Ya no existe Culturburgo.
El término «Culturburgo» fue acuñado por el escritor Tom Wolfe en su ensayo «La palabra pintada» (1975) donde, con su conocida vitalidad despreocupada y a veces brillante, describe el mundo del arte moderno y su funcionamiento.
Según Wolfe, autor de la famosa La hoguera de las vanidades, Culturburgo era una especie de pequeña ciudad o aldea donde residen los críticos, marchantes, coleccionistas y artistas que dictan las tendencias y el valor del arte.
Tom Wolfe ejerció frecuentes ataques a la alta cultura estadounidense, a la que acusaba de hipocresía y desconexión con las masas.
Tom Wolfe fue un escritor de culto literario. También hubo crítica a los méritos de su obra. Se le objetó su escritura en cuestiones raciales. Se le acusó de ser un resentido blanco de clase alta.
Aunque Tom Wolfe aún mantiene sus santuarios y sus guardianes, han pasado 50 años desde su invento de visión elitista y condescendiente sobre el Culturburgo y la búsqueda del estatus social y en la exhibición de la riqueza y el poder cultural.
El tiempo cambió absolutamente, por ejemplo, la triste y burlona interrelación de la fama literaria con la industria editorial.
¿Lo pueden negar?
No, no pueden.
Qué duda cabe, hoy en día, los novelistas, por ejemplo, han perdido gran parte del prestigio y la relevancia cultural que tenían hace 50 años. La literatura misma se ha profesionalizado, se ha concentrado en manos de unas pocas grandes empresas, y no estamos mejor por ello.
El comercialismo y el filisteísmo descarado predominan.
Los esnobs que poblaban el mundo artístico, de los que Wolfe alguna vez se burló, han desaparecido en gran medida, a medida que el panorama cultural ha dado paso a una abierta aceptación de las finanzas y la tecnología, por un lado, y a un narcisismo y una ostentación abierta, por otro.
Entonces y en resumen, Culturburgo ya no existe porque:
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El mundo del arte contemporáneo se ha vuelto más diverso y descentralizado, con múltiples centros de poder y estilos artísticos.
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La influencia de los críticos y teóricos ha disminuido, y los artistas tienen más libertad para crear y expresarse.
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El mercado del arte se ha globalizado, con la aparición de nuevos coleccionistas y galerías en todo el mundo.
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La influencia de las redes sociales y el internet a influido en como se percive el arte y como se muestra, dando mas poder al artista individual.