A un año del terremoto y tsunami, los damnificados que sufrimos la peorcatástrofe de nuestra historia nos sentimos abandonados por el gobierno.
En Dichato, por ejemplo, donde se encuentra el campamento más grande delpaís, con cerca de 500 mediaguas, no se ha levantado una sola vivienda y nohan empezado siquiera las urbanizaciones de las futuras poblaciones. Lasúnicas obras visibles son la canalización de un estero y una cancha detierra, que inauguró recientemente la intendenta del Bío Bío, con bombos yplatillos. Los subsidios de reconstrucción no han sido asignados y la gentevive en la incertidumbre total.
En Constitución, otro de los lugares más golpeados por el sismo, lasituación es parecida. Allí, el presidente inauguró hace algunas semanasmejoras en el acceso de una playa: un mirador y unos cuantos quitasoles demadera.
¿Por qué el Presidente, en el inicio de su campaña publicitaria previa a laconmemoración del 27F, va a Constitución a inaugurar el acceso a una playa?¿Por qué la Intendenta del Bio-Bio inaugura una cancha de tierra? Larespuesta es sencilla: en Dichato y en Constitución, el gobierno no tienenada más que mostrar.
Hoy, a un año del terremoto que dejó a miles en la miseria, los damnificadosde todo el país nos preguntamos, ¿Qué están esperando?
¿Están esperando que la gente se resigne y pierda la esperanza? ¿Estánesperando que la gente abandone lo poco y nada que les quedó? ¿Estánesperando que las familias se endeuden de por vida para recuperar ladignidad perdida? Al Gobierno y a toda la clase política les preguntamos,¿Qué están esperando? ¿Están especulando con el dolor de los damnificados?¿Existe algo más miserable que especular con el dolor de las personas?
De Rancagua a Concepción, hay familias pasando hambre porque no tienenacceso a créditos blandos que les permitan recuperar sus pequeños negocios.
En Cerro O’Higgins, hay familias chantajeadas para que desistan de sulegítimo derecho a demandar al Estado por el derrumbe de un edificioconstruido por SERVIU, donde murieron 8 personas. Sólo si desisten de sudemanda podrán recuperar sus viviendas.
En Cauquenes, hay familias que sacrificaron la universidad de los hijos parapoder pagar un arriendo, porque los jóvenes no han recibido ningún tipo deayuda para seguir estudiando.
En Santiago, hay familias separadas, repartidas en casas de familiares, queviven arrinconadas, tratando de no molestar.
En Talca, miles de familias luchan por no ser expulsadas de los históricosbarrios que habitan desde hace décadas porque no son propietarios o notienen regularizados sus títulos de dominio.
En La Poza, en Constitución, vive Emilio, quien perdió a su padre, a suhijo, su casa, su bote y su motosierra; su historia recorrió el mundo, perode nada le ha servido, porque ni siquiera recibió ayuda para buscar a suhijo desaparecido.
En Chiguayante, Coronel y Talcahuano, hay familias vulnerables que seránexpropiadas y recibirán una miseria por viviendas sociales que pagarondurante décadas. La desesperación es tal, que en Villa Futuro ya optaron poruna huelga de hambre indefinida.
En Concepción, hay personas que deben pagar arriendo, dividendo, terapiasfísicas y psicológicas, abogados, y hasta los peritajes de sus edificioscolapsados, con un sueldo de clase media que no les da a basto.
En Dichato, hay pequeños emprendedores que luego de décadas de trabajohabían conseguido construir casas y negocios que le daban para vivir. El 27lo perdieron todo, hoy sobreviven en empleos precarios y más encima, debenenfrentar expropiaciones arbitrarias que les quitarán el único patrimonioque les quedó: un sitio eriazo.
En las caletas del Maule y Bio Bio, hay pescadores que no pudieron recuperarsus botes por estar en DICOM.
¿Y dónde están los alcaldes, los concejales, los gobernadores, losintendentes, los consejeros regionales, los seremis, los senadores y losdiputados de todos esos distritos? Salvo honrosas excepciones, todos brillanpor su ausencia.
Chile es un país rico. Las arcas fiscales de nuestro país tienen fondossuficientes para construir viviendas dignas a los damnificados que perdieronsu hogar, sin poner en peligro los equilibrios de la economía nacional. Sólonos detiene la voluntad de los políticos.
