Santiago de Chile, 2 de Abril «011. (Radio del Mar. Fuente: Agencias desde Kabul). En un día de furia religiosa, motivada por la quema de un ejemplar del Corán en Estados Unidos hace unos días, una multitud tomó por asalto la sede de las Naciones Unidas (ONU) en la ciudad de Mazar e Sharif, al norte de Afganistán, y asesinó a ocho empleados de ese organismo internacional. También murieron cuatro manifestantes a manos de los guardias.
Las víctimas del ataque son cinco hombres de seguridad del organismo, de nacionalidad nepalí, y tres funcionarios de origan rumano, noruego y sueco. Entre ellos hay una mujer, aunque no se la identificó. El jefe de la misión internacional resultó herido durante el ataque, pero logró sobrevivir.
El origen de esta manifestación de cólera musulmana hay que buscarlo en la polémica práctica que llevó adelante una iglesia evangélica de Gainesville, en Florida. El pastor Terry Jones, que lidera la comunidad, había anunciado en septiembre del año pasado que iba a quemar un Corán para conmemorar el aniversario del ataque a las Torres Gemelas. Finalmente no lo hizo porque le llovieron críticas de todo el mundo e, inclusive, del propio presidente Barack Obama. Pero hace sólo 10 días, Wayne Sapp, otro pastor de la misma iglesia, terminó llevando a cabo la promesa de Jones.
El ultraje al sagrado libro islámico generó una ola de indignación en el mundo musulmán y derivó en las protestas de ayer en Afganistán, un país en guerra y con una sociedad muy conservadora en lo religioso. Hubo masivas marchas en varias ciudades, como en Nimroz, Bamiyán y Herat. En todas ellas los manifestantes se dispersaron pacíficamente. No fue así en Mazar e Sharif.
En esa tranquila ciudad del norte afgano, de una gran riqueza en sitios arqueológicos musulmanes y helenísticos, la manifestación comenzó a las 13.30, después de la tradicional oración del viernes. La multitud se dirigió a la sede de la UNAMA, denominación que se le da a la misión de la ONU en Afganistán, y comenzó a arrojarle piedras. En un momento la protesta se radicalizó porque, según la versión de la policía local, entre los manifestantes había “talibanes infiltrados ”. Lo cierto es que la turba terminó atacando a los guardias, los mató y les quitó las armas. Luego asaltaron el edificio, asesinaron a otros tres empleados en el interior y finalmente lo incendiaron.
El jefe de de la policía local, Sher Mohammad Durani, confirmó que “ocho extranjeros fueron asesinados y uno quedó herido”. Y agregó que por lo menos dos de ellos fueron decapitados. “ Sabemos que, en al menos dos casos, los manifestantes golpearon con martillos los cuellos de los trabajadores para decapitarlos ”, contó a los periodistas.
El secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, condenó el ataque y lo calificó de “cobarde”. “Este fue un ataque atroz contra personal de la ONU, que no puede justificarse bajo ninguna circunstancia y que condeno en los términos más contundentes”, sostuvo.
En el mismo sentido se pronunció el presidente de Estados Unidos, Barack Obama: “Destacamos la necesidad de calma e instamos a todas las partes a rechazar la violencia y resolver las diferencias a través del diálogo”. “Los valientes hombres y mujeres de Naciones Unidas realizan su trabajo en apoyo del pueblo afgano. Su trabajo es esencial para construir un Afganistán más fuerte para el beneficio de todos sus ciudadanos”, agregó.
Palabras duras se lanzaron también desde la Unión Europea y la Organización del Tratado del Atlántico del Norte. Catherine Ashton, jefa de la diplomacia de la UE, afirmó que “este es otro ejemplo desafortunado de cómo la ignorancia, la intolerancia y una agresión sin sentido pueden convertir en víctimas a personas completamente inocentes”. Anders Fogh Rasmussen, secretario general de la alianza militar occidental, en tanto, señaló que “las víctimas de estos ataques se dedicaban a ayudar al pueblo afgano a vivir mejor. Al atacarlos han demostrado que no les importa lo que la ONU y toda la comunidad internacional intentan hacer en beneficio de todos los afganos”.
El incidente es visto como un desastre para las Naciones Unidas y las fuerzas internacionales en el país, donde hay 132.000 soldados extranjeros –dos terceras partes son estadounidenses– que apoyan al gobierno afgano en su lucha para frenar a los talibanes. Mazar e Sharif es una de las siete zonas escogidas para inaugurar el proceso llamado de “transición”, por el cual las fuerzas extranjeras cederán la responsabilidad de la seguridad a las fuerzas afganas a partir del 1 de julio.
Si el personal de la ONU no se puede establecer con cierta paz en el país, es muy probable que la organización se vea obligada a considerar el cierre o reducir drásticamente sus operaciones en Afganistán. Por el momento, las autoridades emitieron la orden de aplicar el protocolo “ciudad blanca”, lo que obliga a todo el personal a encerrarse en sus casas y evitar salir a la calle .
“No nos sentimos responsables”
El pastor Terry Jones, que dirige la iglesia de Gainesville donde se quemó el ejemplar del Corán, dijo que estaban “consternados” por lo sucedido, pero que no eran culpables de haber desencadenado la matanza. “No nos sentimos responsables por lo que ocurrió. Los elementos radicales del Islam toman esto como una excusa para promover sus actividades violentas”, sostuvo.
Es más, lanzó nuevas frases en contra del islam. “Lo que nos gustaría es ver a EE.UU. poniéndose de pie, a las Naciones Unidas poniéndose de pie. Es hora de dejar de ignorar la violencia que existe en países musulmanes como Pakistán y Afganistán”, afirmó.*****FIN*****