces más cara que una muestra de proyectos similares en lugares como Italia, Suecia, París y Berlín. Una gran parte de los ingresos fiscales de los estados y las ciudades se destina a financiar las pensiones. En Illinois, más del 8 por ciento del presupuesto se destina a las pensiones. En la ciudad de Nueva York, casi el 22 por ciento del presupuesto financia las pensiones y los beneficios de los empleados públicos. Prometer pensiones generosas a los empleados públicos ha sido una manera fácil de comprar el apoyo de un bloque electoral crucial y, al mismo tiempo, garantizar que los costos no aparezcan en los presupuestos hasta años después.

Las grandes ciudades de Estados Unidos son incubadoras de crecimiento, vitalidad y energía. Por eso se centran en ellas y en su gobierno. Y lo que la gente ha visto últimamente es un liberalismo desenfrenado. Durante años, los robos fueron rampantes en las ciudades de California debido a una débil ley contra el hurto en tiendas. Las personas sin hogar de la ciudad de Nueva York (algunas de las cuales son drogadictas o enfermas mentales) se ven obligadas a asustar y acosar al público en las calles y en el metro. El hombre acusado esta semana de intento de asesinato tras supuestamente empujar a un hombre frente a un tren del metro había sido arrestado anteriormente.

La prueba definitiva, por supuesto, es cómo la gente está votando con los pies. Durante años, Nueva York ha estado perdiendo gente a favor de estados como Florida. Esta misma historia se puede contar con pequeñas variaciones sobre California y Texas. Básicamente, los grandes estados republicanos están creciendo a expensas de los grandes estados demócratas, lo que se traducirá políticamente en una mayor representación republicana en el Congreso y más votos electorales.

En la actualidad, hay un esfuerzo interesante por parte de personas como Elon Musk y Vivek Ramaswamy para combinar el conservadurismo cultural y el nacionalismo económico con la reforma radical del gobierno. Esa podría ser una ideología atractiva para muchos votantes que están frustrados por un gobierno en el que nada parece funcionar tan bien.

Por otro lado, si los demócratas no aprenden algunas lecciones difíciles de la mala gobernanza en muchas ciudades y estados demócratas, se los verá como defensores de las élites culturales, la ideología progresista y un gobierno inflado e ineficiente. Esa podría ser una fórmula para obtener un estatus permanente de minoría.

The Washington Post

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