Somos mucho más ricos hoy que el año 1905, cuando Germán Riesco crea elServicio Sismológico de Chile, después del terremoto de Valparaíso.
Somos mucho más ricos hoy que el año 39, cuando Pedro Aguirre Cerda promulgala «Ley de Reconstrucción y Auxilio y Fomento de la Producción» y crea laCorporación Nacional de Fomento, CORFO, que nace con la misión de impulsarla economía en las zonas afectadas por el terremoto de Chillán.
Somos mucho más ricos hoy que el año 60, cuando Jorge Alessandri posterga suprograma liberal de gobierno, le otorga prioridad a la reconstrucción de LosRíos y la Araucanía, y emprende la epopeya del Riñihuazo, luego del peorterremoto de la historia.
Somos mucho más ricos hoy que el período 1965 – 1970, durante el cualEduardo Frei Montalva utiliza ocho veces el 2% constitucional, para mitigarel sufrimiento de los damnificados de temporales, sequía, terremoto, plagasy cesantía.
Somos mucho más ricos hoy que el año 71, cuando Salvador Allende, levanta encuatro meses un Plan de Reconstrucción que especificaba el tipo y cantidad de viviendas a construir, la entidad a cargo de su ejecución, los plazos y la localización precisa del terreno sobre el cual se levantarían.
¿Qué ha hecho el gobierno de Sebastián Piñera para entrar en la historia delos grandes estadistas de Chile? Ha celebrado los goles de la Roja en lasaldeas de emergencia, ha paseado el papelito de los 33 por el mundo; haconfirmado en su cargo a una Intendenta que utilizó el terremoto como excusapara premiar a sus fieles, aunque estos no fueran damnificados; y hainvadido de efectivos policiales una pequeña localidad costera, parasilenciar a los verdaderos damnificados.
Frente a este panorama desolador, donde prima el abandono del Estado y elabuso de los privados, los damnificados no nos hemos quedado de brazoscruzados. Al contrario. Desde el mismo 27 de febrero del 2010, nosorganizamos primero para sobrevivir dignamente en la emergencia; y luego,hemos trabajado codo a codo para recuperar las condiciones básicas de unavida civilizada: baño, ropa, techo, luz eléctrica, agua potable, visibilidadmediática, legitimidad política, fuentes laborales y la posibilidad de unavivienda definitiva en el mismo barrio que nos vio crecer. Casi todo lo quese ha avanzado en reconstrucción a lo largo de este año, se ha conseguidogracias a la presión de las comunidades organizadas. Y aún así es poco,demasiado poco.
Poco, porque las políticas públicas de reconstrucción nada tienen que vercon la realidad del terremoto. Los subsidios habitacionales son los mismossubsidios que operan en tiempos normales, tan burocráticos que llegan a serabsurdos en tiempos de terremoto. ¿Acaso no es absurdo que una persona que se quedó en pijama en la calle, con apenas su celular en la mano, deba gastar 50 o 100 mil pesos que no tiene, para sacar decenas de certificados que demuestran que es un damnificado, y que luego quede fuera de los subsidios porque su título universitario le otorga más de 14 mil puntos en la Ficha deProtección Social? Casos así, hay decenas de miles entre Santiago y Angol,entre Valparaíso y Tirúa. Las comunidades que han conseguido excepcionespara postular a los subsidios son contadas con los dedos de la mano.
El avance es lento también porque a lo largo de todo el país hay empresariosafilándose los colmillos, esperando la oportunidad para sacar ganancias dela catástrofe. Empresarios turísticos aguardando las expropiaciones delborde costero para comprar a bajo costo. Empresarios inmobiliariosaguardando la desesperación de los damnificados para comprar a bajo costo.Bancos, aseguradoras y liquidadoras apostando a la indefensión de lasvíctimas del terremoto, para sacar utilidades de su desgracia.
Algunos casos han salido a la luz, como el sobrepago de las mediaguas, lacompra de materiales de construcción a las tres grandes cadenas del rubro, yel puente mecano que le costó el puesto al ministro de defensa. Pero quienespagan por sus faltas son los menos. ¿Cómo es posible que pasen estas cosas?¿Cómo es posible que la empresa que construyó el mayor número de edificiosnuevos que resultaron inhabitables o con daños estructurales, se adjudicaralas licitaciones del MOP para estabilizar esos mismos edificios? ¿Por qué sepremia y no se castiga a quienes hacen mal las cosas y se aprovechan de lareconstrucción?
