Quizá fue una simple invitación al sentimentalismo pobre, al sensacionalismo burdo, al amarillismo chocante.
La culpa no es del chancho, sino del que le da el afrecho.
Nadie entendió por qué los organizadores del Festival de Viña invitaron al Negro Piñera, que fue diagnosticado hace pocos meses de cáncer, a la gala del festival de Viña.
Las redes sociales estallaron en críticas ácidas al espectáculo más amarillento y desagradable de la noche de la gala.
Hicieron caminar al señor de boina negra, un eterno cosplay de sí mismo, con su bonhomía de compadrito bueno para la juerga.
Hay que tener en cuenta que el risueño de boina negra de 70 años nunca ha sido un real cantante, sino un comodín del gusto vergonzante de varios periodistas de farándula.
Con razón, las redes sociales se llenaron de comentarios como Sentimentalismo barato, picantísimo, vulgar, blanqueamiento de imagen, etc.