Santiago de Chile, 3 de Marzo 2011. (Radio del Mar). Esta mañana y gracias a que dos Senadores de la República figuraban como pasajeros, se tuvo conocimiento del inconveniente tenido por un vuelo LAN con itinerario Santiago-La Serena, que lo obligó a regresar al aeropuerto de Santiago. Por supuesto nadie explica que sucedió, ni cual fue el origen o el nivel de riesgo en que se encontraron quienes volaban en ese aparato. Por supuesto, si no hubieran estado los parlamentarios a bordo, nada se habría sabido, como tantas veces. Hace sólo un par de días, la escandalosa demora de 14 horas en un vuelo desde Puerto Montt a la capital, que sólo se justificó diciendo que el personal había sobrepasado su horario laboral, se transformó en una nueva burla para los consumidores.
Ayer fueron 45000 usuarios del Transantiago, que se encontraron con la sorpresa de que su Tarjeta Bip no funcionaba y que los administradores trataban de justificar diciendo que era sólo un 5% del total de usuarios, mientras el Ministro de Transportes como si fuera extraterrestre, decía que lo importante no era el problema de ayer, sino que en un año habría vías rápida desde Peñalolén al Centro, mientras la gente desesperada no sabía como llegar a sus trabajos.
Por supuesto, como todos los días pasa algo, hay 40000 usuarios sin agua potable por 48 horas en Antofagasta, ya que la empresa responsable de la desalinización no se percató de la presencia de algas cerca de las bocatomas. Responsabilidad: ninguna. Sólo se escucha que lo lamentan mucho.
Pero lo que si está claro, es que la indefensión de los consumidores y de los ciudadanos, en general, es total. La locomoción colectiva no respeta a los pasajeros: los buses interurbanos hacen caso omiso de los horarios y su «cartel» actúa de manera especulativa cuando les conviene; la luz, el agua y otros servicios públicos como internet o telefonía móvil se interrumpen en cualquier momento sin importar el servicio que prestan ni el perjuicio que ocasionan; los precios en caja en los supermercados, asi como las fechas de vencimientos de productos no funcionan correctamente; los bancos y financieras siguen con sus «productos amarrados» con total desenfado; el nivel académico de institutos y universidades privadas no es controlado por nadie y sólo existe la obligación de pagar; o el horario de recepción de un producto con entrega a domicilio, siempre lleno de mentiras, incumplimientos e interminables horas de espera, son sólo una muestra desordenada de la selva en que el consumidor debe desenvolverse, sin caer en la vergonzosa colusión de las farmacias y laboratorios, pero los ejemplos se pueden señalar por cientos y en todos los ámbitos.
¿ Cuál es la respuesta a esta sensación de indefensión e impotencia ?. Por supuesto que la respuesta no está en la red de Páginas Web ni los callcenters de las diferentes instancias públicas y algunas privadas que, supuestamente, han sido creadas para defender a los ciudadanos-consumidores. Eso es la alternativa que una sociedad discriminadora ha creado y puesto a disposición de ciertos grupos con más posibilidades. ¿ Porque preguntémonos, es que las trabajadoras y trabajadores, pueden perder un tiempo que les será descontado para concurrir a esas instancias o es que acaso tienen los recursos para hacerlo después de su horario o los implementos tecnológicos para operar desde su casa ?. ¿ Es que alguien les enseña a hacerlo ?. ¿ Y para qué ?. Si a lo máximo que pueden aspirar es a que le digan «lo siento», cuando hay una respuesta, pero compensación por el daño o inveniente causado, eso jamás.
Pareciera entonces, que la respuesta no está en un Estado que ha montado una estructura que sólo busca consolidar y fortalecer determinado tipo de intereses ni en la autoregulación de los grandes consorcios.
Es en la sociedad civil y las organizaciones que allí existen o se generen donde pueden empezar a encontrarse las soluciones que el consumidor requiere. Ello hace pensar si es en su estructura y funcionamiento actual, donde la actividad se reduce a un par de valiosos estudios por año, que está la solución o si debe pensarse en otros mecanismos de funcionamiento más flexibles y más creativos, que permitiendo salvar las dificultades económicas que puedan existir, permita actuar con prontitud y en una actitud de verdadera defensa de quienes justifican su existencia.*****FIN*****