Y hasta la fecha, los damnificados seguimos solos.
Este 27 de febrero del 2011 queremos hacer un llamado especial, a laconsciencia de todos nuestros compatriotas.
A los que tuvieron la suerte de continuar con su vida normal después delterremoto. No se olviden de nosotros. No necesitamos alimentos ni ropa nifrazadas. Necesitamos médicos, psicólogos y psiquiatras que atiendan losproblemas de salud que se arrastran desde hace meses. Necesitamos abogadosque nos orienten y nos defiendan de los abusos de los especuladores.Necesitamos arquitectos, constructores civiles, ingenieros calculistas yestructurales, que nos ayuden a la levantar proyectos de reparación yreconstrucción. Necesitamos periodistas que organicen medios locales, yperiodistas dispuestos a investigar y a publicar en los grandes medios, lasinjusticias que nos aquejan.
A los funcionarios públicos del Ministerio de Vivienda, del Serviu, deBienes Nacionales, de los Municipios, Intendencias y Gobernaciones: Nosotrosno somos el enemigo. No vamos una y otra vez a sus oficinas porque tenemosganas de molestarlos. No nos estamos aprovechando de las circunstancias.Somos damnificados que vivimos en tiempos de emergencia, y actuamos conurgencia porque los problemas nos apremian. Además, somos damnificados conderechos, y para recuperar nuestros derechos, necesitamos que ustedes ponganel bien común por sobre todos los demás intereses.
A los medios de comunicación les pedimos respeto. No conviertan nuestrodolor en farándula, no queremos simulacros de solidaridad, ni llamadoshipócritas a la unidad nacional, no queremos ver nuestra desgracia conmúsica truculenta de fondo y subiendo puntos en el rating. Si van a venir avernos y a pedir testimonios, muestren la realidad tal cuál es: un país sinreconstrucción.
Y finalmente, al Gobierno de Chile, queremos decirle: aún estamos a tiempode enmendar el rumbo. Es de sabios asumir los errores. Asumir que el plan dereconstrucción no puede prescindir de la participación activa de losciudadanos. Asumir que las obras públicas prioritarias deben ser losestablecimientos educacionales y las redes de salud pública. Asumir que hayque invertir mucho más en subsidios habitacionales, y simplificar lapostulación para que ningún damnificado quede en la calle.
La ministra ha dicho que de las 370 mil familias damnificadas, 150 milfamilias son pudientes y no necesitan protección. Pues queremos revisar unopor uno los RUT de esos 150 mil para que no paguen justos por pecadores.Hemos visto con nuestros propios ojos, que aquellos que tienen recursos yareconstruyeron y hoy viven normalmente. Los chilenos no somos masoquistas yno permanecemos en la miseria porque si. Los que están esperando unsubsidio, son los que no tienen medios suficientes para salir adelante,entre ellos, muchas familias de clase media cuyos ingresos no alcanzan paraenfrentar la catástrofe.
Se ha dicho hasta el cansancio que el terremoto es también una oportunidad.Pues bien, nosotros queremos ser parte de esa oportunidad. Los damnificados no solo queremos recibir ayuda, también queremos aportarcon nuestras manos y nuestras ideas a la reconstrucción de pueblos yciudades más sustentables y democráticas.
¿Dónde están los Comités Comunales de Emergencia que establece la ley 16.282para casos de terremoto? Esta misma ley obliga al Ministerio dePlanificación a formular planes regionales de reconstrucción: queremosparticipar en el diseño de estos planes y también en cada uno de los planesreguladores y planes maestros de nuestras comunas, que afectan directamentenuestra vida cotidiana y definen nuestro futuro.
Algunos podrán decir que el ciudadano común no tiene el conocimientonecesario para diseñar el futuro de una ciudad. Bueno, después delterremoto, los ciudadanos comunes nos hemos dado cuenta que muchasautoridades políticas no tienen el conocimiento ni la capacidad de sacar asus pueblos de la ruina; y que por lo tanto, es necesario que todosparticipen en el diseño de la reconstrucción.
No queremos que esta oportunidad termine convirtiéndose en una oportunidadde buenos negocios para unos pocos. Queremos que el terremoto delbicentenario sea una oportunidad de consolidar esa solidaridad de la que nossentimos tan orgullosos como chilenos. Queremos ser solidarios hasta eltuétano. No dar un poquito y luego dormir tranquilos olvidando la miseria delos compatriotas. Sino, dar y dar y dar y dar hasta que duela.
