Santiago de Chile, 10 de Febrero 2011. (Radio del Mar). Desde hace ya un tiempo, la democracia chilena se ve enfrentada a una situación extraña y particular, desconocida hasta hoy. Pese a la cantidad de problemas que enfrenta el país como la reconstrucción tras el terremoto, una salud pública que está siendo amenazada por aires privatizadores, un sistema educacional que incrementa las desigualdades, abusos en el ámbito de las relaciones laborales, falta de respuesta a las reivindicaciones de los pueblos originarios, graves problemas de contaminación en aguas y tierras, número creciente de fallecidos por accidentes del trabajo en la minería y muchas situaciones más de una lista que puede extenderse mucho, los parlamentarios de oposición parecen sumergidos en un hermetismo total.
Sin ejercer las facultades fiscalizadoras que les entrega la Constitución Política del Estado, sin acudir a los organismos de control, como la Contraloría General de la República, sin presentar propuestas para enfrentar y solucionar los problemas reales de las personas, los parlamentarios están sumergidos en un mundo de confusión, peleas internas a nivel de sus partidos y rencillas menores que los han hecho deaparecer de la escena política.
Con la honorable excepción del Senador del MAS Alejandro Navarro y del Diputado DC Gabriel Ascencio, que han hecho acto de presencia y trabajado en este tiempo, el resto de la oposición ha adoptado una actitud vergonzosa, aunque esto no es sólo del último tiempo, sino que fue la tónica de todo el 2010.
No es necesario preguntarse mucho al observar su actitud, a qué se debe el desprestigio de la clase política y por qué existe tan baja valoración del trabajo de los parlamentarios.
Es de esperarse que aquellos y aquellas de vibrantes discursos, encendidas arengas y promesa fácil, decidan sacar alguna vez la voz, ya que sino es lógico preguntarse qué pasa con ellas y ellos, si se callan por oportunismo, por algún acuerdo secreto o por miedo.*****FIN*****