Este es un movimiento ciudadano, diverso y transversal. No somos unmovimiento político, sino un grupo de personas cuyo único denominador comúnes ser un damnificado del terremoto.
Por último, hacemos un llamado a todos los damnificados del país a sumarse anuestro movimiento. Queremos formar una gran red que nos permita compartirexperiencias y soluciones, que nos permita compartir habilidades y recursos,una red solidaria capaz de reconstruir las bases de un futuro dónde todostengamos la posibilidad de ser felices.
¡Damnificados del 27F, los invitamos a construir la verdadera unidad nacional!
Movimiento Nacional por la Reconstrucción Justa -reconstruccionjusta@gmail.com
Organizaciones miembros: Asamblea de Vecinos de Villa Olímpica; Vecinos porla Defensa del Barrio Yungay; Escuela Taller de Artes y Oficios FermínVivaceta; Comité de Vivienda Integración Latinoamericana –todas deSantiago-; “La Mirada de San Hernán” de San Fernando, la Población SantosMartínez de Curicó; el Movimiento Ciudadano Talca con tod@s y la UniónComunal de Juntas de Vecinos Sur Poniente de Talca; las Agrupaciones deComités Por una Vivienda en mi Barrio de Talca; la Agrupación deDamnificados de Constitución; el Grupo Juvenil CONSTT, el Concejo de OrganizacionesSociales y la agrupación “Mauchos Presentes” –todas de Constitución-; laUnión Comunal de Juntas de Vecinos de Cauquenes, la Asamblea de Dichato y laRed Construyamos de Concepción que agrupa a 25 organizaciones de la regióndel Bío Bío.
Organizaciones de apoyo: Observatorio de la Reconstrucción INVI (Universidadde Chile); Hábitat International Coalition (HIC); Agrupación Ancho Camino,Fundación Patrimonio Nuestro, SUR Corporación y ONG Reconstruye de Santiago;ONG SURMAULE de Talca y CEDESUS de Pichilemu.
CARTA DE LOS DAMNIFICADOS DEL 27F AL RESTO DEL PAIS
catástrofe de nuestra historia nos sentimos abandonados por el gobierno.
En Dichato, por ejemplo, donde se encuentra el campamento más grande del
país, con cerca de 500 mediaguas, no se ha levantado una sola vivienda y no
han empezado siquiera las urbanizaciones de las futuras poblaciones. Las
únicas obras visibles son la canalización de un estero y una cancha de
tierra, que inauguró recientemente la intendenta del Bío Bío, con bombos y
platillos. Los subsidios de reconstrucción no han sido asignados y la gente
vive en la incertidumbre total.
En Constitución, otro de los lugares más golpeados por el sismo, la
situación es parecida. Allí, el presidente inauguró hace algunas semanas
mejoras en el acceso de una playa: un mirador y unos cuantos quitasoles de
madera.
¿Por qué el Presidente, en el inicio de su campaña publicitaria previa a la
conmemoración del 27F, va a Constitución a inaugurar el acceso a una playa?
¿Por qué la Intendenta del Bio-Bio inaugura una cancha de tierra? La
respuesta es sencilla: en Dichato y en Constitución, el gobierno no tiene
nada más que mostrar.
Hoy, a un año del terremoto que dejó a miles en la miseria, los damnificados
de todo el país nos preguntamos, ¿Qué están esperando?
¿Están esperando que la gente se resigne y pierda la esperanza? ¿Están
esperando que la gente abandone lo poco y nada que les quedó? ¿Están
esperando que las familias se endeuden de por vida para recuperar la
dignidad perdida? Al Gobierno y a toda la clase política les preguntamos,
¿Qué están esperando? ¿Están especulando con el dolor de los damnificados?
¿Existe algo más miserable que especular con el dolor de las personas?
De Rancagua a Concepción, hay familias pasando hambre porque no tienen
acceso a créditos blandos que les permitan recuperar sus pequeños negocios.
En Cerro O’Higgins, hay familias chantajeadas para que desistan de su
legítimo derecho a demandar al Estado por el derrumbe de un edificio
construido por SERVIU, donde murieron 8 personas. Sólo si desisten de su
demanda podrán recuperar sus viviendas.
En Cauquenes, hay familias que sacrificaron la universidad de los hijos para
poder pagar un arriendo, porque los jóvenes no han recibido ningún tipo de
ayuda para seguir estudiando.
En Santiago, hay familias separadas, repartidas en casas de familiares, que
viven arrinconadas, tratando de no molestar.
En Talca, miles de familias luchan por no ser expulsadas de los históricos
barrios que habitan desde hace décadas porque no son propietarios o no
tienen regularizados sus títulos de dominio.
En La Poza, en Constitución, vive Emilio, quien perdió a su padre, a su
hijo, su casa, su bote y su motosierra; su historia recorrió el mundo, pero
de nada le ha servido, porque ni siquiera recibió ayuda para buscar a su
hijo desaparecido.
En Chiguayante, Coronel y Talcahuano, hay familias vulnerables que serán
expropiadas y recibirán una miseria por viviendas sociales que pagaron
durante décadas. La desesperación es tal, que en Villa Futuro ya optaron por
una huelga de hambre indefinida.
En Concepción, hay personas que deben pagar arriendo, dividendo, terapias
físicas y psicológicas, abogados, y hasta los peritajes de sus edificios
colapsados, con un sueldo de clase media que no les da a basto.
En Dichato, hay pequeños emprendedores que luego de décadas de trabajo
habían conseguido construir casas y negocios que le daban para vivir. El 27
lo perdieron todo, hoy sobreviven en empleos precarios y más encima, deben
enfrentar expropiaciones arbitrarias que les quitarán el único patrimonio
que les quedó: un sitio eriazo.
En las caletas del Maule y Bio Bio, hay pescadores que no pudieron recuperar
sus botes por estar en DICOM.
¿Y dónde están los alcaldes, los concejales, los gobernadores, los
intendentes, los consejeros regionales, los seremis, los senadores y los
diputados de todos esos distritos? Salvo honrosas excepciones, todos brillan
por su ausencia.
Chile es un país rico. Las arcas fiscales de nuestro país tienen fondos
suficientes para construir viviendas dignas a los damnificados que perdieron
su hogar, sin poner en peligro los equilibrios de la economía nacional. Sólo
nos detiene la voluntad de los políticos.
Somos mucho más ricos hoy que el año 1905, cuando Germán Riesco crea el
Servicio Sismológico de Chile, después del terremoto de Valparaíso.
Somos mucho más ricos hoy que el año 39, cuando Pedro Aguirre Cerda promulga
la «Ley de Reconstrucción y Auxilio y Fomento de la Producción» y crea la
Corporación Nacional de Fomento, CORFO, que nace con la misión de impulsar
la economía en las zonas afectadas por el terremoto de Chillán.
Somos mucho más ricos hoy que el año 60, cuando Jorge Alessandri posterga su
programa liberal de gobierno, le otorga prioridad a la reconstrucción de Los
Ríos y la Araucanía, y emprende la epopeya del Riñihuazo, luego del peor
terremoto de la historia.
Somos mucho más ricos hoy que el período 1965 – 1970, durante el cual
Eduardo Frei Montalva utiliza ocho veces el 2% constitucional, para mitigar
el sufrimiento de los damnificados de temporales, sequía, terremoto, plagas
y cesantía.
Somos mucho más ricos hoy que el año 71, cuando Salvador Allende, levanta en
cuatro meses un Plan de Reconstrucción que especificaba el tipo y cantidad de
viviendas a construir, la entidad a cargo de su ejecución, los plazos y la localización
precisa del terreno sobre el cual se levantarían.
¿Qué ha hecho el gobierno de Sebastián Piñera para entrar en la historia de
los grandes estadistas de Chile? Ha celebrado los goles de la Roja en las
aldeas de emergencia, ha paseado el papelito de los 33 por el mundo; ha
confirmado en su cargo a una Intendenta que utilizó el terremoto como excusa
para premiar a sus fieles, aunque estos no fueran damnificados; y ha
invadido de efectivos policiales una pequeña localidad costera, para
silenciar a los verdaderos damnificados.
Frente a este panorama desolador, donde prima el abandono del Estado y el
abuso de los privados, los damnificados no nos hemos quedado de brazos
cruzados. Al contrario. Desde el mismo 27 de febrero del 2010, nos
organizamos primero para sobrevivir dignamente en la emergencia; y luego,
hemos trabajado codo a codo para recuperar las condiciones básicas de una
vida civilizada: baño, ropa, techo, luz eléctrica, agua potable, visibilidad
mediática, legitimidad política, fuentes laborales y la posibilidad de una
vivienda definitiva en el mismo barrio que nos vio crecer. Casi todo lo que
se ha avanzado en reconstrucción a lo largo de este año, se ha conseguido
gracias a la presión de las comunidades organizadas. Y aún así es poco,
demasiado poco.
Poco, porque las políticas públicas de reconstrucción nada tienen que ver
con la realidad del terremoto. Los subsidios habitacionales son los mismos
subsidios que operan en tiempos normales, tan burocráticos que llegan a ser
absurdos en tiempos de terremoto. ¿Acaso no es absurdo que una persona
que se quedó en pijama en la calle, con apenas su celular en la mano, deba
gastar 50 o 100 mil pesos que no tiene, para sacar decenas de certificados
que demuestran que es un damnificado, y que luego quede fuera de los subsidios
porque su título universitario le otorga más de 14 mil puntos en la Ficha de
Protección Social? Casos así, hay decenas de miles entre Santiago y Angol,
entre Valparaíso y Tirúa. Las comunidades que han conseguido excepciones
para postular a los subsidios son contadas con los dedos de la mano.
El avance es lento también porque a lo largo de todo el país hay empresarios
afilándose los colmillos, esperando la oportunidad para sacar ganancias de
la catástrofe. Empresarios turísticos aguardando las expropiaciones del
borde costero para comprar a bajo costo. Empresarios inmobiliarios
aguardando la desesperación de los damnificados para comprar a bajo costo.
Bancos, aseguradoras y liquidadoras apostando a la indefensión de las
víctimas del terremoto, para sacar utilidades de su desgracia.
Algunos casos han salido a la luz, como el sobrepago de las mediaguas, la
compra de materiales de construcción a las tres grandes cadenas del rubro, y
el puente mecano que le costó el puesto al ministro de defensa. Pero quienes
pagan por sus faltas son los menos. ¿Cómo es posible que pasen estas cosas?
¿Cómo es posible que la empresa que construyó el mayor número de edificios
nuevos que resultaron inhabitables o con daños estructurales, se adjudicara
las licitaciones del MOP para estabilizar esos mismos edificios? ¿Por qué se
premia y no se castiga a quienes hacen mal las cosas y se aprovechan de la
reconstrucción?
Y hasta la fecha, los damnificados seguimos solos.
Este 27 de febrero del 2011 queremos hacer un llamado especial, a la
consciencia de todos nuestros compatriotas.
A los que tuvieron la suerte de continuar con su vida normal después del
terremoto. No se olviden de nosotros. No necesitamos alimentos ni ropa ni
frazadas. Necesitamos médicos, psicólogos y psiquiatras que atiendan los
problemas de salud que se arrastran desde hace meses. Necesitamos abogados
que nos orienten y nos defiendan de los abusos de los especuladores.
Necesitamos arquitectos, constructores civiles, ingenieros calculistas y
estructurales, que nos ayuden a la levantar proyectos de reparación y
reconstrucción. Necesitamos periodistas que organicen medios locales, y
periodistas dispuestos a investigar y a publicar en los grandes medios, las
injusticias que nos aquejan.
A los funcionarios públicos del Ministerio de Vivienda, del Serviu, de
Bienes Nacionales, de los Municipios, Intendencias y Gobernaciones: Nosotros
no somos el enemigo. No vamos una y otra vez a sus oficinas porque tenemos
ganas de molestarlos. No nos estamos aprovechando de las circunstancias.
Somos damnificados que vivimos en tiempos de emergencia, y actuamos con
urgencia porque los problemas nos apremian. Además, somos damnificados con
derechos, y para recuperar nuestros derechos, necesitamos que ustedes pongan
el bien común por sobre todos los demás intereses.
A los medios de comunicación les pedimos respeto. No conviertan nuestro
dolor en farándula, no queremos simulacros de solidaridad, ni llamados
hipócritas a la unidad nacional, no queremos ver nuestra desgracia con
música truculenta de fondo y subiendo puntos en el rating. Si van a venir a
vernos y a pedir testimonios, muestren la realidad tal cuál es: un país sin
reconstrucción.
Y finalmente, al Gobierno de Chile, queremos decirle: aún estamos a tiempo
de enmendar el rumbo. Es de sabios asumir los errores. Asumir que el plan de
reconstrucción no puede prescindir de la participación activa de los
ciudadanos. Asumir que las obras públicas prioritarias deben ser los
establecimientos educacionales y las redes de salud pública. Asumir que hay
que invertir mucho más en subsidios habitacionales, y simplificar la
postulación para que ningún damnificado quede en la calle.
La ministra ha dicho que de las 370 mil familias damnificadas, 150 mil
familias son pudientes y no necesitan protección. Pues queremos revisar uno
por uno los RUT de esos 150 mil para que no paguen justos por pecadores.
Hemos visto con nuestros propios ojos, que aquellos que tienen recursos ya
reconstruyeron y hoy viven normalmente. Los chilenos no somos masoquistas y
no permanecemos en la miseria porque si. Los que están esperando un
subsidio, son los que no tienen medios suficientes para salir adelante,
entre ellos, muchas familias de clase media cuyos ingresos no alcanzan para
enfrentar la catástrofe.
Se ha dicho hasta el cansancio que el terremoto es también una oportunidad.
Pues bien, nosotros queremos ser parte de esa oportunidad.
Los damnificados no solo queremos recibir ayuda, también queremos aportar
con nuestras manos y nuestras ideas a la reconstrucción de pueblos y
ciudades más sustentables y democráticas.
¿Dónde están los Comités Comunales de Emergencia que establece la ley 16.282
para casos de terremoto? Esta misma ley obliga al Ministerio de
Planificación a formular planes regionales de reconstrucción: queremos
participar en el diseño de estos planes y también en cada uno de los planes
reguladores y planes maestros de nuestras comunas, que afectan directamente
nuestra vida cotidiana y definen nuestro futuro.
Algunos podrán decir que el ciudadano común no tiene el conocimiento
necesario para diseñar el futuro de una ciudad. Bueno, después del
terremoto, los ciudadanos comunes nos hemos dado cuenta que muchas
autoridades políticas no tienen el conocimiento ni la capacidad de sacar a
sus pueblos de la ruina; y que por lo tanto, es necesario que todos
participen en el diseño de la reconstrucción.
No queremos que esta oportunidad termine convirtiéndose en una oportunidad
de buenos negocios para unos pocos. Queremos que el terremoto del
bicentenario sea una oportunidad de consolidar esa solidaridad de la que nos
sentimos tan orgullosos como chilenos. Queremos ser solidarios hasta el
tuétano. No dar un poquito y luego dormir tranquilos olvidando la miseria de
los compatriotas. Sino, dar y dar y dar y dar hasta que duela.
Este es un movimiento ciudadano, diverso y transversal. No somos un
movimiento político, sino un grupo de personas cuyo único denominador común
es ser un damnificado del terremoto.
Por último, hacemos un llamado a todos los damnificados del país a sumarse a
nuestro movimiento. Queremos formar una gran red que nos permita compartir
experiencias y soluciones, que nos permita compartir habilidades y recursos,
una red solidaria capaz de reconstruir las bases de un futuro dónde todos
tengamos la posibilidad de ser felices.
¡Damnificados del 27F, los invitamos a construir la verdadera unidad nacional!
Movimiento Nacional por la Reconstrucción Justa –
reconstruccionjusta@gmail.com
Organizaciones miembros: Asamblea de Vecinos de Villa Olímpica; Vecinos por
la Defensa del Barrio Yungay; Escuela Taller de Artes y Oficios Fermín
Vivaceta; Comité de Vivienda Integración Latinoamericana –todas de
Santiago-; “La Mirada de San Hernán” de San Fernando, la Población Santos
Martínez de Curicó; el Movimiento Ciudadano Talca con tod@s y la Unión
Comunal de Juntas de Vecinos Sur Poniente de Talca; las Agrupaciones de
Comités Por una Vivienda en mi Barrio de Talca; la Agrupación de
Damnificados de Constitución; el Grupo Juvenil CONSTT, el Concejo de Organizaciones
Sociales y la agrupación “Mauchos Presentes” –todas de Constitución-; la
Unión Comunal de Juntas de Vecinos de Cauquenes, la Asamblea de Dichato y la
Red Construyamos de Concepción que agrupa a 25 organizaciones de la región
del Bío Bío.
Organizaciones de apoyo: Observatorio de la Reconstrucción INVI (Universidad
de Chile); Hábitat International Coalition (HIC); Agrupación Ancho Camino,
Fundación Patrimonio Nuestro, SUR Corporación y ONG Reconstruye de Santiago;
ONG SURMAULE de Talca y CEDESUS de Pichilemu.
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